En el campus Juan Gómez Milla de la Universidad de Chile el debate en redes sociales ha estado marcado por las posición que los estudiantes debiésemos tener contra la "violencia que se vive en el campus"

Ιωαχειν Santiago de Chile
Jueves 1ro de agosto de 2019
En el campus Juan Gómez Milla de la Universidad de Chile el debate en redes sociales ha estado marcado por las posición que los estudiantes debiésemos tener contra la "violencia que se vive en el campus"
Los últimos ingresos de las Fuerzas Especiales de Carabineros al recinto universitario, en el marco de manifestaciones que se desarrollaban a las afueras, marcó un punto de inflexión respecto al debate sobre la violencia.
Por un lado la derecha universitaria, de manera audaz y oportunista, expuso a una estudiante a enfrentarse con los manifestantes para montar un "show mediático" cuyo objetivo era instalar el debate nuevamente en la agenda pública y presionar a la rectoría a prenunciarse contra la "violencia de los encapuchados"
Este emplazamiento no fue azaroso. Hace unas semanas el senado universitario rechazó, por un estrecho margen, un proyecto de reforma al reglamento de estudiantes que buscaba establecer sanciones e incluso la expulsión de estudiantes que participaran de hechos "de violencia", tomas de los espacios o interrupción de actividades académicas, una especie de "aula segura" pero en la universidad.
Por otro lado, el Frente Amplio ha salido a condenar la violencia de la policía , que ha dejado varios heridos entre la comunidad del campus, pero también la violencia de los encapuchados llamando a replantearse los medios de movilización, como lo hicieron esta semana en la reunión con rectoria según consigna el diario La Tercera.
Curioso que ahora quieran debatir sobre las formas de movilizarse cuando no quisieron hacerlo durante todo el paro de profesores o durante el asedio policial al Instituto Nacional.
Pero lo más polémico de la posición del Frente Amplio vendría a ser la igualación entre la "violencia" ejercida por la acción individual de un encapuchado, cuya efectividad sin duda es discutible, con la violencia ejercida por un agente del Estado que cuenta con todos los recursos represivos para imponer su voluntad, y cuyo objetivo es impedir las movilizaciones y proteger la propiedad y las ganancias de los empresarios. Esta suerte de "rechazo a las dos violencias" solo puede entenderse en una lógica similar a la campaña de los pañuelos celestes de "salvemos a las dos vidas".
La polémica vivida el jueves pasado en la marcha por el aborto, donde una militante de Convergencia Social, partido integrante del Frente Amplio, pidió la intervención de carabineros para reprimir a las "encapuchadas" refuerza lo anterior.
¿Qué significa condenar la violencia? El debate puede ser tan amplio que toda forma de movilización puede ser violenta y tergiversarse al punto que los decanos siempre condenan como violentas las tomas universitarias, incluso las del "mayo feminista", por ejemplo.
La posición de los "representantes estudiantiles", en el marco de un debate que ya alcanzó una dimensión nacional al ingresar a la cámara de diputados por iniciativa de la derecha, solo explica lo alejados que han estado las direcciones del movimiento estudiantil de las movilizaciones sociales de este semestre.
Quienes hemos visto la brutal represión policial sobre el Instituto Nacional, las agresiones a profesores en el marco del paro docente de parte de carabineros, el asesinato de comuneros mapuche, los abusos sexuales contra estudiantes en las comisarias, la muerte de trabajadores en el marco de huelgas como Nelson Quichillao o Rodrigo Cisternas a manos de carabineros, jamás bajo ninguna circunstancia podríamos relativizar qué violencia condenamos o pedir la intervención de carabineros.
No basta con rechazar de vez en cuando y diplomáticamente el ingreso de la policía a los campus universitarios, para luego pedir que pongan orden a la marcha al día siguiente. Cualquier concesión a la policía, por mínima que parezca, fortalece siempre a quienes quieren aplastar toda posibilidad de transformación de la sociedad.

Ιωαχειν
Editor y columnista de la Izquierda Diario