Nos acercamos a la góndola del supermercado, de la vinoteca o del almacén “de la vuelta” y vemos cómo la botella que compramos ayer, hoy aumentó considerablemente. ¿Qué pasó?
Viernes 5 de agosto de 2016
Después de trabajar toda la semana, nos preparamos para reunirnos con amigos y pensamos en llevar una botella de tinto frutal para amenizar la velada. El domingo viene la familia a casa y como es costumbre, vamos imaginando que “blanquito” va a acompañar las pastas que preparará Carlos. Miércoles al almuerzo, luego de beber la copa (y media) de vino que leímos por ahí que “recomiendan los médicos para el corazón”, vemos que se va acabando la damajuana del malbec roble.
Nos acercamos a la góndola del supermercado, de la vinoteca o del almacén “de la vuelta” y vemos cómo la botella que compramos ayer, hoy aumentó considerablemente ¿Qué pasó?
El 2015 -y parte de 2014-, estuvo signado en la vitivinicultura por la discusión del enorme excedente de vino existente (sobre stock), discusión que se dio en casi todas las provincias productoras de vino, pero sobre todo en Mendoza por el peso que tiene la provincia en esta industria.
Según distintos informes, discutidos en las cámaras empresariales más importantes del sector y en las agencias gubernamentales, en las bodegas de Argentina existía un excedente de más de 200 millones de litros de vino producto de la profundización de la caída de las exportaciones de vinos argentinos al exterior, principalmente a Brasil, acumulando un sobre stock de vinos que no podían ser absorbidos en un deprimido mercado interno, y que complicaban a la industria de conjunto porque presionaban fuertemente a la baja el valor del litro de vino y del kilo de uva.
Sin embargo, muchas fueron las sospechas que surgieron y las voces que alertaron sobre una posible manipulación estadística de los datos de informe de cosecha 2014 y 2015, brindados por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). Lo mismo sucedió con el supuesto “sobre stock”. En parte se debe a que este organismo viene siendo fuertemente cuestionando por sus directivos, quienes son elegidos en forma directa por los gobiernos de turno; su presidencia de hecho, es directamente ungida vía decreto de Presidencia de la Nación. Como ejemplo, recordemos quien fuera máximo directivo de la anterior gestión, Guillermo García, contador y ex gerente de la máxima corporación vitivinícola del país, la COVIAR.
Es que si bien, en general había consenso sobre el excedente, derivado del entrecruzamiento y análisis de los datos de exportación, mercado interno y elaboración, la pregunta que surgía era ¿dónde estaban esos 200 millones de litros? ¿Qué tipo de vinos eran?
Con este panorama general, en marzo de este año apreció un nuevo informe, esta vez elaborado por la Corporación Vitivinícola Argentina denominado “Análisis Integral de la Vitivinicultura Argentina. Nuevos Escenarios y acciones público-privadas”
En una de sus partes, el trabajo señala que “entre 2006 y 2014, las 20 primeras empresas comercializadoras de vino sufrieron modificaciones en sus stocks. Si consideramos que un stock de seguridad promedio debería ser de aproximadamente 4 meses de ventas, el stock de seguridad de las 20 firmas principales debería ser de aproximadamente 3 millones de hectolitros en 2015.
No obstante, esto no sucedió. De los 20 fraccionadores principales el stock fue de 7,3 millones de hectolitros, mientras que el stock de seguridad estimado en función de las ventas debería ser de 3 millones de hectolitros, por lo cual se puede decir que los 4,3 millones de hectolitros (430 millones de litros) restantes corresponden a stocks de anticipación/especulación.
Información que aporta elementos importantes para entender quiénes son los que, aprovechando los precios bajos y especulativamente, acopiaron gran parte de este excedente.
Cosecha 2016 y subversión ¿mágica? de los stocks
En consonancia con la línea política y económica del gobierno de Macri y las “recomendaciones” de la Diputada Nacional por Mendoza de esta misma fuerza, Susana Balbo -mujer proveniente del gran empresariado vitivinícola- de dejar actuar la fuerzas del mercado sobre la golpeada industria vitivinícola (golpes que arrecian sobre los trabajadores y los pequeños productores fundamentalmente); vinieron al rescate para la eliminación de los excedentes vínicos las fuerzas de la naturaleza.
El “fenómeno del niño” aportando lluvias persistentes durante los meses de enero a mayo, días muy fríos para la época y poco sol; más las granizadas cíclicas, algunos días de zonda durante la floración y la incontrolada plaga llamada “polilla de la vid”, redundaron en la vendimia más baja de los últimos 56 años.
