La huelga en todo el territorio estadounidense por parte de trabajadores de General Motors paró la producción de 34 plantas por cuarenta días. Fue la primera huelga en 50 años con incidencia internacional.
Martes 19 de noviembre de 2019
Esta huelga ha sido la más importante de este año en Estados Unidos debido a que puso en el escenario la voluntad de los trabajadores de salir a las calles a luchar y tomar sus fuentes de empleo, parando la producción para poder lograr imponer sus demandas a la patronal y al sindicato, a pesar de todos los intentos por desarticular la huelga desde un principio por la patronal y principalmente por la burocracia sindical del UAW (United Automobile Workers, Trabajadores de Autopartes Unidos).
Obligar a los burócratas del UAW a parar la producción es un logro importante. No se hacía huelga en GM desde 1970. De esta manera los trabajadores mostraban su coraje por el anuncio de que la empresa había obtenido 25 mil millones de dólares en ganancias en los últimos dos años y medio.
Una de las recriminaciones tanto a la patronal como a sus dirigentes sindicales, y que dio fuerza a su determinación a luchar, fue que la burocracia del UAW, ha cedido múltiples concesiones laborales a la patronal desde que se declaró en quiebra en medio de la Gran Recesión estadounidense iniciada en 2008, y que la empresa luego de recuperarse debe restituir los esfuerzos de sus trabajadores con un mejor nivel de vida y sin reducir el empleo (GM tiene actualmente tres plantas cerradas y amenaza con desaparecerlas).
Solidaridad
Otra cuestión importante es que la huelga despertó en mucho trabajadores la solidaridad de otros sectores de distintas industrias, incluso de pequeñas empresas que les apoyaban bajando sus tarifas, como fue el caso de una empresa de entrega a domicilio de comida.
Otros se organizaron para conseguir comida medicinas y artículos de higiene que llevaban a cada uno de los piquetes, además del importante apoyo en sus comunidades y familias que los acompañaron hasta el final. La muestra de solidaridad e interés en la lucha se expresó también en las redes sociales propiciando intercambios de sindicalistas de varios países donde la trasnacional explota el trabajo humano.
Apoyo internacional
Otro factor muy importante fue que la acción logró tender canales de apoyo y organización a nivel internacional dentro de la misma empresa y de otros trabajadores en distintos países.
Apenas el primer día del paro, trabajadores de GM en Brasil se solidarizaron mediante videos y mensajes de apoyo en redes sociales. Habían pasado algunas horas cuando por su parte los empleados del complejo Silao en México lanzaron un mensaje de apoyo junto a la valiente negativa de aumentar la producción en la planta.
A su vez, la noticia de huelga cruzó rápidamente el Pacífico para solidarizar a los trabajadores de GM Corea del Sur que acababan de hacer una huelga de tres días y se encontraban también generando protestas en contra de las pésimas condiciones de trabajo, por aumentos salariales y contra los cierres de plantas de GM en su país (el cierre de una de las cuatro plantas llevó a la reducción del 20% del personal y GM amenaza con cerrar otra más en la ciudad de Inchon en 2022).
Además de los apoyos del resto de trabajadores de GM en el mundo, también en otras empresas del ramo como la BMW en Alemania, empleados enviaron sus mensajes de apoyo y de denuncia a las condiciones que permean en todo el planeta, también trabajadores portuarios en Corea dieron saludos a la lucha, entre otros.
Franquear esas fronteras generó principalmente con los trabajadores en México un importante lazo de fraternidad debido a que algunos de los que se pronunciaron en México fueron despedidos injustificadamente por lo que varios paristas en los Estados Unidos alzaron la voz para repudiar tal injusticia y para exigirle a los burócratas del UAW llevaran a la mesa de negociaciones la demanda de reinstalación inmediata de sus compañeros. Una cuestión que obviamente a los charros de UAW no les importa pues tienen la posición de cerrar plantas en México a cambio de que se reabran las que están paradas en EE UU.
Explotación, producto de exportación
La huelga logró resaltar varios aspectos de la explotación de la mano de obra mundial como uno de los principales artículos de exportación imperialista, demostrando que ya no importa si estás en un país central o desarrollado, o si te encuentras en uno atrasado y dependiente como el nuestro. Hoy bajo una crisis de más de 11 años en el centro de su seno, el capitalismo explota de la misma manera y con la misma espada.
