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Opinion. Que los diputados y cargos públicos cobren igual que una enfermera

Los diputados y cargos políticos cobran entre 5 y diez veces el salario mínimo. La crisis muestra la urgente necesidad de acabar con sus privilegios. Que ningún diputado o cargo público cobre más que una enfermera.

Federico Grom Barcelona | @fedegrom

Miércoles 8 de abril de 2020

Si la medida de que los cargos políticos no cobren salarios estratosféricos siempre tuvo coherencia y fue necesaria, hoy en medio de una crisis sanitaria, social y económica sin precedentes se vuelve más urgente que nunca.

El salario del diputado que menos cobra ronda los 4.500 euros por mes, 5 veces más que el salario mínimo que se sitúa, después de la última subida, en 950 euros mensuales. El salario mas extendido supera en apenas 250 euros al mínimo, situándose sobre los 1200 euros aproximadamente.

Mientras algunos diputados en función de sus cargos duplican esta cifra, así como otros cargos políticos del Estado disfrutan de salarios que ascienden hasta alcanzar los 130.000 euros anuales. Casi diez veces el salario mínimo. Sin contar, por supuesto, los ingresos de sus negocios privados, rentas y participaciones en sociedades y dejando a un lado algunos “picos” mediante la ingente cantidad de casos de corrupción.

El contraste entre los salarios de la personería política y estatal de banqueros y empresarios y lo que cobra la inmensa mayoría de la gente es brutal. Realmente indignante. Privilegios de una “casta política” extendidos al presidente, sus ministros, así como a elementos del Estado como la judicatura y altos cargos policiales y militares. Sin hablar ya del Rey.

Todos estos privilegios, como no puede ser de otra forma, tienen su contraprestación. Legislar, juzgar, decretar, controlar y reprimir, en función de los intereses comunes de los capitalistas, convirtiéndose en sus gestores.

Los mismos partidos y el mismo personal político, con algunos estrenos, eso sí, que recortaron en sanidad, educación y derechos laborales para salvar a los bancos y las grandes empresas de la crisis anterior.

El Congreso dona tres millones de su fondo de reserva y continúa sin suspender las dietas

La CUP junto a EH-Bildu han enviado una petición dirigida a los presidentes de la Mesa del Congreso y Parlamento proponiendo "una rebaja en el sueldo de diputados y diputadas y que esta cantidad se pueda destinar directamente a la sanidad pública, en el contexto de crisis sanitaria y en el que no hay acción política institucional normalizada. Concretamente propone que se reasignen los suplementos para dietas, desplazamientos y otros sobresueldos ", para destinarlos a la sanidad pública y que esto se haga de forma retroactiva desde que se decretó el estado de alarma.

Según la CUP a nivel autonómico, "significaría que con la parte de dietas y extras por desplazamiento de todos los diputados y diputadas del Parlamento de Cataluña y del Congreso se podrían inyectar más de 800.000 € directos a la sanidad pública” solo en un mes.”

La CUP, que ha propuesto en repetidas ocasiones "rebajar drásticamente los sueldos de los altos cargos (diputados, consejeros, secretarios, directores, etc.)". Presentó esta medida como enmienda al proyecto de ley de presupuestos 2020, y fue rechazada por todos los grupos parlamentarios, a excepción de los comunes (Cat-ECP).

Y aunque desde el PSOE, hasta PP, Vox o Ciudadanos han declarado que de forma excepcional y coyuntural, donarán sus dietas o complementos por desplazamientos, cada uno a quien lo considere, nada de rebajar de forma permanente, ni ahora ni nunca, sus abultados salarios así como un sinfín de privilegios.

Y aunque Unidas Podemos sostiene que ellos donan habitualmente parte de su salario a causas sociales, colectivos y cajas de resistencia, lo hacen siendo parte del Gobierno y sosteniendo sus medidas. Vamos, que lo que te dan con una mano te lo quitan con la otra.

Tan es así que más allá de los discursos solidarios, el martes pasado el Congreso de los Diputados decidió la donación de tres millones de euros al Estado para ayudar en la lucha contra el coronavirus. Pero el dinero no saldrá de las dietas de los cargos políticos, que se mantendrán a pesar de no acudir al hemiciclo, menos aun de sus salarios, sino del fondo de remanentes de la Cámara.

En última instancia, como ese dinero proviene de los presupuestos generales del Estado, la solidaridad de esta gente la pagamos también nosotros. Los parlamentarios seguirán añadiendo a sus salarios 1.959 euros mensuales y 935 euros si representan a la circunscripción de Madrid.

Que un diputado cobre igual que una enfermera

Nos quieren hacer creer que de esta crisis salimos todos juntos. Pero al igual que en las “soluciones” a la crisis anterior, se carga la cuenta a las mayorías por medio del endeudamiento del Estado que luego se traducirá en recortes sociales, salariales y derechos laborares. Mientras millones de personas pierden sus trabajos y se ven obligados a confinarse sin saber cómo va a mantenerse, la sanidad pública colapsa con el coste de miles de muertos y el gobierno endeuda nuevamente al Estado para salvar a las empresas, el personal político de estas se aferra a sus privilegios.

Y nos quieren vender que la medida que cada diputado tomará a su libre voluntad, de donar las dietas que perciben como complemento salarial por su actividad durante lo que dure el estado de alarma, mientras están en pijama y pantuflas en sus casoplones, es una medida solidaria como han resuelto en el Parlament y se baraja en la cámara de diputados.

Los cargos políticos y altos cargos del Estado no deben ganar más que una trabajadora o trabajador sanitario, que un conductor de bus o una cajera de supermercado. Incluso más allá de lo que dure el estado de alarma. A diferencia de ellos, no solo no han demostrado ser útiles para la mayoría, sino todo lo contrario, mientras los otros se muestran hoy con claridad a los ojos de todos como lo que son, indispensables.

Una medida que responde a la realidad, más allá de sus matices y proporciones, a todos los Estados capitalistas del mundo, más allá de su régimen político. Un engranaje necesario para la gestión de la explotación.

Los “comunistas” españoles que son parte del gobierno hoy, al ser parte de ese engranaje se encuentran en la trinchera opuesta a los comuneros de Paris de 1871, que se propusieron e implementaron esa medida, entre otras, al calor de la primera experiencia de un gobierno de la clase obrera.

Hoy como en el París comunero, la solución sigue siendo que la clase trabajadora tome entre sus propias manos las riendas de su destino.