El sobrino del ex presidente fue el elegido por Javier Milei para presidir la Cámara Baja, por medio de un acuerdo con la casta. Quién es el nuevo funcionario.
Daniel Satur @saturnetroc
Jueves 7 de diciembre de 2023 16:09
Hace dos años, en una nota de la revista empresaria Forbes, Martín Menem decía: “En 2003, hacíamos todo muy a pulmón y lanzamos los primeros productos hechos en la Argentina de la marca Gentech”. Así intentaba darle mística “emprendedora” a su proyecto empresarial de fabricación de suplementos dietarios.
Pero ese barniz “épico” no alcanzó para cubrir una historia menos meritoria. De hecho ese artículo arranca diciendo que “su apellido es uno de los protagonistas de la política argentina” y que a los 22 se hizo empresario. Dos aspectos de la vida del joven Menem que no tiene absolutamente nada que ver con las vidas de las amplias mayorías del país que llevan décadas sufriendo las políticas de personajes como su tío.
Paradojas de la fenomenal crisis de representación por la que atraviesa Argentina: entre esas mayorías postergadas y empobrecidas abreva una buena parte de los votantes de Javier Milei, quien acaba de confirmar a Menem como su alfil parlamentario y le dará la presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación.
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Si bien Martín Menem asumió por primera vez un cargo político formal en 2021 (como diputado provincial de La Libertad Avanza), no caben dudas de que es un verdadero hijo dilecto de lo más conservador de la casta política. Hoy, cuando a sus 48 años está por asumir al frente de la Cámara baja, bien vale recordar de dónde viene y cómo llegó hasta acá. Porque Menem es mucho más que un gran amigo del presidente electo.
Casta y millones
Martín nació en La Rioja en abril de 1975, en el seno de una familia de origen sirio. Por entonces su tío Carlos llevaba dos años como gobernador y tenía como uno de sus colaboradores más estrechos a Eduardo, su papá, quien años antes había sido “interventor federal” de la provincia al servicio de la dictadura de Levingston-Lanusse. De chiquito Martín supo no sólo lo que era “la política”, sino que el clima familiar siempre estuvo marcado por la conquista del poder.
Durante la dictadura de 1976-1983, los Menem (menos Carlos, que estuvo un tiempo preso fuera de La Rioja) se dedicaron a atender los negocios de Saúl Menem e Hijos, la bodega creada por el padre de Carlos, Eduardo y otros dos hermanos que llegó a convertirse en una de las empresas vitivinícolas más grandes de la provincia.
A la salida de la dictadura, el tío Carlos encaró una nueva gobernación riojana y papá Eduardo se alistó como senador nacional. Pocas personas estuvieron, como el padre de Martín, más de veinte años ininterrumpidos (1983-2005) atornilladas al mismo sillón del Parlamento nacional. Además fue presidente del Senado durante los 90 y hasta condujo la Convención Nacional que reformó la Constitución en 1994 (que, entre otras cosas, habilitó la reelección de su hermano).
En 1990, cuando su papá ya llevaba tiempo “trabajando” en el Congreso, Martín se mudó a Buenos Aires. Tenía 15 años y poca idea de que iba a hacer con su vida de rico. Al terminar el secundario decidió estudiar abogacía. Sin presiones económicas ni temporales, su familia le bancó de punta a punta la carrera de Derecho en la costosa Universidad de Belgrano. Se recibió en 1997.
Según le contó a Forbes, ese mismo año 1997 viajó a Estados Unidos (probable regalo familiar de fin de curso). Allí, según su relato ávido de mística, mientras hacía compras “se encontró frente a una góndola llena de marcas y tipos de suplementos dietarios” que lo motivaron a “investigar el mercado”. Luego se encontró “con una marca que estaba tratando de expandirse por fuera de los Estados Unidos” y, en menos de un año, terminó inaugurando la sucursal de Gentech en Buenos Aires. ¿Más mística? Dice que montó su primera oficina en la “sala de masajes” de un gimnasio.
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El negocio de Martín nunca dejó de crecer, ni siquiera en las épocas más complejas para las pyme, como la crisis de 2001-2002 o el macrismo. Él mismo cuenta que llegó a tener “una deuda con Estados Unidos de cerca de US$ 100.000”, que logró saldar sin afectar la producción. Lo que se dice, un tipo de suerte.
