Frente al repudio generalizado de vecinos y transeúntes, los más de cinco móviles policiales tuvieron que retirarse sin poder detener a los senegaleses.
Jueves 9 de noviembre de 2017 12:08
Foto: Crónica
El centro de Quilmes se transformó en el foco de un nuevo episodio de represión racista de la Policía contra vendedores senegaleses. Todo se inició cuando inspectores de Martiniano Molina quisieron confiscar los elementos de trabajo de los vendedores. La reacción solidaria de los vecinos y transeúntes impidió la detención de los vendedores.
Pese a la presencia de gran cantidad de vendedores, la violencia policial se centró en los senegaleses, quienes ya habían sufrido la represión meses atrás: en abril, Gendarmería Nacional y la policía comunal desalojaron de forma violenta a quienes se encontraban sobre la avenida Yrigoyen. Y hace pocos meses hubo otro caso de violencia xenófoba por parte de la Policía.
Ante la desesperación por los elementos secuestrados, los vendedores quisieron impedir que esto se lleve adelante. Como si fuera poco, la violencia de los efectivos policiales agitaron aún más los ánimos. Cuando intentaron detenerlos, provocó la alteración y el repudio de cientos de personas que circulaban por ese sector de la ciudad.
Visiblemente perturbados, se pudo escuchar a agentes pidiendo que le “traigan la escopeta”, al mismo tiempo que los vecinos repudiaban a los gritos el accionar policial. Minutos más tarde, frente al clima y el repudio generalizado, los más de cinco móviles policiales tuvieron que retirarse sin poder detener a los senegaleses.