En la campaña electoral se le dio importancia al voto joven. En este sector también se expresó un castigo al gobierno: a derecha (Juntos) y a ultraderecha (Milei). Pero también la izquierda hizo una elección histórica y se transformó en tercera fuerza nacional, lo que es un punto de apoyo para enfrentar la reforma laboral y los ataques a la educación. Comencemos el debate.
Micaela Riveros @lucia.mica
Sábado 25 de septiembre de 2021 01:00
Ph: MiliMicaela
En el gobierno de Alberto Fernández, los índices de desocupación juvenil hablan por sí solos. Todos tenemos un amigo o conocido que tiene trabajo en negro o directamente no consigue. En las elecciones sacaron programas como "Empleo joven" que no resuelven la desocupación, sino que buscan emparchar con más precarización esta situación. No es poca cosa que hayan anunciado un aumento del salario mínimo vital y móvil que llegará a $33.000, en cuotas. Una miseria total. Y esto también afectó los programas sociales donde los jóvenes son beneficiarios, como el Potenciar Trabajo y la beca educativa Progresar, que se mantienen atados a esos índices salariales.
El descontento con esta situación terminó expresándose en el resultado electoral, y desató una crisis en la coalición de gobierno, que se resolvió por derecha con un nuevo gabinete de los barones del ajuste y mano dura como Aníbal Fernandez; en defensa de la oligarquía sojera como Julián Dominguez y fervientes antiderechos como Manzur. Nada bueno puede venir de ahí para nosotres.
La fuerza de la juventud…
Estas elecciones se dan en un contexto de agudización de la crisis capitalista internacional producto de la pandemia y el aumento de las tensiones entre los estados capitalistas. En este contexto, vemos tendencias a la extrema derecha como Bolsonaro, y por izquierda, un nuevo ciclo de revueltas en América Latina, que tienen a la juventud al frente como ocurrió en Chile contra el modelo neoliberal.
En Argentina, no asistimos a ese tipo de enfrentamientos con los gobiernos y empresarios. Sin embargo, vemos el inicio de un proceso de bronca y desencanto con el peronismo en el poder, que no se veía desde hacía mucho tiempo. A la derecha, fenómenos como Milei se manifiestan por ahora de manera electoral, centralmente como una radicalización del espacio del macrismo en CABA. Pero también llegó a un electorado no consolidado que optó por esa variante producto de la desprestigiada casta política de los mismos de siempre, inclusive entre sectores populares donde gana el discurso del "sálvese quien pueda" y una estigmatización hacia las personas que cobran planes sociales como vía de supervivencia. En su agenda, buscan ir contra los derechos de las y los trabajadores, y especialmente son una reacción al movimiento de mujeres y la diversidad y de los derechos humanos.
Por otro lado, avanzó el Frente de Izquierda Unidad con la fuerza de miles de jóvenes y trabajadores, muchos de los sectores más afectados por la crisis, como un reconocimiento por estar siempre en sus peleas. Desde que asumió Alberto Fernández, vimos reclamos por el acceso a la vivienda que incluyeron el enfrentamiento a la represión como ocurrió con las y los vecinos de Guernica; los autoconvocados como los laburantes del Citrus en Tucumán, los de la salud de Neuquén, los ferroviarios por el pase a planta permanente coordinados y desde abajo.
También por ser parte de las peleas en el movimiento ambiental, como el de Mendoza o Chubut, que volvió este viernes a las calles en la movilización internacional contra el cambio climático en todo el país. Y en la lucha de las mujeres y disidencias por el derecho al aborto donde con la fuerza de millones en las calles, conquistamos lo que nos querían hacer creer que era imposible. Contra los dinosaurios que hoy están entre las filas de la derecha, pero también los del peronismo, como nos recuerda la designación de Manzur que torturó niñas, obligándolas a ser madres.
A su vez, la izquierda también presenta un programa para que la crisis no la pague el pueblo trabajador, contra el FMI y sus planes y el planteo del reparto de las horas de trabajo para atacar la desocupación y precarización laboral. En las calles vamos a continuar éstas y todas nuestras luchas.
...para las peleas que se vienen
Ya en los medios se empieza a hablar de una reforma laboral, con el supuesto argumento de “generar empleo”. Estos intentos los vimos en proyectos de ley presentados por diputados como Lousteau, aquel que en su momento el peronismo llamó a apoyar como "mal menor" frente a Larreta. Este último y los libertarios como Espert y Milei, también quieren ir en ese sentido: menos derechos para las y los trabajadores y especialmente para la juventud. 3 de cada 10 jóvenes están desocupados, el 63 % trabaja en la informalidad, y el promedio salarial para las y los menores de 24 años es de $22.687, pero en el caso de los informales es de $14.568. Las cifras en el caso de las pibas, son peores. Si aún conservas un laburo con derechos, ¿te imaginas que te los quiten? Y si tenés laburo pero precarizado, ¿se puede trabajar aún en peores condiciones?