Con los años, el emprendedor no sólo saneó sus cuentas sino que terminó comprando una propiedad en el barrio porteño de Constitución donde instaló una planta con maquinaria ultramoderna de procesamiento de materias primas con las que fabrica más de 80 productos (desde barritas de proteínas Iron Bar a creatina para atletas de alto rendimiento). No sólo eso. Gentech exporta a varios países sudamericanos y es sponsor de la Selección Argentina. Hasta organiza sorteos junto a la AFA usando las imágenes de Leo Messi, Leandro Paredes y Lautaro Martínez.
Todo priva(tiza)do
El sábado, cuando Milei confirmó que propondrá a su amigo Martín como presidente de la Cámara de Diputados, hubo emoción en la familia Menem. Lógicamente su padre estuvo entre los primeros en felicitarlo. “Con una Cámara muy fragmentada, si se trata de buscar consensos, es la persona indicada”, dijo Eduardo Menem por Radio Rivadavia.
El exsenador eterno agregó que su hijo es “un luchador” y “buscador de confianza” (¿?). Y recordó que fue Martín quien ofició de nexo entre su hermano Carlos y el libertariano. “Milei le dijo que quería conocerlo y Martín lo llevó, en la charla de más de dos horas Milei le dijo que consideraba a su gobierno uno de los mejores” y, devolviendo el cumplido, el viejo exmandatario le dijo: “Vos podés llegar a la Presidencia”.
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Quien también recordó esa anécdota fue Zulema, la hija del expresidente peronista-neoliberal. A través de la red social X, “Zulemita” saludó la conquista de su primo y sumó condimentos al cuento del tío. “Recuerdo que un día me llamaste para que el viejo reciba a @JMilei. Al rato papá me cuenta: ‘Martín vino con el amigo, interesante escucharlo, con condiciones para la política, le dije que se largue nomás, que puede ser presidente. El chango es más menemista que ustedes’”, afirma la mujer sobre el incomprobable comentario de su fallecido padre.
La heredera de Menem le dice a su primo: “El viejo me decía ‘el león no se preocupa por la opinión de las ovejas’. Sos el claro ejemplo. Te quiero!!! Siempre orgullosos de vos. A seguir poniendo el apellido #Menem en lo alto”.
Vale decir que la llegada de Menem a ese estratégico puesto se da luego de que, en busca de endebles consensos, se barajaron otros nombres que podían aparecer tanto desde Juntos por el Cambio como desde sectores del peronismo. Cristian Ritondo y Florencio Randazzo fueron los que más sonaron. Pero finalmente Milei creyó que allí deberá posarse alguien de su estrecha confianza y consustanciado como nadie con sus ideas. Por eso el sábado, tras una reunión en el Hotel Libertador, Milei confirmó que el puesto es para el sobrino de Carlos.
Desde La Libertad Avanza ya se anunció que entre las primeras tareas que tendrá Menem al frente de la Cámara baja estará el tratamiento del proyecto de “ley ómnibus” que Milei quiere negociar con los bloques mayoritarios para avanzar en sus planes de reformas promercado y ajustazo a los bolsillos populares.
Por historia familiar y por ser parte de la casta, Menem sabe de las consecuencias antipopulares que tendrán esas medidas si se convierten en ley. Por eso se anticipa y amenaza: “La señal es de austeridad y de cambiar la historia de la Argentina. No hay plata, trabajemos todos en sacar las leyes que corresponden llegado el momento. Se asume el 10 de diciembre y ahora manos a la obra”.
En varias entrevistas recientes Martín Menem dijo que si se metió en política es “para que no le pongan más obstáculos al sector privado”. Una verdadera declaración de principios de quien jamás renegó de las riquezas obtenidas por ser parte de una casta política y empresarial que lleva décadas viviendo de los recursos públicos.
“En Argentina, a pesar del contexto económico que nos toca, hay oportunidades; sólo hay que tratar de encontrarlas y perder el miedo a apostar”, le había dicho hace dos años a Forbes. Fue en la postpandemia, cuando millones de trabajadoras y trabajadores no paraban de ver cómo su poder adquisitivo seguía cayendo en picada desde los tiempos de Macri. Hoy esas palabras deberían releerse a la luz del nuevo cargo que asumirá desde el domingo.
Pero hay algo que Martín Menem sabe. También por historia familiar y por ser parte de la casta. Que así como las políticas de su tío fueron resistidas y enfrentadas durante los 90 por amplias franjas de la clase trabajadora y los sectores populares, nada le estará asegurado al gobierno que viene a profundizar las penurias. Si la enorme fuerza social que representan los millones de trabajadoras y trabajadores de este país se pone de pie y lucha organizada, sus planes pueden fracasar.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).