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Red Internacional
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Magisterio. ¿Qué proponemos las y los maestros de Nuestra Clase en el ciclo 2020-2021?

En medio de una pandemia que ha dejado casi 70 mil muertos, según las cifras oficiales, se ha implementado por segunda ocasión el Aprende en Casa, modelo que en su primera versión mostró un rotundo fracaso en todas sus áreas, incluyendo la pedagógica. Frente a esto las y los maestros de Nuestra Clase presentamos nuestras propuestas.

Martes 15 de septiembre de 2020

Aprende en Casa II: la necedad ante el fracaso

A partir del 23 de marzo de este año se suspendieron las clases en todo el país. Sin tomar en cuenta las condiciones en las que viven y estudian nuestras alumnas y alumnos y mucho menos la opinión de las y los docentes, se impuso la primera versión del aprende en casa.

Fueron miles los alumnos que no pudieron acceder al Classroom y demás plataformas digitales. Algo evidente en un país en el que el 60 % de las casas no cuentan con equipo de computo y cerca de un 40 % carece del servicio de internet. Ante la crisis se propuso la teleeducación como salida, sin embargo, su implementación y el necesario acompañamiento requiere más que la TV para que maestras, maestros, alumnas y alumnos se mantengan en contacto.

Vimos cómo la brecha de desigualdades entre nuestros alumnos y alumnas se profundizó, lo mismo con el rezago educativo. Ante este total fracaso, las autoridades nuevamente hicieron oídos sordos e impusieron la segunda versión.

¿Qué hacer con el ciclo escolar 2020-2021?

Tenemos que partir de entender que vivimos una situación extraordinaria y ante ello sólo medidas extraordinarias podrían resolverlo. Con el semáforo en descenso, mientras contagios y muertes prevalecen, el riesgo de enfermar o morir es una realidad.

Este Aprende en Casa, como el pasado, no garantiza el derecho a la educación de todas y todos los alumnos. Son miles quienes aun no logran ponerse en contacto con sus maestras y maestros. La situación se agudiza en las zonas en las que las carencias son mayores. Contradictoriamente, el trabajo de docentes se ha multiplicado.

Frente a esta situación proponemos:

1) Suspensión del ciclo escolar

Por todo lo antes mencionado: no se garantiza el derecho a la educación de todas y todos los alumnos; el modelo es antipedagógico, pues incluso alcanzando a todos, no garantiza el aprendizaje; aumenta el rezago y la desigualdad; todo esto basado en flexibilizar nuestros derechos laborales, pues no se respeta ni la jornada, ni la modalidad de nuestro trabajo.

Genera además estrés e impotencia en maestras, maestros, madres, padres y alumnas y alumnos. Éste se ve aún más claro en las maestras que además son madres y garantizan las labores del hogar, el cuidado de los hijos y ahora el acompañamiento para que sus propios hijos “cumplan” con el Aprende en Casa. Lo mismo con las madres que trabajan.

¿Cuándo volver? Es muy claro. Cuando haya condiciones sanitarias óptimas, sin que la vida de ningún alumno, alumna o docente se ponga en riesgo y las clases puedan ser presenciales.

2) Actividades recreativas, culturales y reflexivas no obligatorias

En tanto, las maestras y maestros podemos dar acompañamiento a través de actividades que aporten a la reflexión, la contención y dispersión, además de que fomenten el pensamiento crítico y el aprendizaje significativo en medio de una de las peores crisis que vive la humanidad. Estas actividades serían totalmente opcionales. Es indispensable que las y los maestros hoy reflexionemos: en estos momentos, ¿qué deberían aprender nuestras alumnas y alumnos?

3) Construcción de escuelas

¿Cuándo se construyó la última escuela en tu colonia? Por años se ha abandonado la educación en el país. Tanto las administraciones pasadas, como ésta, se han negado a aumentar significativamente el presupuesto a la educación, no se construyen nuevas escuelas, mientras crece el número de habitantes. El resultado: un hacinamiento cada vez mayor.

Contrario a lo dicho por Moctezuma, hay escuelas hasta con 60 alumnos por aula. Ya en septiembre de 2017 advertimos que en caso de sismos no se puede evacuar a las y los alumnos por la gran cantidad. Nuestras vidas y las de NNA están en riesgo latente, además de ser antipedagógico. Es irrisorio pensar que puede existir sana distancia en estos salones.

Por ello proponemos que se construyan masivamente escuelas en todo el país. Las niñas, niños y jóvenes merecen salones dignos, sin hacinamiento y con maestras y maestros que podamos brindar atención personalizada, imposible de realizar con más de 15 alumnos por grupo.

Considerando que actualmente 15 millones de personas en el país se han quedado sin ingresos, la construcción masiva de escuelas debe ser parte de un plan de obras públicas que contrate y dé trabajo digno a miles de trabajadores en todo el país.

4) Contratación de personal necesario y suficiente

Otra gran necesidad que develó la pandemia es la de contar con orientadoras, psicólogas, trabajadoras sociales y todo el personal que pueda brindar contención, atención integral y digna a nuestras alumnas y alumnos. Si bien ahora muchos están pasando momentos muy duros con los despidos, las rebajas salariales, los contagios y las muertes, sabemos que pasan por situaciones complejas con o sin pandemia y que requieren de esta atención. Para aprender, es indispensable estar en óptimas condiciones de salud en todas sus áreas.

Ni hablar de la necesidad de que en cada escuela haya médicos y enfermeras que puedan atender a la comunidad escolar ante un accidente, alguna emergencia o enfermedad. Más aún frente a situaciones como la que atravesamos.

Es importante también contar con plantillas completas de docentes, incluyendo el personal de UDEEI. Todas y todos gozando de plenos derechos laborales: estabilidad laboral, salarios dignos, acceso a la salud, la vivienda y la jubilación, etc.

Además de garantizar condiciones materiales necesarias para el aprendizaje de nuestros alumnos y alumnas, se vuelve indispensable que pensemos de manera crítica los contenidos de los planes y programas y la pedagogía a los que responden. ¿Al servicio de que intereses están?, ¿qué propósito tiene la educación?, ¿formar obreros calificados y obedientes? Se vuelve indispensable luchar por una educación que permita a las personas descubrir y desarrollar sus capacidades, encontrando la satisfacción y plenitud personal poniendo estas capacidades al servicio del bien común. Personas cuyos talentos, capacidades y vocaciones construyan una mejor sociedad.

El discurso no alcanza

Con una sonrisa falsa, los que ayer nos decían vándalos y hoy nos llaman héroes, juran que el derecho a la educación y el “interés superior” de la infancia y la juventud mexicana les importan, pero los hechos muestran otra cosa. Si realmente les importara el bienestar y la educación de nuestras alumnas y alumnos, lo antes propuesto sería una realidad.

Creemos que se vuelve de suma importancia que las maestras y los maestros, junto a las madres, padres de familia y otros sectores de trabajadores, nos organicemos y luchemos para hacer real lo que proponemos. Tomemos en nuestras manos, como lo hemos hecho otras veces en la historia, el futuro de la niñez y la juventud, seamos fieles vigías del derecho a la educación de nuestra gente, enfrentemos los ataques que se vienen profundizando contra la educación pública y nuestros derechos laborales.

Las maestras y maestros de Nuestra Clase les invitamos a conocernos y conocer nuestras propuestas. ¡Organicémonos!