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Red Internacional
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Universidad. ¿Qué hacer frente a la antidemocracia en la UAdeC?

Las elecciones con un único candidato a rector forman parte de los usos y costumbres del priismo universitario coahuilense.

Miércoles 14 de febrero

Octavio Pimentel ganó las muy cuestionadas elecciones para rector de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC), donde sólo existía un sólo candidato, mientras obstaculizaban y amenazaban a cualquier otro aspirante.

Esta antidemocracia universitaria, donde se tiene que elegir entre el candidato único o nuevas elecciones, también se expresó en el control que cada director ejerció en su propia escuela o facultad, coaccionando el voto a los estudiantes y trabajadores en favor de Pimentel. Difícilmente podría ser de otra forma, ya que la universidad estatal es manejada como un “feudo” por las autoridades y el PRI en Coahuila.

Incluso, ni siquiera se garantizó el derecho al voto secreto, pues los súbditos que Pimentel tiene en cada facultad vigilan las urnas sin reparar en respetar la privacidad de las y los votantes.

Sin embargo, el control casi absoluto manejado en los planteles no impidió que esta vez la inconformidad se expresara de manera activa. La convicción de un grupo de alumnos frente a la violación de la autonomía universitaria sirvió de catalizador para persuadir a más estudiantes de que era necesario hacer algo más que mostrar su malestar en redes sociales.

En Torreón y Saltillo fue donde esto llegó más lejos, pues el estudiantado tomó las instalaciones y cerraron las avenidas frontales. Incluso en Saltillo, mientras se escribe este texto, los alumnos mantienen un plantón en la calle frente a Rectoría.

Sólo la amenaza y el despliegue del miedo por parte de las autoridades pudieron disuadir a los grupos de estudiantes que se ubicaban al frente de este incipiente movimiento contra la antidemocracia universitaria. Empero, el turbio proceso de recambio de rector está muy lejos de ser legitimado por la comunidad escolar.

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Vientos de cambio

Aunque las protestas no lograron echar abajo el proceso de imposición del rector, no debe haber lugar para la resignación. Recordemos que las elecciones con un único candidato a rector forman parte de los usos y costumbres del priismo universitario, enquistado en los órganos de poder internos como nobleza parasitaria.

Por otra parte, lo novedoso del suceso es que la UAdeC no quedó inmune a las pugnas y divisiones que corroen al Partido Revolucionario Institucional a nivel nacional, que lo tienen ahora hundido en una crisis sin precedentes.

Así, el proceso de recambio rectoral de la UAdeC fue la caja de resonancia de las contradicciones en el PRI, donde a nivel estatal los intereses viles del dúo Riquelme-Manolo se han distanciado de los del dúo Moreira-Alito, no menos ruines, conforme la crisis priísta que se profundiza.

Que el ex Rector Hernández Vélez no sólo no haya apoyado, sino que hasta militó en contra de Pimentel es una expresión de esto. Hernández Vélez dejó una universidad en crisis, académicamente derrumbada y con escandalosos boquetes financieros. No conforme, quería imponer a su propio candidato oficialista, pero el nuevo grupo en el poder estatal ya tenía el suyo.

Sólo a eso se debe su oposición al nuevo rector, y no ningún espíritu democrático. Tanto Hernández Vélez como Pimentel sólo son dos fichas de la misma mano podrida.

¿Qué hacer frente a la antidemocracia en la UAdeC?

Aunque la lucha estudiantil no haya podido detener -por ahora- la imposición de Pimentel, no debemos resignarnos ni mucho menos bajar la guardia. El proceso de crisis en la universidad continúa y se profundizará, pues los grupos de poder seguirán usando a la UAdeC como su botín más preciado.

Por eso, debemos sacar las mejores lecciones de esta lucha que incipientemente mostró las bases para iniciar un movimiento contra la antidemocracia en la universidad.

En primer lugar, tenemos que recuperar una tradición asamblearia dentro del activismo universitario, donde escuela por escuela, plantel por plantel, la comunidad discuta democráticamente en asambleas, tanto un plan de acción como un programa de demandas, que vaya más allá de lo coyuntural y ponga sobre la mesa, por ejemplo, cómo eliminar el pago de cuotas, los costos y tiempos excesivos de los trámites, el decaimiento académico, el acoso, el encubrimiento y la impunidad a personajes detestables que gozan de espacios de poder.

Esta tradición asamblearia es sustancial para fortalecer el movimiento, pues las mismas funcionan como imán para atraer a más y más personas a la lucha, así como para sumar a aquellas escuelas que por ahora no hayan participado del conflicto por apatía o intimidación. Mientras más grande sea el movimiento de lucha por la democratización de la universidad, más difícil se romperá.

Estas asambleas deben de ser independientes de las autoridades y de las figuras anticuadas de jefes de grupo.

Además, las asambleas son un antídoto contra los intentos de cooptación del movimiento, pues sólo tomando decisiones de manera horizontal y democrática se logrará que sean todos y no solo unos cuantos quienes decidan. Hay que recordar que los directivos siempre van a intentar dividir para vencer.

No olvidemos que los hitos más gloriosos del movimiento estudiantil mexicano, es decir, el movimiento del 68 y la huelga de la UNAM de fin de siglo, tuvieron como órganos de dirección instituciones asamblearias, con el Consejo Nacional de Huelga (CNH) y el Consejo General de Huelga (CGH), respectivamente, creados al calor de la huelga y que funcionaban asambleariamente, lo que les permitió fortalecerse y pasar a la historia.

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En segundo lugar, es preciso forjar una alianza entre trabajadores y estudiantes, pues a ambos los une el mismo interés de luchar por una universidad al servicio del pueblo. La corrupción y la antidemocracia afectan a toda la comunidad.

Con la unidad de estudiantes, docentes y trabajadores de la UAdeC, es posible eliminar la corrupción instalada desde hace décadas; acabar con el nepotismo y el encubrimiento de abusadores y, en suma, sacar al PRI de la universidad.

Por último, desde el Movimiento de Trabajadores Socialistas (MTS) en Coahuila, consideramos que para conquistar una universidad verdaderamente al servicio de las grandes mayorías es necesaria la anulación de la figura del Rector y la implementación de un gobierno tripartito, con mayoría estudiantil y la participación de docentes y trabajadores, que decida el rumbo de la UAdeC en función de las necesidades de las mayorías pobres y trabajadoras en Coahuila.

Si coincides con estas ideas y propuestas, te invitamos a ponerte en contacto con nosotros a través de las redes sociales e impulsarlas juntos.

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