En 2015 la cosecha de uvas en todo el país fue de 23.379.911 quintales, reduciéndose a 17.026.428 quintales en 2016. Y para Mendoza de 16.872.402 a 10.180.576 respectivamente. Esto es una merma cercana al 29% interanual.
Para la elaboración de vinos, los números son peores, pasando de 1336 millones de litros elaborados en 2015 a 875 millones en 2016. Una merma del 34% (461 millones de litros menos).
En dos meses (entre abril y junio) el precio del tinto básico aumentó 93%, pasando de $ 4,27 el litro a $ 8,24. Y hoy un litro de vino varietal como el malbec, que hace 5 meses se comercializaba en el mercado de traslado a $5, hoy puede trepar hasta los $30.
Sin embargo, los datos desprendidos del resultado del comercio interno de vinos y de las exportaciones, ambos a la baja, representan una contra tendencia que es relevante tener en cuenta.
Según información proveniente de la Bolsa de Comercio de Mendoza y el Observatorio Vitivinícola Argentino, en el mes de junio de 2016, la comercialización total de vinos bajó el 23,12% con relación a igual mes del año anterior. Y el acumulado de enero a junio arroja un saldo negativo del 9,4 %. Lo que representarían poco más de 100 millones de litros menos.
Y según el centro de prensa e información del INV, las exportaciones de vino en el mes de junio bajaron el 22,96% en volumen (22,15 % en valor) respecto al mismo mes del año pasado. El acumulado a junio de las exportaciones de vino, muestra un decrecimiento del 11,95% en volumen (6,26% en dólares). Lo que también representaría unos 32 millones de litros menos despachados al exterior.
Con todo, los 461 millones de litros menos producto de la mala cosecha, y con los excedentes previos de 200 millones, más los 132 millones de la suma de la caída en exportación y mercado interno, son 129 millones los litros de vinos de diferencia negativa. Pero contemplando que se mantiene una tendencia a la baja de las ventas (internas y externas), que el consumo de este vino es gradual (mes a mes) y los mecanismos de “liberación” de vinos (momento del año en el que el estado posibilita la comercialización de los vinos de cada cosecha para controlar justamente los stocks), es un volumen que no significaría en inconvenientes de falta de stock.
El propio Alfredo Aciar, subsecretario de Agricultura y Ganadería de Mendoza, señaló en una entrevista publicada en el mes de julio “Nosotros ya estamos haciendo las cuentas a la liberación del 2017. Hoy se está reduciendo la comercialización todos los meses y vemos saldos negativos. Por lo tanto, los tres meses que teníamos de stock al finalizar la cosecha, pensado a futuro sobre la nueva fecha de liberación, hoy no son tales. Hoy calculamos que estamos en 4 meses de stock, hay que ver si nos estabilizamos ahí”. Y en el mismo sentido, Juan Carlos Pina, gerente de Bodegas de Argentina, en la misma entrevista comentó que “En la medida que bajen los despachos por la disminución en la ventas en el mercado interno y en las exportaciones, los stocks van a aumentar. No creo que entremos en problemas de excesos de stocks pero es una situación que tenemos que monitorear día a día”.
¿Y entonces?
De todos los dichos y entre dichos, las informaciones cruzadas que aparecen, se desprende por un lado que es imposible determinar cuál es la situación actual de la industria debido a que hay intereses encontrados. Por ello es necesaria la apertura de los libros contables de las grandes bodegas y entrecruzarlos con los datos recabados por los técnicos y trabajadores del INV.
Queda claro que las grandes bodegas vienen especulando a través de diferentes mecanismos para obtener ganancias extraordinarias y avanzar en la concentración del mercado. Utilizando su poder de fuego y sus organizaciones para hacer lobby con el gobierno de Paco Pérez ayer (PJ - FPV) y Alfredo Cornejo hoy (UCR - Cambiemos), incidiendo en la utilización de las cifras y la información del INV, oprimiendo a los pequeños productores que se encuentran en una banca rota generalizada y explotando a los trabajadores de bodegas y viñas negociando paritarias al 33% en complicidad con las burocracias sindicales de SOEVA y FOEVA (porcentaje muy inferior a la inflación anual acumulada).
La tríada Gobierno- INV- Corporaciones vitivinícolas viene demostrando una comunidad de intereses a favor de los grandes empresarios del sector como lo ejemplificó la pomposa inauguración de la majestuosa bodega Zuccardi de Valle de Uco, donde asistieron todas las figuras del arco político patronal, con el gobernador Cornejo y su Vice Montero a la cabeza, y donde el propio Zuccardi (hasta el año pasado, empresario afín al movimiento “Nac and Pop”) expresó “estamos en un gran momento de la vitivinicultura”.
Mientras, para las mayorías, el asado y ahora el vino, se transformaron en verdaderos artículos de lujo.