En los últimos días, salió a la luz, nuevamente, la tremenda crisis habitacional que existe en Argentina. Miles de familias no se resignaron a vivir en la más absoluta miseria y decidieron levantar sus precarias casas en un terreno que dicen tener dueño.

Luciano Molina Delegado en Acindar Villa Constitución, integrante del Movimiento de Agrupaciones Clasistas
Viernes 11 de septiembre de 2020 16:40
Quedate en casa, es una de las frases más repetidas en esta cuarentena. Cientos de veces se repite día tras día en todos los medios de comunicación. Pero el quédate en casa, solo está dirigido a un pequeño grupo de la sociedad que puede hacerlo.
Primero y principal, porque tiene casa y segundo, porque tiene algún ingreso. Otra inmensa parte de la población, tiene que salir a trabajar, algunos en servicios esenciales, otros en empresas que lograron encontrar los avales necesarios para hacerlo y otros tiene que buscar el mango a como dé lugar. También, hay otra porción muy importante, que, el quédate en casa, le pasa muy lejos porque no tienen casa.
El déficit habitacional en este país es enorme. Son millones los que no pueden acceder a un terreno, construir una pequeña casa o ni siquiera a pagar un alquiler. Esto está directamente ligado al negocio inmobiliario, que beneficia a los dueños de miles de hectáreas, a los bancos y las empresas constructoras.
En la localidad de Villa Constitución, al sur de la provincia de santa fe, se encuentra Acindar, empresa siderúrgica que acapara más del 80% del mercado interno de hierro para la construcción. Con una capacidad instalada para producir más de 1 millón y medio de toneladas mensuales, si esa producción estuviera destinada a satisfacer las necesidades básicas de la población, en pocos meses se podría terminar con el grave problema habitacional que hoy estalla por todos lados en medio de la pandemia.
Con un verdadero plan de obras públicas no solo se estaría dando respuesta a las miles de familias que hoy se ven obligadas a instalarse en terrenos ociosos precariamente, sino también, a las miles de manos desocupadas.
No solo esta empresa incrementaría su producción llevándola al límite, sino que también se pondrían en marcha decenas de otras empresas, preservando los protocolos de higiene y seguridad en medio de la pandemia, de la industria del vidrio, el cerámico, el hormigón y un largo etc.
Este plan de obras públicas podría brindar una solución inmediata a empresas recuperadas como la ex Zanon, que produce cerámicos, poniendo toda su producción al servicio de abastecer al estado, o cerámica Neuquén, que en estos momentos cuenta con una orden de allanamiento y desalojó de la empresa que vienen manteniendo en marcha sus trabajadorxs. También pondría sobre la mesa la necesidad de reclamar la estatización de fábricas como Tenaris Siat, que producen tubos y caños para gas, en manos del millonario Rocca que constantemente está atacando a sus trabajadores y hoy amenaza con cerrar su planta, también en Villa Constitución.
Se podría reactivar todas las cooperativas de trabajo que nuclean a miles de oficiales de la construcción, con un salario igual a la canasta familiar.
En definitiva, un verdadero plan que no esté en manos de "la patria contratista" ni de los corruptos que se queden con la obra pública, sino controlado por un comité de trabajadores, profesionales y usuarios que garanticen la transparencia de las obras.
Un verdadero plan que haga realidad el sueño de la casa propia, que construya escuelas y termine con el déficit de vacantes, que edifique hospitales para enfrentar la pandemia.
Este plan, solo podrá ser llevado adelante, mediante una lucha a fondo de la clase obrera y el pueblo pobre que le arranque de sus manos a los capitalistas las fabulosas ganancias que contraen mediante los negocios ilícitos, corruptos y fraudulentos.
La vivienda es un derecho.