La agrupación estudiantil No Pasarán, impulsada por la CRT junto a estudiantes independientes, lanza una propuesta al SEPC, las asambleas de estudiantes y el resto de las organizaciones del movimiento estudiantil para poner en pie una gran movilización en defensa del referéndum.

No Passaran Barcelona
Jueves 14 de septiembre de 2017
Foto: EFE
El nuevo curso académico empieza cruzado por la ofensiva del Estado central para hacer imposble el refereñndum del 1-O. El gobierno del PP, con el apoyo del PSOE, Cs y la Corona, encabeza una dura ofensiva de la mano de jueces, fiscales y el conjunto de las fuerzas policiales desplegadas en Catalunya, incluidos los Mossos. Buscan secuestrar las urnas, las papeletas, sembrar el pánico entre los trabajadores públicos... todo vale para evitar que el pueblo catalán podamos ejercer el derecho a decidir.
El espacio de los “comunes”, aunque rechazan la ofensiva del Estado central, mantiene una posición de defensa en los hechos del orden constitucional, el mismo que niega el derecho a decidir. Todo un salto cualitativo de la integración de la izquierda del “cambio” en la regeneración del régimen que cuestionamos millones en el 15M, y se niegan a impulsar cualquier acción o movilización para hacer posible el 1-O.
Por otro lado, las fuerzas soberanistas, como única respuesta a estas medidas represivas, llaman a la “desobediencia” y siguen confiando el referéndum a las maniobras institucionales. La vía de la movilización y la autoorganización de la clase trabajadora, la juventud y los sectores populares para asegurar que el 1-O se pueda votar, está para ellas fuera de agenda.
En la universidad esta política tiene su expresión en la iniciativa “Universitats per la República”, impulsada por organizaciones estudiantiles como el SEPC, FNEC i AJEC, estas últimas vinculadas a PDCat y ERC- . Como medidas para combatir la fuerza de todo el aparato del Régimen del 78 se han limitado a recoger de firmas de un par de centenares de intelectuales y preparar una serie de actos públicos.
Esta lógica de mantenerse a la “espera” solo puede conducir a que las imposiciones del Estado español triunfen. ¿Qué podemos hacer desde el movimiento estudiantil?
La lucha por el derecho a la autodeterminación debe convertirse en un verdadero motor para reactivar un movimiento estudiantil combativo y que tome en sus manos la pelea por este derecho democrático fundamental, convocando asambleas en facultades e institutos, levantando comités en defensa del referéndum y preparando un plan de lucha que incluya la huelga general de toda la educación en defensa del 1O contra los ataques del Estado, y la ocupación de colegios, institutos y facultades para hacer frente a la negativa del Ayuntamiento de Barcelona a abrir los centros de votación.
La izquierda independentista, a través del SEPC y en común con las asambleas de facultades y el resto de las organizaciones del movimiento estudiantil debemos trabajar en común en esta perspectiva.
Esto es incompatible con la unidad con los grupos ligados a los partidos del Govern, fieles defensores de un “procés” donde la movilización es mera comparsa de una vía institucional que se está desnudando como impotente cuando de enfrentar la represión estatal se trata. La defensa del 1-O, en las universidades e institutos como fuera de ellas, solo puede hacerse con una estrategia independiente de la de los partidos representantes de las grandes empresas y familias.
Si tienen que elegir entre una gran movilización social y el “orden” y la “seguridad jurídica”, ellos lo tienen claro. No obstante defender y conquistar el derecho a decidir mediante la lucha podría poner en cuestión sus privilegios. Si la clase trabajadora, la juventud y los sectores populares salimos a pelar querremos también resolver los grandes problemas sociales, entre ellos el paro y la precariedad laboral que afecta a la juventud, o el desmantelamiento de la educación y la universidad pública llevado adelante por los gobiernos del Tripartit, CiU y JxSí, y eso pasa por afectar de lleno los intereses y privilegios de las grandes empresas y sus políticos.
Solamente levantando una alternativa política independiente y diferenciada del “procesime”, será posible garantizar el derecho a decidir e imponer un proceso constituyente verdaderamente libre y soberano, y no tutelado por la herencia del Estado autonómico del 78 y la legalidad capitalista española y de la UE como el de la Ley de Transitoriedad.
Solo rompiendo con los principales aplicadores del modelo neoliberal en la universidad y la enseñanza pública, los responsables de los recortes, la subida de tasas y la privatización, se podrán debatir las grandes demandas democráticas y sociales que siguen pendientes y afectan directamente al ámbito educativo, como la gratuidad de la educación, el aumento drástico de presupuesto y recursos en base a impuestos a las grandes fortunas, la separación efectiva de la Iglesia y el Estado y el fin de los conciertos y la expulsión de las empresas de la universidad y el resto de le educación.