Millones de personas votarán en el próximo plebiscito de octubre en rechazo a la constitución de Pinochet y a la herencia de la dictadura. A la vez que expresamos ese repudio, tenemos que denunciar con fuerza las trampas y límites que tiene el proceso constituyente- la principal política de unificación de los partidos del régimen para intentar salir de la profunda crisis política que atraviesa el país-, y retomar la senda de lucha por una verdadera Asamblea Constituyente Libre y Soberana, por Fuera Piñera, y por la huelga general para conquistar todas nuestras reivindicaciones.
Viernes 11 de septiembre de 2020
Queda un mes y medio para la realización del plebiscito y el gobierno se juega por pasar un septiembre en “tranquilidad”, mientras la oposición se dedica a hacer campaña por el apruebo. La derecha, tanto sectores UDI como RN, también se ha sumado al coro del apruebo, fingiendo estar de acuerdo con cambios, para así mantener el modelo capitalista y neoliberal intacto.
Son millones las personas que votarán en el próximo plebiscito de octubre en rechazo a la constitución de Pinochet y a la herencia de la dictadura. Una parte considerable se plantea hacerlo, pero con mucha desconfianza al proceso mismo y al actuar de los partidos tradicionales. No es casual, han sido décadas de abusos, de precarización laboral y de las condiciones de vida, de represión, privatización de todos los derechos, y otros males de este "Chile de los 30 años", administrado por todos los gobiernos de la ex Concertación, ex Nueva Mayoría y derecha.
Pero, a la vez que expresamos el repudio al Chile heredado de la dictadura, tenemos que denunciar con fuerza las trampas y límites que tiene el proceso constituyente- la principal política de unificación de los partidos del régimen para intentar salir de la profunda crisis política que atraviesa el país-, y retomar la senda de lucha por una verdadera Asamblea Constituyente Libre y Soberana, por Fuera Piñera, y por la huelga general para conquistar todas nuestras reivindicaciones.
Acá te dejamos 6 trampas que contiene tanto la Convención Constitucional, como la Convención Mixta, y que reafirman por qué debemos luchar por una verdadera Asamblea Constituyente Libre y Soberana, donde sea el pueblo trabajador, la juventud, sectores populares y oprimidos, mujeres, pueblo mapuche, quienes decidan cómo resolver los problemas estructurales que afectan a las grandes mayorías.
1. Será con Piñera como Presidente
“Fuera Piñera” fue la demanda que se visibilizó en las movilizaciones de la rebelión, la cual no será garantizada por el artículo 135 de la Ley 21.200 porque impide que se puedan modificar los organismos existentes y restringe la competencia del organismo a solo redactar una nueva constitución, dejando en impunidad a Piñera.
2. Quórum de 2/3 le entrega poder de veto a una minoría, como la derecha y empresarios
No se respetará la voluntad de la mayoría del pueblo movilizado. La derecha y los partidos tradicionales podrán vetar cualquier medida a nuestro favor solo con un tercio de los votos en el quórum constituyente como señala el artículo 133 de la ley 21.200. En otras palabras, se le entrega poder de veto a una minoría de grandes empresarios y los partidos que controlan. Medidas como el fin de las AFP o la nacionalización de los recursos naturales, la gratuidad en salud o educación podrán ser vetadas por esta minoría de privilegiados.
3. Menores de edad, quienes "despertaron Chile", no podrán votar
Todo el proceso establece que ningún menor de edad puede votar o ser electo como constituyente. Las y los jóvenes secundarios que “encendieron la chispa” saltando los torniquetes, ni siquiera podrán participar, pero sin embargo los meten presos por movilizarse o protestar.
4. Representantes serán electos bajo ley que favorece a los partidos tradicionales
Según señala la ley 21.200, tanto la elección de la convención y la inscripción de candidaturas está reglada según las actuales leyes de votaciones y partidos políticos (18.700 y 18.603). Ambas leyes establecen plazos y recolección de firmas imposibles de cumplir en plena pandemia. Así es como la ley de partidos establece que para Santiago hay que juntar al menos 6.400 firmas y entregarlas 5 meses antes de la elección para el caso de un partido ya constituido. Y para independientes ni siquiera existe el ya restrictivo sistema de la Clave Única y sólo se puede recurrir a un notario para validar una firma de patrocinio.
5. No se podrán modificar tratados internacionales, beneficiando a empresarios, como los de las AFP
Uno de los puntos más escandalosos de la ley 21.200 es que prohíbe tocar los tratados internacionales. Y no es casualidad, Chile es el país que posee más tratados de libre comercio en el mundo, mecanismo con el cual miles de multinacionales exprimen jugosas ganancias en el país para llevarla a sus países. Un claro ejemplo de esto son las grandes mineras, que en plena pandemia se mantuvieron produciendo y teniendo ganancias récord a costa de la salud de las y los trabajadores. Todas estas grandes empresas apenas pagan impuestos con un mísero 5% de royalty.
Hay que terminar con el saqueo de nuestros recursos naturales en favor de un puñado de multinacionales, nacionalizando los recursos naturales bajo control de las y los trabajadores para poner las ganancias en función de las necesidades sociales.
6. Restringe la participación a dirigentes sindicales y sociales
Tampoco podrán participar dirigentes sociales, sindicales, vecinales, etc. Incluso, la ley establece que todo dirigente social por el solo hecho de inscribir su candidatura pierde automáticamente su cargo.
Pero los dirigentes de los empresarios pueden hacer política y votar todos los días con los políticos a sueldo que mantienen e incluso les dictan las leyes para favorecerse.
Impulsemos un Comando por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana
Por estas cinco razones, es necesario impulsar una tercera alternativa diferenciada a los partidos que han gobernado durante años y que han administrado el régimen de Pinochet, como lo fueron los gobiernos de la ex Concertación, Nueva Mayoría de Bachelet y la derecha de Piñera.
Hacia el plebiscito de octubre debemos retomar las demandas de la rebelión exigiendo una verdadera Asamblea Constituyente Libre y Soberana, junto a dirigentes sindicales, sociales y de vanguardia para terminar con la herencia de la dictadura.
A través de la iniciativa por un Comando por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana debemos retomar las demandas de la rebelión por un sistema de reparto solidario bajo control de trabajadores y jubilados; por el derecho a la salud, vivienda y educación gratuita; fin a la impunidad y disolución de la policía. Donde la crisis la paguen los grandes capitalistas y no el pueblo trabajador, por la renacionalización de los recursos estratégicos bajo gestión obrera y el monopolio del comercio exterior, por el reparto de las horas de trabajo con un sueldo mínimo acorde a la canasta básica familiar y por el derecho a la autodeterminación del pueblo nación mapuche.
Para resolver nuestras demandas es fundamental retomar la movilización en perspectiva de la Huelga General para sacar a Piñera y poner fin a todas las herencias de la dictadura, bajo organismos de autoorganización como lo fue el Comité de Emergencia y Resguardo en Antofagasta, que organizó en la rebelión la jornada de paralización del 12 de noviembre junto a decenas de sindicatos, poblaciones, organizaciones sociales, jóvenes y estudiantes.
Para que seamos nosotros las y los que decidamos y no los de siempre, súmate con tu firma para levantar una nueva alternativa en este proceso constituyente. Una voz de quienes peleamos por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, porque se vaya Piñera y que la crisis la paguen los grandes empresarios.
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