En las vísperas al cambio de mando en Estados Unidos, su país vecino México sufre una importante crisis política, económica y social.
Domingo 15 de enero de 2017
A pocos días de iniciado el año 2017, y en directa consonancia con las convulsiones políticas generadas por la victoria de Donald Trump en Estados Unidos que se exaltan aún más en los días previos a su asunción, una importante crisis sacude a México. Signada por diversas acciones y masivas movilizaciones, se cruza el descontento con un régimen cómplice del asesinato de activistas como lo fue el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa, por el encarecimiento de la vida y los límites de modelo de crecimiento económico.
El gasolinazo
Lo anunciaron como una sorpresa navideña y entro en vigor el primero de enero, el mayor incremento de los precios de los combustibles en los últimos 20 años como producto de una reforma energética que buscaba liberalizar el precio de las gasolinas permitiendo la entrada de capitales transnacionales. Los efectos de esta se hacen sentir en el bolsillo de millones de familias trabajadoras mexicanas que se ven amenazadas por el aumento de la carestía de la vida como consecuencia del gasolinazo
El efecto Trump
Sin lugar a dudas, el gasolinazo ha sido la más grave de las consecuencias de lo que se denominado como el efecto Trump, una seguidilla de tambaleos económicos a nivel mundial producto de la especulación en torno a la política que tendrá el próximo presidente de la principal potencia mundial. Dentro de los más golpeados por el efecto Trump, ha sido México uno de los principales ejes de la política del futuro mandatario. Las promesas sobre muro en la frontera y las deportaciones masivas de inmigrantes, junto al reciente retiro de inversiones de la Ford presionado por Donald Trump han hecho tambalear la economía mexicana en el último tiempo.
Por otro lado, la incertidumbre económica producto de la victoria de Trump ha venido acompañada por un importante rechazo social hacia el mandatario norteamericano por su postura xenófoba contra los latinos.
Frente a este escenario, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto, ha buscado fortalecer los estrechos nexos con Washington ante la amenaza del proteccionismo de Trump, el gasolinazo se enmarca en este escenario al permitir la entrada de capital norteamericano a la industria petrolera mexicana. Todo parece indicar que, de continuar así, el gobierno mexicano buscara mantener el modelo de crecimiento que México posee actualmente, es decir, un modelo económico subordinado al imperialismo norteamericano.
La crisis de Enrique Peña Nieto
Una de las principales cuestiones que han puesto en jaque al gobierno es el mismo modelo de crecimiento económico que ha impulsado. En los últimos años el gobierno de Enrique Peña Nieto había impulsado una serie de tratados económicos con Estado Unidos que habían significado implicó un ciclo de inversión productiva enorme en México, un salto inusitado en las exportaciones, y un salto de consumo y crédito que llegó a distintos sectores de la población. Esto había brindado una estabilidad económica en contra tendencia con el resto de américa latina durante el último tiempo. Este mismo modelo evidencio su propio limite, que producto del ascenso de Trump ha caído en in ciclo desestabilizador en el marco de la crisis económica mundial y con un bajo crecimiento a nivel nacional.
En este marco, Enrique Peña Nieto se encuentra más solo que nunca, según señala la prensa mexicana. Por un lado, el histórico abandono del diciplinamiento al presidente dentro de su propio partido -el PRI- que buscan desmarcarse del gobierno pensando en las elecciones del 2018. Por otro lado, el abandono de sectores de la burguesía que anteriormente habían apoyado al gobierno.
Desde el gasolinazo, el descontento social con el gobierno ha ido incrementando como se manifiesta en el aumento de las movilizaciones bajo la consigna “Fuera Peña Nieto”. Sin embargo, no se puede entender el descontento con el gobierno como algo exclusivo de las últimas semanas. Ya desde 2014 el descontento con Peña Nieto se había hecho sentir con las masivas movilizaciones por los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, y antes de eso con el movimiento “YoSoy132”.
En un momento donde se mezclan elementos de crisis económica y política se vuelve importante retomar la categoría del revolucionario italiano Antonio Gramsci acerca de la Crisis Orgánica. Para Gramsci una crisis orgánica implica una crisis política, económica y social que puede ser abierta por la acción de los explotado, pero también como por el “fracaso de la clase dominante” (como el modelo económico de subordinación al imperialismo en tiempos de Trump) en donde “los grupos sociales se separan de sus partidos tradicionales” y donde la “situación se torna delicada y peligrosa”.
¿Por qué apoyar la lucha del pueblo mexicano?
Sin duda, la lucha del pueblo mexicano toma un carácter anti-imperialista claro donde la lucha del pueblo mexicano contra el ajuste de su propio gobierno es una lucha contra la subordinación misma al imperialismo norteamericano en los márgenes de la incertidumbre del efecto Trump. Esta es la misma lucha de los pueblos latino americanos contra el imperialismo norteamericano, el mismo que propicio las dictaduras militares en las décadas pasadas y que mantiene a las diferentes economías subordinada a la política económica estadounidense.
Así mismo, la victoria del pueblo mexicano en contra del ajuste del gobierno de Peña Nieto puede abrir nuevas perspectivas para los trabajadores en Chile, que se han visto golpeados por los despidos masivos en el marco de la desaceleración económica, así como también los trabajadores de los otros países latinoamericanos que se han resistido el ajuste que han impuesto los gobiernos de sus países.