Compartimos una carta de Diego Lotito, miembro de Clase contra Clase - Estado Español.
Viernes 13 de marzo de 2015
Tu muerte es un golpe terrible. Tengo una mezcla de bronca, tristeza e impotencia que me anuda el estómago. Porque te fuiste antes de tiempo, cuando son incontables los parásitos de esta sociedad capitalista inmunda que viven sin merecerlo.
Hoy los recuerdos me vinieron a rachas, como el viento. Tantos que me confunden. La primera vez que nos conocimos, allá por el 2002 en el local de San Martín; vos y Caty en la lucha de las contratadas de PepsiCo, en la que los dos dieron catedra de la lucha de clases y la solidaridad obrera; la construcción de la corriente en el gremio de la alimentación, las peleas con la burocracia, las reuniones clandestinas para ayudar a organizar otras fábricas; o el difícil trabajo en la juventud y ese festival increíble que hicimos contra PepsiCo y por los derechos de la juventud obrera, en el que cientos de pibes cuando hiciste un discurso te gritaban “vamos gordo!”, porque se veían reflejados en vos; los debates políticos en los que siempre, a pesar del cansancio y los turnos rotativos (el odiado turno americano), planteabas reflexiones políticas profundas; las discusiones, las crisis, las maniobras y los infinitos problemas que había que resolver para construir una corriente revolucionaria en el corazón de la clase obrera de zona norte. Y también las anécdotas, los detalles, la música que te apasionaba como a un joven eterno. Muchos recuerdos sin consuelo, pero llenos de orgullo, porque fuiste (sos) uno de los nuestros.
Veo en tu muro de Facebook que muchxs compañerxs te recuerden entre sus primeras experiencias militantes en el movimiento obrero. Y claro! Si cuando el PTS se embarcó en la inmensa tarea de enraizarse en la clase trabajadora de la zona norte, una tarea a la que tantos han renunciado hace mucho, vos estuviste en primera línea. Fuiste un factor político y moral, un dirigente de tu clase y de nuestro partido, un referente no de una, sino de varias camadas de militantes revolucionarios del PTS. Porque como dice el comunicado del partido con toda justicia, no fuiste un caudillo sindical, no. Fuiste un cuadro político y un ejemplo para muchos de nosotros.
La última vez que te vi fue frente a Donnelley hace pocos meses. Me acuerdo de tu abrazo y de tu sonrisa pícara y querendona como si fuera ayer. Acá donde estoy, lejos, pocos tuvimos el privilegio de conocerte en persona. Pero muchxs supieron de vos, como los obreros y obreras de Coca Cola, cuando recibieron tu apoyo con esa imagen de solidaridad internacionalista que enviaste y hoy miramos entre lágrimas en tu página de Facebook. Como dice Mario Caballero, “tu partida no tiene patria”.
Hasta el socialismo siempre querido camarada Leo.