EL 23 de abril hay elecciones al rectorado y al claustro, así como a otras instituciones universitarias. Tanto Emilio Fernández como Manuel Reigosa proponen continuar con el actual sistema universitario antidemocrático, y promueven la injerencia de los intereses privados en la Universidad.
Miércoles 18 de abril de 2018
Además de para el rectorado y el claustro, el 23 de este mes también habrá urnas para elegir a los representantes a los consejos de departamento y representantes al comité internacional de la escuela internacional de doctorado.
Se podría decir que la Universidad de Vigo está a punto de renovar sus instituciones, pero ¿qué renovación se plantea, y que puede tener esta elección de democrática realmente?
El candidato “oficialista”, por la lista “Ideas que suman”, es Emilio Fernández Suárez, director del “Campus do Mar”, con financiación público-privada, y catedrático en Ecología. Fue director general de Desenvolvemento Sostible de la Xunta, de 2005 a 2008, con el gobierno bipartito de PSOE y BNG.
Gozó de un puesto de responsabilidad en un gobierno de “izquierdas”, pero promocionó el Plan Bolonia. Un plan, que como sabemos tuvo graves consecuencias, como el aumento del coste de los estudios, la progresiva elitización y privatización de la universidad, y la pérdida de la ya raquítica “democracia universitaria”, incorporándose “Consejos Sociales”, con presencia de políticos y empresarios.
Recientemente, Emilio Fernández afirmó: "Somos continuistas, pero de lo bien hecho por todos", sostuvo también que no cree que los “investigadores tengan que tener una plaza asegurada”, o que mantendrá como prioridad el techo de déficit de la universidad.
En definitiva, se propone continuar con la política del gobierno de la Universidad de Vigo que permite la precarización con la subcontratas de servicios y utiliza el superávit de la institución para la colaboración “público-privada”, mientras hay estudiantes que no se pueden costear sus estudios, o investigadores que no cobran.
Por otra parte, entre la lista de personas que le apoyan figuran antiguos miembros de la oposición. Respaldan su candidatura ex rectores como Alberto Gago, de su misma lista “oficialista”, y José Antonio Rodríguez Vázquez, en su día del grupo opositor.
Participan también los candidatos que perdieron contra el actual rector (Salustiano Mato), Jaime Cabeza, y contra Alberto Gago, José Luis Legido. No sorprende que esto sea así conociendo como se desarrolló la anterior elección. Salustiano Mato fue “reelegido” en 2014 siendo el único candidato y con la participación más baja de la historia, con tan solo 751 votos a favor, 908 votos en blanco y 291 votos nulos. Con una participación menor del 8%, el actual rector solo tuvo el apoyo de un 3% de la comunidad universitaria.
El otro candidato es Manuel Reigosa, por la lista “Horizonte 2040”, que ya fue vicerrector desde 2005 a 2008, también durante el gobierno bipartito. También permitió y promocionó de cerca la implantación de Bolonia. Aunque pretende dar una imagen de renovación, lo cierto es que su proyecto tampoco pasa por revertir los recortes o democratizar la universidad.
En recientes declaraciones, mientras criticó la “escasa financiación” de las universidades públicas defendió un sistema de financiación competitiva por resultados. Un sistema que aumenta las desigualdades y favorece la privatización de la universidad.
El gobierno reduce drásticamente la inversión pública en investigación y educación superior, a la vez que fuerza a las universidades a pelear por la financiación. Así, estas recurren cada vez más a la financiación privada, lo que acaba por dirigir la investigación hacia los intereses económicos de ciertas empresas.
Propone incrementar la contratación de profesores, investigadores y personal administrativo y de servicios, debido a la “poquísima incorporación de gente joven, tanto de PAS como PDI". Criticó la política "de ladrillo" del actual equipo de gobierno con respecto a los cuatro nuevos edificios proyectados, pero anunció que "se respetarán los compromisos" aunque se estudiarán modificaciones.
Asimismo manifestó su deseo de que la Universidad de Vigo “vuelva a estar entre las mejores del mundo", y sea "un faro de conocimiento, que incentive el empleo y la economía de su entorno". Estas bonitas palabras en el fondo no esconden más que el deseo de que la Universidad de Vigo sea atractiva para inversores privados, pero no la reversión de los recortes educativos en el conjunto de las universidades públicas.
¿Cómo se puede decir que los estudiantes son “actores de primera”, cuando se defiende al mismo tiempo un sistema de gobierno que sólo les da el 30 % de la representación? ¿Cómo se puede que se apostar por “medidas de conciliación, la igualdad, o contra la brecha salarial” cuando se permite la explotación laboral en subcontratas de servicios externos?
Los pequeños parches, como el aumento de becas propias para estudiantes que ofrece esta candidatura, no responden a más que la necesidad de lavar la cara a una casta universitaria patriarcal. En una situación donde jóvenes de clase trabajadora son expulsados de la universidad cada día, nosotros defendemos la gratuidad de los estudios en todos sus niveles, incluido por supuesto el universitario, como única alternativa.
Por otro lado, a las elecciones del claustro universitario se presentan varias candidaturas estudiantiles, entre las que destaca “Erguer, estudantes da Galiza”, “Candidatura Unitaria Estudantil”, así como independientes. Sin embargo, más de 30 plazas de las 75 del alumnado en el claustro, han quedado sin cubrir ante la baja participación. Esto demuestra lo ajenos que nos sentimos los estudiantes del sistema de gobierno universitario, así como en sus representantes.
Para que esto cambie es necesario impulsar un movimiento estudiantil combativo y democrático, donde las asambleas por centro y facultad sean soberanas. Así como un programa contra la precariedad laboral, que incluya la contratación directa y el control de los trabajadores de servicios, luchar para revertir los ataques sufridos, desde el Plan Bolonia, la subida de tasas y la reducción de becas y la gratuidad de la universidad.
Así como la creación de comisiones independientes de mujeres y LGTBI para luchar contra las agresiones machistas y por la inclusión de contenido de género y antirracista en los planes de estudio. Los que gobiernan la Universidad hablan de “sociedad civil” cuando se refieren a los grandes capitalistas que son responsables de nuestra situación de paro, precariedad y pobreza. Nosotros defendemos que la Universidad debe de estar al servicio de los intereses de la sociedad en su conjunto, es decir, de la clase trabajadora y los sectores oprimidos.
En definitiva, queda claro que hay una falsa alternativa entre los distintos candidatos a rector, y que el sistema antidemocrático universitario no garantiza que se exprese la opinión de los estudiantes.
Mientras la casta universitaria, junto al conjunto de los políticos y empresarios que gobiernan la universidad, se preparan para su ofensiva contra la educación superior, nosotros tenemos una cita de lucha. Este jueves 19 de Abril habrá huelga estudiantil gallega. Animamos a asistir a la manifestación que saldrá a las 12 horas desde Plaza América en Vigo, para defender una educación democrática, feminista y al servicio de la clase trabajadora y el pueblo.