En México, en cuestión de pocos días inventaron distintos métodos, como antidopings falsos y trabajos forzados en condiciones peligrosas, para obligar a los señalados a firmar su renuncia.
Así, la huelga de GM transcendió en varios países y reveló que en distintas “vías de desarrollo”; con diferentes leyes y supuestas libertades, pero que muestran que para un obrero de una de las trasnacionales más grandes del mundo de la industria automotriz, que se jacta de ser una generadora de empleos y de riqueza, únicamente se puede obtener un puesto de semiesclavitud. Se niegan derechos laborales, la salud es lo menos importante, el trabajador o la trabajadora se vuelve una maquina más de la línea de producción, desechable en cualquier momento, con un salario que apenas permite llegar a fin de mes.
Es por esto que la huelga se vuelve un hecho importante del año en Estados Unidos pues también demostró que el “make america great again” de Trump, queda como parte de su discurso populista ya que, aunque quisiera retener las empresas en territorio local y detener la "expansión globalizadora", en el marco de la crisis actual las trasnacionales tienen que olvidarse de las amenazas de Trump y, como es el caso de General Motors, verse obligadas a cerrar plantas de producción en el centro imperialista, mantener las plantas en el extranjero que les dejan enormes volúmenes de ganancia como en México, y deshacerse de las que ya no les resultan redituables como las dos fábricas coreanas mencionadas.
En todo caso, quienes tienen que pagar por su crisis estructural son los trabajadores de todos estos países donde las trasnacionales operan. Esto pone en jaque también el discurso nacionalista de que el problema son los migrantes, al mostrar que el problema son las condiciones de explotación a las que someten a los trabajadores en cada rincón del planeta sin importar su nacionalidad ni color.
Esto se mostró también cuando el avance de la huelga en EE UU se manifestó a través de los paros técnicos que se decretaron iniciar en México al ser dislocada por la acción de fuerza de los trabajadores del norte la cadena productiva trasnacional, dejando a más de 6 mil trabajadores sin fuente de empleo desde el 1 de octubre. Revelando además como las economías están tan entrelazadas y como la industria en México es completamente dependiente de la estadounidense a distintos niveles, tanto en la recepción de materias primas (piezas manufacturadas para ensamblarse acá) como en la exportación de productos terminados.
Es también por esto tan importante que los obreros comenzaran a superar las amenazas de trasladar las empresas de un país a otro, y comenzaran a discutir la importante alianza de clase de trabajadores mexicanos con estadounidense a través de coordinaciones internacionales.
Así también se avanzó en una concepción general de que la dirigencia sindical del UAW estaba formando mesas de negociación afines a los intereses de los empresarios, y esto invitó a unificar filas para estar alertas a los intentos de su dirección de hacer pasar acuerdos a espaldas de los trabajadores. Esto explica como sectores de trabajadores se reunieron desde la base para discutir si se aprobaban los avances de las negociaciones que se iban difundiendo a través de los medios y que tardaran 40 días para obtener una votación favorable del 57% de los trabajadores.
¿Qué faltó?
A pesar de todas estas cartas a favor, la huelga no logró concluir como quisiéramos. Los altos burócratas del sindicato y los grandes medios de comunicación al servicio de la patronal, lanzaron desde el mismo día en que habrían de conocerse los resultados de la votación interna de los trabajadores en lucha, una campaña mediática anunciando que se había llegado a un acuerdo y que la huelga se levantaba. Esto con la intención de romper la voluntad de los trabajadores que aún buscaban votar el “no” al término de la huelga, ayudando a imponer su idea del fin de la lucha cuando aún estaba decidiéndose en la colectividad la respuesta a la propuesta patronal.
Por su parte, los mismos charros repitieron la vieja práctica burocrática de bajar a las bases únicamente un resumen de los acuerdos pactados entre la cúpula sindical y la patronal de las reuniones a puerta cerrada que se tenían. Por supuesto, remarcando los “logros” y sin hablar de lo que quedaría plasmado en el resto del documento.
