20 de octubre de 2010, la altura de la estación Avellaneda se encontraba repleta de mamelucos y trajes oscuros, la cabecera norte estaba ocupada por varios de ellos, el resto disperso por el andén número uno. "¡Bosques, parando en todas la estaciones intermedias!", gritaba un guarda. Por el eléctrico ya habían pasado dos formaciones, una con destino a Ezeiza y otra con destino a Glew; y en dirección opuesta, dos con destino a Constitución. "¡La Plata, para en todas las estaciones intermedias!", anunciaba otro guarda, y con esta formación ya habían pasado todas las líneas por la altura de la estación Avellaneda, pero nadie se movía, ni los mamelucos, ni los trajes, eran de la Lista Verde: la burocracia de la Unión Ferroviaria.
Lunes 20 de octubre de 2014 07:55
Abajo marchaba la columna de los tercerizados despedidos del Roca. Mariano Ferreyra iba a la cabeza junto a las organizaciones de izquierda. Se dirigían por Coronel Bosch costeando las vías con dirección a Capital. A la par y al acecho, en la altura de las vías marchaba la columna de “La Verde” (a lista de Pedraza), así pasaron el Riachuelo y es así que antes de llegar a la calle Pedro Luján la columna de los tercerizados intenta subir a las vías.
A la altura de las vías, una lluvia de piedras se vino sobre ellos y no tardó en desviarse hacia la columna de gente que venía abajo, por la calle.
La desigualdad era enorme, la desventaja era mucha, el ataque lapidario dividió la columna en dos, la cabecera salió hacia la calle Pedro Luján, la cola retrocedió, no obstante a la apedreada de no menos de cien personas se suma la hostigación de la policía y los primeros disparos al aire. El corte de vías fue un completo fracaso. Los mamelucos de “La Verde” habían ganado la batalla por las vías y las columnas de tercerizados se reagruparon en Santa Elena y Pedro Luján. Las bajas de heridos eran alrededor de cinco, la mayoría con lastimaduras en la cabeza, caras ensangrentadas, ese era el saldo de la gresca.
“La Verde” había quedado sobre el puente que cruza la calle Pedro Luján. Las piedras seguían cayendo, la impotencia era absoluta, analizar cómo seguir era primordial, las asambleas discutieron el plan de lucha a seguir, era hora de partir y pensar en otra cosa.
La llegada de C5N fue quizás el detonante que hizo activar la maquinaria asesina de Pedraza, los mamelucos sobre la altura de las vías comenzaron a bajar y reagruparse sobre la calle, mientras los tercerizados ya se retiraban, ciertamente hostigados por la presencia de “La Verde” que se venía acercando. Las primeras corridas empezaron con los primeros piedrazos, y “La Verde” se venía, ya no había tiempo se salir. Los tercerizados armaron un frente para que la gente se pueda retirar, la mayoría corría hacia Vélez Sarfield completamente desorientados, acorralados a un lado por el Riachuelo y al otro por callejones sin salida. Se escucharon los primeros disparos, ¿de la policía? No, la policía ya no estaba.
El frente de los tercerizados armados con palos para proteger la salida del resto le hacía frente a las piedras y balas de la patota asesina, y ahí estaba él, Mariano Ferreyra, apoyando la lucha de los tercerizados y muriendo por ella.