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Red Internacional
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Elecciones 2018. ¿Qué implica para los socialistas la nacionalización de la banca?

En el segundo debate presidencial, Jaime Rodríguez Calderón, el Bronco, expriista y candidato "independiente", lanzó la propuesta demagógica de expropiar Citibanamex como parte de la renegociación del TLCAN.

Martes 22 de mayo de 2018

En el segundo debate presidencial, Jaime Rodríguez “El Bronco”, ex priista que hoy se presenta a elecciones como candidato independiente, lanzó la propuesta de expropiar Citibanamex como parte de su estrategia para ejercer presión al gobierno de Donald Trump en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Jaime Rodríguez y Carlos Slim

"El Bronco", cuya propuesta durante el primer debate entre presidenciables de mutilar a quienes estén acusados de robo causó polémica, recurriendo a una retórica nacionalista, aseguró que la expropiación de Banamex (es decir, recuperar los activos de este banco de origen mexicano que están en manos del banco estadounidense Citibank) era también una respuesta a la bravuconería por la que se ha caracterizado el gobierno de Trump contra México y los migrantes.

Nacionalización ¿en beneficio de quiénes?

En 1982, bajo el gobierno del priista José López Portillo, el Estado decretó la nacionalización de la banca. La crisis en México desatada por el aumento de las tasas de interés impuesto por Washington sobre los numerosos préstamos con que el Banco Mundial y otros 550 bancos privados habían sobreendeudado a México, así como la reducción de los ingresos petroleros, derivaron en esta medida que, en realidad, buscaba rescatar a los bancos de la quiebra asumiendo sus deudas.

Con discursos nacionalistas incendiarios, que incluyeron el anuncio "triunfal" de la expropiación de 6 mil millones de dólares (mismos que serían devueltos a los banqueros casi íntegros como indemnización), el poder político declaró que "no nos volverían a saquear", luego de acusar que empresarios acaudalados, huyendo de la crisis, estaban adquiriendo bienes raíces en Estados Unidos y con ello, protagonizando una fuga de capitales. Lo que no dijeron fue que esta fuga fue posible gracias a la complicidad entre banqueros extranjeros y las cúpulas empresariales y políticas mexicanas, de cuyos intereses era garante el PRI.

Apenas tres meses después del anuncio de nacionalización, se devolvió a los exbanqueros 34% de las acciones expropiadas.

El siguiente presidente, Miguel de la Madrid, emprendería una serie de medidas que compensaron con creces a los antiguos dueños de los bancos. Fomentando así el ascenso paralelo de una banca reforzada por entidades financieras diversas como aseguradoras, sociedades de inversión y organizaciones auxiliares de crédito.

Hacia 1986 la prensa internacional calificaba el mercado de acciones mexicano como el más activo del mundo y el que ofrecía mejores rendimientos. El gobierno federal alimentó este crecimiento al utilizar al mercado bursátil para fondear petrobonos, Certificados de la Tesorería de la Federación (cetes) y otros valores. La deuda interna aumentó.

Para 1987 el desplome mundial de las bolsas (el lunes negro del 19/10 que en Nueva York evaporó 500 mil millones de dólares en acciones bursátiles) impactó el sistema financiero mexicano. En medio del caos, las casas de bolsa se vieron involucradas en denuncias de violación de contratos, falsificación de firmas, alteración y retención de documentos, simulación de actos públicos, cargos indebidos y hasta cargos por secuestro, amenazas y extorsiones. Miles de inversionistas quebraron. Aunque nombres como Carlos Slim, de Inversora Inbursa y Carlos Hank Rohn, de Interacciones, fueron intocables en las de por sí simuladas pesquisas.

Carlos Salinas y Miguel de la Madrid

El proceso de reprivatización bancaria tuvo en 1990 un empuje especialmente significativo con la Ley de Instituciones de Crédito impulsada por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari y su subsecretario de Hacienda, Guillermo Ortiz Martínez.

Guillermo Ortiz Martínez presidió el Comité de Desincorporación Bancaria. En 1998 fue nombrado gobernador del Banco de México, cargo que ostentaría hasta 2010. Fue también representante de México ante el Fondo Monetario Internacional.

Esta Ley autorizó la compra de 18 instituciones financieras por bancos particulares. La subasta de éstas recaudó 13 mil millones de dólares, los cuales fueron utilizados para pagar la deuda interna, es decir, al mismo puñado de magnates que se había beneficiado con la nacionalización ocho años antes.

