Dieciocho meses de prisión preventiva para el ex gobernador del Cusco, Jorge Acurio. Procesado, espera el juicio por haber obtenido coimas millonarias para habilitar terrenos en su gestión. La justicia burguesa hecha para sus intereses de clase.
Kevin Wright @kevouv
Martes 30 de mayo de 2017
El titular del Tercer Juzgado Nacional de Investigación Preparatoria, el juez Manuel Chuyo Zavaleta, dictaminó dieciocho meses de prisión preventiva para el ex mandatario regional del Cusco, Jorge Acurio. Se investigan coimas de más de un millón de soles entregados por la empresa brasileña Odebrecht.
“Juro por mi madre y por Dios que no he recibido un solo sol de Wircel. He podido tener errores administrativos, pero no me he robado la plata”, fueron las palabras del ex intendente de la ciudad imperial, un sórdido eco para las pruebas que lo incriminan.
Por su parte, el fiscal de anticorrupción del equipo designado especialmente para el Caso Odebrecht, Marcial Páucar, sostuvo que cuatro “colaboradores eficaces” han indicado a Jorge Acurio como el beneficiario del soborno de más de 1,2 millones de dólares, entregados por la constructora brasileña –a través de la ‘offshore’ Klienfeld Services Ltd.– a cambio de la adjudicación de la gran obra a construir Vía Evitamiento. En consecuencia, Pácuar dijo -conciliatoriamente- que la pena no debería bajar los cuatro años.
En resumen, brotan los culpables por el caso de la constructora, siguen llegando a la superficie como cucarachas en la cocina cuando, de madrugada, se prende la luz. Las pruebas que la fiscalía estatal postula son contundentes, es decir, el dinero obtenido por el ex mandatario y sus colaboradores es una clara estafa al pueblo trabajador, un abuso de autoridad manifiesta y a estas alturas, inocultable.
Las leyes de la justicia burguesa son hechas por y para beneficio de la burguesía, mientras tanto las crisis producidas por su desenfrenada sed de ganancias, su afán de lucro, la seguimos pagando los trabajadores y trabajadoras con más precarización laboral, más despidos y hostigamiento por parte de las burocracias sindicales y las fuerzas represivas.
La Real Academia Española, institución de la clase dominante por excelencia, define la corrupción en el ámbito estatal del siguiente modo: “En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores”. Así legitiman a estos señores y señoras de trajes costosos y autos lujosos que se llenan los bolsillos con el trabajo ajeno, hasta tienen una definición en el diccionario para su inexcusable forma de proceder dentro de los marcos capitalistas: corrupción.