Por su parte, el FDT sostiene la estructura laboral menemista y dejó pasar los ataques por sectores, -con aval de la dirigencia sindical burocrática. Frente a esto, las conducciones sindicales peronistas (CGT) y kirchneristas (CTA) no dan señales de un plan de lucha para enfrentarlo.
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Más que nunca, hay que pelear por la unidad de las filas obreras entre jóvenes y adultos, precarios, informales y en blanco, ocupados y desocupados, nativos y extranjeros, sin distinción de género. Si comienza una resistencia frente al plan de los empresarios la juventud tiene que estar en la primera línea de esta pelea para pelear por sus derechos.
Otro de los elementos que afecta directamente a la juventud es el ataque a la educación pública: el presupuesto de 2021 implicó un ajuste del 13 % para las universidades. Una realidad que termina expulsando sobre todo a los hijos de trabajadores y trabajadoras de las escuelas y universidades públicas. Los índices de deserción se explican por la falta de recursos y el ajuste educativo por parte de los que prometían ser el “gobierno de los científicos”. Las conducciones de los centros de estudiantes y federaciones en manos del radicalismo y hasta el PRO en algunos casos, así como también del peronismo y el kirchnerismo, vienen dándole la espalda a estos reclamos.
Ante este panorama, la situación que se viene puede tener a la juventud al frente: hay que conquistar una fuerza que recupere los centros de estudiantes como herramientas de organización y lucha. Entre la juventud trabajadora, un desafío enorme es preparar la fuerza para imponer a las burocracias sindicales que tomen la bandera de trabajo con derechos, siendo las pibas y pibes los más castigados entre la clase trabajadora. Y preparar la mayor unidad posible ante cualquier ataque como el de una reforma laboral. Un punto de apoyo para lograr esta movilización, es la simpatía que causó el planteo de repartir las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, sin afectar el salario y garantizando un mínimo igual a la canasta familiar que plantearon Nicolás del Caño y Myriam Bregman, que fue visto como un objetivo por el que vale la pena luchar. Está en juego nuestro porvenir.
El futuro que deseamos es el que peleamos, y no hay tiempo que perder
El show de audios “filtrados” dejó en claro que, al interior de la coalición de gobierno, el kirchnerismo votó las leyes que atacaban las condiciones de vida de las mayorías, aunque recién después de la derrota electoral hayan “descubierto” que eran de ajuste. Pero incluso si fuera así, ¿por qué la respuesta es poner a Manzur al frente del Gabinete? ¿Por qué no convocan a organizarse en los lugares de trabajo y estudio donde conducen gremios y centros de estudiantes? ¿Por qué no están al frente de destrabar la ley de humedales en el Congreso para que sea tratada siendo que dirigen la cámara de Diputados? Es que, más allá de los discursos, la política del kirchnerismo está lejos de querer organizar a la juventud para enfrentar a la derecha, empezando por el gesto que implica para el FMI y los empresarios el nuevo gabinete, que lejos está de la defensa de la Patria Grande. Los miles de pibes y trabajadores que se volcaron por primera vez a la izquierda, se empiezan a dar cuenta de eso.
“Si hay algo que los poderosos de este país no se imaginan, es que podemos construir nuestra propia alternativa”, decía Alejandro Vilca que viene de sacar el 23 % en la elección de Jujuy con el FIT Unidad. Y agregaba: “Ellos se burlan de nosotros, de nuestro color de piel y de nuestras luchas. Pero los trabajadores y los jóvenes podemos hacer política, no para una casta de empresarios, sino para los trabajadores. También en ese terreno vamos a dar batalla, y mostrar que a los poderosos se los puede enfrentar”.
Con votaciones en el Congreso tan importantes por delante, no va a dar igual si la izquierda tiene su lugar ahí o no. Por eso, Vilca invitaba a los jóvenes y trabajadores a llevar las ideas y propuestas del FIT-U a cada lugar de trabajo, estudio y barrio. Para esto, es necesario impulsar comités en cada uno de esos lugares. El desarrollo de ese tipo de espacios de organización junto a una campaña que llegue a millones, es parte de apostar a transformar esos votos de rechazo al ajuste, en una voluntad activa y militante. Que sea la base para poner en pie una fuerza anclada en la juventud trabajadora y estudiantil, en las principales concentraciones de la industria y los servicios, en la calle, uniendo ocupados y desocupados, para enfrentar las medidas que exige el FMI.
La juventud que en todo Latinoamérica se levanta, y como en Chile está cuestionando al neoliberalismo, es un enorme ejemplo. Darle una estrategia revolucionaria en un partido de la clase trabajadora que llegue preparado para los próximos combates de la lucha de clases, será la herramienta a favor de las y los de abajo, para una salida a la crisis con la puesta en pie de un gobierno de trabajadores en ruptura con el capitalismo, que nos abra paso, esta vez, a una sociedad libre de explotación y opresión.
No vamos a regalar nuestro futuro ni el de nuestras familias. Que la bronca pueda transformarse en organización y lucha está en manos de la juventud y los trabajadores. Sumate a dar esta apasionante pelea con nosotras.