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Red Internacional
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BRUTALIDAD POLICIAL. ¿Quién mató a Alton Sterling?

El martes por la mañana, dos policías asesinaron a Alton Sterling frente a una tienda en Baton Rouge, Louisiana, a sangre fría.

Viernes 8 de julio de 2016

Las imágenes del asesinato circularon rápidamente y la gente ha comenzado a protestar en las calles. Numerosas agencias locales y federales han intervenido.

Un policía blanco de Baton Rouge no mató a Alton Sterling. Dos policías no lo tiraron rodando al suelo, aplastado contra el paragolpes delantero de un coche. "Múltiples heridas de bala" no lo desangraron hasta morir. Sangre negra sobre pavimento negro. Gritos negros detrás de la cámara. Saber y no creer.

Martes: 12:35 AM: Los policías Blane Salamoni y Howie Lake llegan a la tienda en busca de alguien, de un cuerpo que coincida con su descripción. Ellos encuentran a Alton Sterling, de 37 años, padre de cinco, negro en Estados Unidos.

Vemos las imágenes y la sangre se nos convierte en hielo, después en fuego frente al sonido de los gritos de Sterling. Ya conocemos este ardor. Eric Garner. Rekia Boyd. Sandra Bland. Michael Brown. Tamir Rice. Jamar Clark.

Un policía blanco de Baton Rouge no puso fin a la vida de Alton. El sistema lo hizo. Destrozando una historia, clavando una estaca en el corazón del pueblo y la comunidad.

Un hombre con un hijo que no puede hablar a través de sus lágrimas. Un hombre cuya esposa, Quinyetta McMillon, expulsa palabras de rabia ante cámaras hambrientas:
"Ahora me veo obligada a criar un hijo que va a recordar lo que le sucedió a su padre. Eso no se lo puedo quitar. Él está en una edad de entendimiento. Sufro por él y por su pérdida. Como padre, uno de los mayores temores que uno tiene es ver a su hijo herido y saber que no hay nada que puedas hacer".

Los medios de comunicación inician la ejecución post-mortem de la víctima. CNN acosa a la tía de Sterling, pidiendo tres veces el historial de detenciones de su sobrino asesinado, impasible ante sus sollozos desgarradores. Sus "antecedentes penales". Ficha policial. Un arma oculta. Las melodías racistas de los medios capitalistas defienden el asesinato a sangre fría por parte de la policía, demostrando pesar sólo por las familias blancas que pierden a un ser querido.

El racismo bien aceitado empleado por el Estado, al servicio de la guerra contra una clase. Tomó más de 550 vidas en lo que va de este año. El asesinato es el negocio mundano del policía en Estados Unidos, donde las armas pulidas, uniformes planchados, esposas y perros de ataque son sólo herramientas del oficio de mantener a la gente subyugada, sumisa, temerosa. Para mantener a los oprimidos bajo control.

Las palabras se deslizan de los labios del gobernador John Edward: El asesinato de Alton Sterling es “cuando menos perturbador". Él hace promesas rutinarias. Los que han estado observando, los que saben que los asesinatos policiales de negros reinan como regla social, no son engañados. Estas mentiras, pronunciadas por fiscales y funcionarios soberbios, son tan constantes como el creciente número de vidas negras, luces negras que se extinguen.

Sabemos cómo funciona. En Chicago, el gobierno de Rahm cajoneó pruebas de la ejecución policial de Laquan Mcdonald durante más de un año. En Nueva York, un gran jurado aseguró la libertad de Daniel Pantaleo luego de que le arrancara el último aliento a Eric Garner. El policía que asesinó de un disparo a Tamir Rice en un parque de juegos no enfrentó ninguna acusación en absoluto.

El gobierno Federal ya ha intervenido con galantería para iniciar una investigación "a fondo" e "imparcial". Las mismas personas, los mismos dos partidos, fiscales y tribunales que mantienen a más de 2,2 millones tras las rejas nunca serán luchadores por nuestra liberación. Los funcionarios del Partido Demócrata, el sistema legal que penaliza a las comunidades “negra y morena”, de inmigrantes, queers, la clase trabajadora y los pobres no van a dar un giro de 180 grados hoy por Alton Sterling.

Nos van a ahogar en mentiras para desaparecer nuestra rabia, para impedir que nos rebelemos y asegurar el funcionamiento de un sistema plagado de grietas y salvajismo.
Los Demócratas que han presidido la ejecución y el encarcelamiento de los afroamericanos utilizarán el asesinato de Sterling para fingir ignorancia e inocencia respecto de los asesinatos de afroamericanos. Cínicamente, abusan de la bandera de "derechos civiles" y comienzan su esgrima penal, con la esperanza de ganar puntos para las próximas elecciones.

El Departamento de Justicia, el FBI, el Fiscal del Estado, e incluso la policía se quieren aprovechar de este caso. El sistema está dictando su guerra preventiva contra la clase obrera. Porque el poder vislumbró poder cuando la juventud afroamericana reventó las calles de Baltimore el año pasado.

Los títeres del gobierno, agentes de la burguesía, y los liberales vestirán sus trajes y nos arrastrarán a los tribunales para sumirnos en debates sobre si los policías "temían por sus vidas". Aquí nos encontramos con el veneno para nuestro movimiento. Los tribunales: buenos para dirigir nuestra rabia hacia adentro, para que se pudra, para hacer explotar nuestra furia en millones de pedazos. Allí, cualquier posibilidad de condena se basa en el poder del movimiento. Pero incluso si se condena a un policía, la supremacía blanca y el capitalismo nunca se llevarán a juicio.

La destrucción de la policía se logrará mediante fuertes movilizaciones, bloqueos de calles, paros, huelgas que se extiendan más allá de Baton Rouge a todos los rincones del país.

No nos aferraremos a ninguna confianza en los tribunales. No nos quedaremos en casa ni prestaremos atención a sus llamados a la "calma". La justicia no es posible en este sistema. En su lugar, tenemos que levantarnos y obtener nuestra justicia en las calles, iniciar un movimiento que pueda plantear un nuevo sistema basado en la lógica de la igualdad y la liberación.

Ayer por la noche, horas después de que Alton Sterling fuera asesinado, unas 150 personas se manifestaron en Baton Rouge, con voces ahogadas, con los puños en alto, "Fuck the police". Al igual que con Baltimore y Ferguson, miramos ahora para ver si Baton Rouge se incendia. Y el resto de nosotros vamos a lanzar nuestra gasolina de furia a las llamas, para poner fin a la cuenta de vidas afroamericanas consumidas por este sistema.

Traducción: Luis Yañez