Según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en 2019, de las y los estudiantes mexicanos que se alimentaban en las escuelas a través del fondo asignado por el Programa de Escuelas de Tiempo Completo (PETC) alrededor de un 65 % no ingería ningún otro alimento a lo largo del día.
Maestra Teresa Aguilar Maestra de secundaria, Agrupación Magisterial y Normalista Nuestra Clase
Jueves 17 de marzo de 2022
Ni a los tutores, madres y padres de familia, ni a las y los estudiantes, así como tampoco a las y los docentes que formaban parte de este programa, que beneficiaba a unos 3.6 millones de estudiantes, se les consultó acerca del cierre del mismo. Siendo lxs principales afectados económica y socialmente, tal como lo menciona la maestra Luna Pérez en esta nota: ¿Qué hay detrás de la eliminación de las Escuelas de Tiempo Completo?
A inicios de marzo de 2021 más de 5,500 maestras y maestros de PETC en Tamaulipas salieron a las calles para exigir el pago de salarios de cuatro quincenas y contra la desaparición de estas escuelas, pero sus demandas fueron ignoradas y ahora el programa ha sido quitado de manera oficial en todo el país.
Lejos de la crítica hecha por el sector empresarial de Mexicanos Primero, acerca de que el PETC servía de acompañamiento a las y los estudiantes mientras sus padres o tutores se encontraban trabajando, lo cierto es que en las zonas donde el programa existía, las jornadas laborales son efectivamente extenuantes, yendo de 12 hasta 16 horas diarias, lo que impide que las familias tengan oportunidad de convivir y asumir roles distintos a la manutención económica.
Lo que en realidad necesitan las familias beneficiadas con el PETC es que sus jornadas laborales se reduzcan sin que esto signifique la disminución de su salario, por el contrario, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es uno de los países con las jornadas laborales más extensas a nivel internacional. Lo que urge es dividir las horas laborales entre las filas de desempleadxs.
Además del beneficio de atención segura a lxs estudiantes, que llegó a significar el PETC para las familias trabajadoras, la desaparición del programa en medio de la crisis económica y social que profundizó la pandemia, contribuyó al empeoramiento de la situación de pobreza adquisitiva que incrementó alrededor de un 51 % en niñas, niños y jóvenes en esta condición, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Esto también profundiza el problema de desnutrición que según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en 2020 reportó como el 22.5 % de la población nacional en condición de vulnerabilidad por carencia de acceso a la alimentación nutritiva y de calidad, esto equivale a una cifra de 28.6 millones de personas que acuden a una clínica para pedir apoyo por esta causa, es decir, no contempla a toda la población con este padecimiento, que además en 2021 reportó un crecimiento de 18.8 %.
En conferencia de prensa, el presidente, López Obrador y la secretaria de educación pública, Delfina Gómez, mencionaron que el presupuesto designado para el ejercicio fiscal de este año priorizaría el programa La Escuela Es Nuestra (LEEN) para atender las necesidades de las escuelas apartadas de las ciudades en detrimento del PETC, sin embargo el programa LEEN ha dejado varias obras inconclusas y 552 millones de pesos cuyo destino se desconoce en la revisión a la cuenta pública, hecha por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en 2020.
¿Es necesario recuperar el PETC?
La necesidad de que nuestrxs estudiantes estén bien alimentadxs para que puedan aprender los contenidos de sus cursos en la escuela y se desarrollen plenamente en todos los ámbitos de su vida, no quiere decir que el PETC deba seguir operando como antes, ni que realmente signifique un beneficio para las familias trabajadoras.
El problema real es que sus salarios no cubren las necesidades de la canasta básica, al mismo tiempo que la desigualdad económica se acrecienta entre ricos y pobres, lo que ha profundizado el rezago educativo y el abandono escolar; por eso, una de las razones para demandar el aumento al presupuesto educativo es para que el Estado garantice la alimentación de las y los estudiantes, tal como lo señala el artículo 4º constitucional; así como el pago completo de los salarios del personal educativo, algo con lo que tampoco está cumpliendo.
El cierre del PETC sin un programa que cubra la necesidad alimentaria de lxs estudiantes que atendía es una muestra más del desprecio hacia la vida de las familias trabajadoras por parte del gobierno, pues la beca del bienestar, con 840 pesos mensuales no alcanza a cubrir las necesidades que deberían poder ser cubiertas por un salario digno, mismo que los empresarios les niegan a sus trabajadorxs, así como hubo tantos que negaron la continuidad laboral o el salario completo en el auge de la pandemia, cuando más era necesario.
Por eso, desde la Agrupación Nuestra Clase defendemos que para lograr todas nuestras demandas es necesaria la organización permanente de trabajadorxs, madres, padres y tutores, así como estudiantes que conocen las necesidades de las escuelas.
No podemos confiar en los partidos políticos del régimen y empresarios que pretenden seguir degradando las condiciones de vida y alimentación de las familias trabajadoras, por eso es necesario también que las maestras y maestros que nos preocupa la situación de nuestras alumnas y alumnos, construyamos planillas independientes y democráticas desde las bases magisteriales que luchen por la democratización del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
En lugar de la militarización, el pago de la deuda externa e interna, el despojo de recursos naturales y la devastación medioambiental causadas por la construcción de megaproyectos impopulares que llevan a cabo el gobierno de la 4T y en su momento, los gobiernos anteriores, necesitamos que todos esos recursos se destinen a educación y salud pública. Con impuestos progresivos a las grandes fortunas y a las trasnacionales que operan en México, bien podrían garantizarse salarios acordes con la canasta básica y el aumento de la inflación, para que nuestrxs estudiantes dejen de tener problemas de desnutrición y no haya más problemas de deserción y rezago escolar.