Los representantes del UAW desde ya hace una semana promovían el hecho de que el acuerdo aborda varias de los principales logros: dos aumentos salariales del 3% escalonados cada dos años; el inicio hacia el empleo permanente para trabajadores temporales, se mantienen los mismo costos de atención médica que la patronal intentaba aumentar, y un recorte escalafonario para que los nuevos empleados pasen de los 17 dls/hora a obtener los mejores salarios de 32 dls/hora en cuatro años en lugar de ocho. Los trabajadores de planta recibirían bonos de 11 mil dólares y cuatro por ciento de su salario anual poco después de ratificar el contrato, los temporales sólo recibirán 4,500 de compensación.
Estos logros son contrapesados por el hecho de que la empresa mantendrá cerradas tres plantas, a cambio de garantizar el funcionamiento de la de Detroit-Hamtramck "obligándose" a una inversión de 7.7 mil millones de dólares. Aunque la gerencia de GM trasmitió la idea de enormes "pérdidas", estimadas en casi 3 mil millones de dólares por los 40 días de huelga, se calcula que las recuperará en unos cuantos meses.
Los que se vieron apretados por el largo aliento de la lucha fueron los paristas, contra quienes apostó la patronal para terminar la huelga anunciando los bonos de 11,000 y 4,500 dólares, ya que seguramente muchos de ellos lo vieron como una opción tras llevar recibiendo únicamente 275 dólares por semana otorgados por el sindicato durante el proceso de huelga.
La propia cúpula sindical no llamó al resto de sus agremiados a apoyar la huelga de GM cuando, en algunos casos, se mostró el interés de los compañeros por unirse y avanzar en la búsqueda de demandas en conjunto.
¿Qué camino?
La gran lucha de los trabajadores de General Motors que se hace emblemática del proceso que se viene abriendo entre los trabajadores de Estados Unidos que retoman los método del paro y huelga en diverso sectores como los trabajadores de la educación, del sector salud, de limpieza, además de mostrar el camino a seguir por las otras automotrices del UAW, Ford y Fiat-Chrysler, comienza a dejar importantes lecciones al interior de las filas obreras.
Sectores de trabajadores despertaron a la lucha sindical a partir de darse cuenta de la falta de veracidad de las votaciones internas, pues desde 2015 se sabe que la dirección del UAW manipula los resultados a su favor para seguir sirviendo a los patrones. Incluso, muchos que tomaron con todo su huelga y la promovieron en redes hoy son las primeras víctimas de la represión patronal, que ha empezado a despedir a estos activistas, con el silencio de sus dirigentes.
Es así como los trabajadores inician un camino importante en la organización obrera, en la unidad internacional y aprenden del camino tramposo de la cúpula del UAW y los patrones. Y sacarán las conclusiones pertinentes a la luz de la tarea necesaria de recuperar sus sindicatos, en manos de la burocracia sindical, para ponerlos al servicio de los trabajadores.
Solo así podrán darle continuidad a los esfuerzos que 40 días de lucha han hecho visibles y necesario para el fortalecimiento de los trabajadores no solo a nivel local sino a través de las fronteras. Desde ya que está planteado el apoyo a sus compañeros despedidos en la planta de Silao, y a las luchas en otros lugares como en Corea y Brasil y, por supuesto, para levantar una lucha contra el cierre de plantas y despido de trabajadores tanto en EE UU como en los demás países donde medra General Motors . Como siempre decimos: la clase obrera es una y sin fronteras.
Con el fin de la huelga se cierra una batalla muy importante, pero la lucha sigue pues el acuerdo no traerá ningún beneficio a los trabajadores, la lucha sigue en la planta de Silao por la reinstalación de los compañeros, la lucha sigue en Corea, la lucha sigue en cada unidad que integra la línea de producción.
La creación de herramientas de organización como pueden ser comités de fábrica que sirvan como instrumento para democratizar el sindicato por parte de los trabajadores, para discutir en asambleas, capaces de autoorganizarse, capaces de lograr echar a los dirigentes del UAW que traicionen el movimiento cada vez que se negocie el contrato, comités que logren devolver el trabajo en Silao y en Estados Unidos, que prevengan las próximas luchas y que sean capaces de generar verdaderos dirigentes obreros, que entreguen cuentas y sean revocables, que sepulten a esos que hoy por hoy sólo son representantes de los grandes dueños del capital dentro de las filas obreras.