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Red Internacional
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Pandemia. ¿Qué reflejan los reclamos de estudiantes de salud sobre el modelo universitario? Una propuesta para cambiarlo

En las últimas semanas, estudiantes del sector salud de diversas universidades, tanto públicas como privadas, han creado un movimiento con el fin de exigir a las autoridades sanitarias el cumplimiento de sus derechos como estudiantes y la reincorporación a campos clínicos para lograr terminar sus respectivas carreras universitarias.

Viernes 23 de julio de 2021

El pasado viernes 16 de julio, las y los estudiantes de diversas carreras del área de salud, tanto de universidades públicas como privadas, se manifestaron para continuar con su exigencia por la reincorporación a los campos clínicos de internado, pues su suspensión implica un atraso en su formación profesional. La reincorporación tiene, al menos, dos ejes de importancia: por un lado, es una forma de ayudar como estudiantes de salud, a mitigar la pandemia y no recargar a los actuales profesionales de salud; por otro lado, se podría continuar con las prácticas en campos clínicos, lo cual es un requisito para para poder graduarse.

A esa exigencia se le suman otras como la defensa de estudiantes que han padecido hostigamiento y acoso académico, afectando la salud mental de miles de estudiantes en salud, producto de una educación virtual sobre cargada. Además, existe la incertidumbre acerca del momento en que serán vacunados. Aunque la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología acordó autorizar la vacunación de estudiantes universitarios del área de salud, para incorporarles en internado, tal vacunación no se ha llevado a cabo.

Las decisiones que están afectando a la población estudiantil de salud responden a los mecanismos antidemocráticos que se llevan a cabo en las instituciones del Estado, como la CCSS y las universidades del país, pues son decisiones que no toman en cuenta la voz y el voto del estudiantado.

En medio de la crisis sanitaria que ha significado la pandemia, es necesario que las Universidades del país pongan todos sus recursos materiales e intelectuales en función de mitigar la pandemia, lo cual debe conducir también a la defensa de la educación, de ataques como lo es la Ley Marco de Empleo Público. Poner la Universidad en función de mitigar la pandemia, implica la incorporación masiva de estudiantes de salud en los campos clínicos, permitiendo a su vez la graduación de profesionales en el área, además de la apertura de más cursos y cupos, así como la apertura a nuevos ingresos en carreras del área de salud, pues en medio de una pandemia, es necesaria la formación de profesionales en salud.

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La reincorporación a campos clínicos debe ir acompañada por el no pago de la deuda externa, para garantizar mejores condiciones de trabajo para quienes enfrentan en primera línea la pandemia, el no pago del préstamo con el Banco Mundial, para destinar el dinero en solventar condiciones de estudio, por un sistema de salud centralizado, en el que las decisiones para atender la pandemia sean tomadas por trabajadores, trabajadoras y estudiantes de salud, a través de mecanismos de auto organización, que permitan romper con la lógica de las relaciones jerárquicas y antidemocráticas que se desarrollan en las instituciones como la CCSS y las Universidades; además de la nacionalización de todos los hospitales y clínicas privadas, que ayuden a mitigar la pandemia.

Dentro de la Universidad, esta ruptura pasa por impulsar el voto universal como conquista estudiantil y un gobierno de estudiantes y trabajadores, con mayoría estudiantil. De esta manera, sería la población estudiantil quien tome las decisiones con respecto a sus condiciones de estudio y graduación, depositando la confianza en sí mismos, y no en la mediación de Román Macaya entre la CCSS y la Universidad, o en esperar a que la solución se gestione mediante mecanismos legales, como ha sido la orientación del Directorio federativo.

Por otro lado, la Organización Panamericana de la Salud a inicios del año dio la orden para que personas estudiantes de carreras del área de salud, con o sin vacuna, sustentaran la primera línea de atención contra la pandemia del Covid- 19. Esto es, sin duda alguna la imposición más descarada por parte de los organismos internacionales de salud, para acabar con estas disasociones hay que garantizar la vacunación a estudiantes de salud, lo cual implica cuestionar la forma en la cual las sociedades capitalistas han llevado a cabo la vacunación, donde unos pocos países han acaparado las vacunas, incluso en el caso de aquellos países que producen las vacunas, como en el caso de la India. Es necesaria la liberación de las patentes para la vacuna contra el covid-19 y la socialización de la industria para realizarlo, rechazando el negocio multimillonario de las empresas farmacéuticas, pues se enriquecen a costa de nuestra salud y nuestras vidas. Si la vacuna contra el coronavirus no llega a todos los rincones del planeta, nadie está verdaderamente a salvo.