Carlos Salinas y Carlos Slim

Muchos de los intermediarios financieros que compraron bancos eran aliados del PRI, algunos miembros de la Comisión de Financiamiento y Consolidación Patrimonial, responsable de recaudar fondos para la campaña presidencial de Salinas en 1988 quienes también cooperaron para la de Ernesto Zedillo en 1994.

En abril de 1993 se celebraría la famosa cena en la casa de Tres Picos, mansión de Antonio Ortíz Mena reconocido por sus 18 años como secretario de Hacienda, en donde el presidente Salinas "pasó la charola" no sólo a los beneficiarios del remate de bancos, sino también al ganador de Telmex (y también poseedor de acciones en Banamex y otros grandes bancos) Carlos Slim y a quienes se beneficiaron con el Fobaproa.

La Ley para Regular las agrupaciones financieras, que autoriza la formación de grupos financieros en nuestro país, fue parte de las medidas desreguladoras de Salinas. Se liberalizaron, además, las tasas de interés, medida que dio a los bancos la libertad de fijar su nivel y plazos propios. La Ley del Mercado de Valores autorizó a los inversionistas a fijar sus políticas de diversificación libremente.

Arturo Ortiz Mena, anfitrión de la cena de Tres Picos

Tras el "fracaso" en la administración de estos bancos, que implicó que se inyectara para su rescate casi tres veces de lo recibido en la venta, en 1994 se publicaron las Reglas para el Establecimiento de Filiales de Instituciones Financieras del Exterior, que entregó la banca mexicana a la inversión extranjera. En este año Citibank obtiene la primera autorización para operar en territorio mexicano como filial de dicho banco extranjero, lo cual le permitió ampliar sus operaciones.

Guillermo Ortiz y Enrique Peña Nieto

En 1995 Citibank y HSBC (de capital inglés y principalmente de Hong Kong) adquirieron los más grandes consorcios mexicanos, producto de la ampliación de límites de participación impuesto a México en la firma del TLCAN. Hacia 1998 Citibank continuaba avanzando y adquiría Banca Confía. Hacia 2001 fusionaría a Banamex.

¿Qué implica para los socialistas la nacionalización de la banca?

La "nacionalización" impulsada por el mismo Estado y su posterior reprivatización, fueron mecanismos que beneficiaron al mismo puñado de magnates, mientras que las grandes mayorías enfrentaron la devaluación del peso, niveles históricos de desempleo y la caída del poder adquisitivo en medio de un claro panorama recesivo. Con estas medidas la concentración de la riqueza continuó en manos de grupos industriales y financieros mexicanos y extranjeros.

La expropiación de los bancos privados y la estatización del sistema de créditos bajo el control de sus trabajadores es uno de los apartados del Programa de Transición que escribiría León Trotsky en 1938 para el Congreso Fundacional de la Cuarta Internacional. Y es de vital importancia porque a través de esta consigna es cómo se logra sentar las bases de la planificación económica.

Para los socialistas, no se trata de una nacionalización dirigida desde arriba por la burguesía que, en el caso de México, tuvo el objetivo de salvar a los capitales. Nosotros impulsamos la expropiación y la nacionalización/estatización de la banca, sin indemnización, y sostenemos que para lograrlo es fundamental la movilización revolucionaria de los trabajadores y los sectores populares. A la par, consideramos que para que esta estatización este realmente al servicio de las grandes mayorías, es necesario imponer un gobierno obrero y popular.

Expropiar a los bancos no implica en ningún momento la expropiación del dinero de los pequeños depósitos bancarios, sino por el contrario, de las grandes fortunas del capital financiero, es decir, ir en detrimento de la alta finanza, buscando generar mejores condiciones para los pequeños inversores.

Para esto es necesario unificar todos los bancos en una institución nacional única, permitiendo crear así un sistema de inversión y crédito que responda a los intereses de toda la nación. Esta banca del Estado podrá otorgarles a los campesinos, artesanos y pequeños comerciantes, condiciones privilegiadas, es decir crédito barato. Teniendo como eje rector que toda la economía dirigida por este Estado mayor financiero único, sirva a los intereses de los obreros y los trabajadores.

En este sentido, la propuesta que "el Bronco" puso sobre la mesa de la expropiación de Citibanamex, no es más que una propuesta en todo caso demagógica. Rodríguez Calderón, proveniente de las filas priistas, las mismas que encabezaron la “nacionalización” que benefició a los grandes banqueros, actúa al servicio de los grandes empresarios industriales y del capital financiero y por ello no tiene ningún inconveniente en que éstos salgan de sus apuros financieros saqueando las arcas del Estado una y otra vez.