Son millones de familias quienes han tenido que migrar arriesgando su vida para escapar de las guerras, la crisis climática y el hambre, y ante esta crisis la respuesta de los partidos oficialistas y de derecha, así como de los gobiernos de Piñera y Boric ha sido solo criminalización, xenofobia, leyes represivas y expulsión.
Domingo 21 de abril
A nivel mundial hemos visto como familias completas tienen que salir de sus hogares para buscar un lugar “mejor” para vivir, crisis humanitaria que aumenta cada día y que tiene responsables políticos que buscan seguir trabajando para los intereses imperialistas, lo que ha llevado a que miles de personas, mujeres, niños tengan que arriesgar su vida para escapar de las guerras, la crisis climática y el hambre, cifra que hasta el 2020 era de 281 millones de personas migrantes, según OIM (Onu Migración)
Esto se repite a nivel nacional y principalmente en el norte, donde hemos visto en los pasos fronterizos familias completas, entre trabajadores, mujeres y niños queriendo buscar un mejor porvenir, pero en cambio reciben políticas antimigrantes. Todos y todas han utilizado la crisis migratoria para poner sus intereses por delante, por un lado está el ex presidente Sebastian Piñera quien el 2019 invitó en Cúcuta a que venezolanos migraran hacia el territorio nacional, discurso populista que en medio de la crisis buscaba establecer a Piñera como líder regional, pero que luego cambió ya que el Gobierno de Piñera y las fuerzas de derecha implementaron un estado de excepción con un discurso xenófobo contra los inmigrantes, que incluyó persecuciones y quema pública de sus pertenencias.
Frente a esta crisis, Boric ha continuado con el legado de Piñera, manteniendo por un tiempo el estado de excepción en el norte y manteniendo el decreto N° 265 que implementó Piñera, el cual fue modificado en febrero del 2021 otorgando más facultades policiales a las FFAA y la coordinación con las autoridades locales en el control fronterizo, aumentando en un 30% la presencia militar en la frontera y una mayor logística con la Armada.
Todo este tiempo solo han realizado políticas antimigrantes, igualando a los migrantes a la delincuencia, poniendo toda una política de inseguridad, donde los medios de comunicación utilizan a diario este discurso reaccionario, mostrando que la delincuencia es responsabilidad de los migrantes, pero de acuerdo con Gendarmería, solo 5.722 extranjeros ocupan las cárceles chilenas, un 12,1% del total de 47.360 reclusos, lo que equivale al 0,38% de la población migrante del país, acorde al Servicio Jesuita a Migrantes.
Estas cifras demuestran lo contrario a lo que todos los sectores no quieren hacer creer, donde solo han puesto por delante el tener miedo, sensación de inseguridad. Ante esto el alcalde de la Florida, Rodolfo Carter dice “Ha llegado la hora de que los delincuentes tengan sólo una elección, tienen que elegir dónde quieren estar: en la cárcel o en el cementerio”. Dichos como esto solo van en contra de los pobres, especialmente en contra de los migrantes, pero a lo largo del tiempo hemos visto que el desarrollo del narcotráfico y ventas de armas han estado ligados con empresarios y policías, así como los fraudes al fisco, desfalcos, etc están ligados a los partidos tradicionales, especialmente a la derecha.
Hoy vemos como se muestra la expulsión como solución a la delincuencia, poniendo como enemigo al migrante, pero esas acciones y discursos solo han buscado dividirnos, sin poner jerarquía a los grandes problemas como son la falta de viviendas, manteniéndose el negocio inmobiliario, siendo imposible acceder a casa propia, por lo que las tomas han aumentado y según el ministro de vivienda las cifras llegan a 1.472. A esto se le suma el aumento de la pobreza, la crisis de salud con listas de espera interminables y la crisis educativa que se ha visto a través del paro educativo en Antofagasta, donde cientos de niños, niñas y jóvenes están sin estudiar porque no se han construido establecimientos educativos hace más de 12 años, así como quienes estudian reciben una alimentación precaria, hacinamiento, falta de salud mental, entre otras.
Todo esto nos demuestra que somos la mayoría quienes sufrimos de estas condiciones, aun cuando muchos sectores nos quieren dividir y poner a los migrantes como enemigos, la realidad es que somos compañeros de trabajo, son estudiantes y apoderados quienes están detrás de esa etiqueta de delincuente, pero en realidad como nos mostró el paro educativo es que debemos unirnos como trabajadores y oprimidos, ya que tenemos enemigos comunes que mantienen estas condiciones para las mayorías, siendo una minoría que se lleva esas exorbitantes ganancias de la minería.
Si se implementaran medidas como impuestos extraordinarios a las grandes empresas y grupos económicos, se podrían obtener recursos rápidamente y no solo financiar un plan de acogida internacional como el mencionado, sino que también responder a las necesidades sociales de la población en su conjunto.