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Ahora bien, dentro de la UCR las personas estudiantes del área de salud muestran preocupaciones específicas, pues al no haber campos clínicos muchos de estos se encuentran sin opción de estudiar, por esto les preocupa que se gradúen profesionales sin práctica, es decir, ningún contacto con pacientes reales. Este atraso impuesto por la administración universitaria genera de manera colateral la reducción de cupos para entrar a carreras de salud por saturación de estudiantes debido a la no graduación de quienes ya se encuentran en sus últimos años de estudio.

El paro indefinido de los campos clínicos y cursos de carreras de esta escuela ha obligado a algunos estudiantes con préstamos pendientes salir a buscar empleo en lugares informales o bien transnacionales que buscan sobreponer las ganancias antes que el bienestar. Por ejemplo, ha sido común común caso de estudiantes que para pagar sus deudas deben salir a laborar en call centers.

En medio de una pandemia, ha sido más que evidente el papel que juegan profesionales en el área de salud, por lo que, lejos de poner trabas para la graduación de estos profesionales, hay que apostar por el acceso irrestricto a las universidades públicas y por la anulación del examen de admisión, además de la nacionalización de todas las universidades privadas del país, garantizando que la educación superior sea pública, gratuita y de calidad, y no que las y los estudiantes deban endeudarse o suspender sus estudios para trabajar.

Otra de las demandas corresponde al acoso y hostigamiento académico dentro de la Universidad de Costa Rica, lo cual no solo afecta a estudiantes del área de salud, sino a la mayoría de la población estudiantil, sea cual sea la carrera o la Sede. La Administración universitaria ha apostado por “solventar” el problema de salud mental a través de “semanas de desconexión”, en las cuales se pretende que el sector estudiantil se de un descanso de las sesiones virtuales y de la sobre carga de trabajo. Sin embargo, esa solución se queda bastante corta para resolver el problema de la salud mental, pues no deja de existir la sobre carga de trabajos ni la jerarquía que existe entre docentes y estudiantes.

Además de la sobre carga y los métodos antipedagógicos, se encuentra la preocupación por mantener la beca, siendo esta una beca que es insuficiente, y también el problema de desempleo o precarización en sus hogares, producto de la crisis económica que recae en la clase trabajadora. A estas preocupaciones se suma el no saber bajo qué modalidad se impartirán las clases el próximo año, si serán presenciales, virtuales o bimodales. Esta incertidumbre también genera preocupación por la beca, ya que la beca actualmente no cubre los costos reales que implican las distintas vidas universitarias, dentro de lo cual se resalta el pagar alquiler y conectividad.

Según datos de la Oficina de Bienestar y Salud (OBS) de la Universidad de Costa Rica, dentro de los motivos de consulta de la población estudiantil dados en el 2020, se encuentran la ansiedad (36%), síntomas depresivos (23%), síntomas mixtos de depresión y ansiedad (18,2%), estrés (7,4%) y problemas familiares (6,8%), entre otros. Para los casos ideación, pensamiento o gesto suicida, no se cuenta con una estadística sobre estos casos puntuales, por ser materia sensible, delicada y confidencial, sin embargo, es un tema presente dentro de algún sector estudiantil.

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La crisis de salud mental es un problema que cada vez es más latente, producto de los múltiples problemas que el capitalismo nos arroja: una juventud cada vez más precarizada, desempleo en nuestras familias y un sistema de educación que antepone las ganancias del mercado por encima del bienestar de miles de estudiantes. El no pago de la deuda externa y el no pago del préstamo con el Banco Mundial, permitirían destinar el dinero en un aumento del presupuesto de salud mental en todos los centros y hospitales del país, en la habilitación de más centros que brinden ayuda gratuita para trata el tema de la salud mental, de manera integral, para lo cual se requiere más contratación de personal capacitado.

Dentro de la Universidad, también es necesaria la contratación de más personal capacitado para la población estudiantil que requiera ayuda psicológica. Pero también es necesario dar plazas a docentes en condición de interinazgo, para abrir más cursos y cupos a la población estudiantil que lo requiera, así como becas que cubran los costos reales que implica la vida universitaria y que la misma sea contemplada como un derecho. Estas dos soluciones serían un peso menos en cuanto a la salud mental del estudiantado.

Para solucionar estos problemas, invitamos al Movimiento Estudiantil Salud a unificar sus esfuerzos junto al resto de población estudiantil, así como el sector trabajador, para garantizar nuestras demandas. Desde Organizate, exigimos al Directorio federativo que convoque una Asamblea General de Estudiantes Universitarios (AGEU) para poder articular un plan de lucha en función de defender la educación y defender las demandas más sentidas.

Para defender todo este modelo universitario, invitamos a las y los compañeros que tengan acuerdo a sumarse a Organizate+independientes y de esa manera construir una organización política que dé combate contra la sociedad capitalista y todas las jerarquías y el elitismo que le acompañan, contra sus lógicas de privilegio y opresión y explotación de las más amplias mayorías.