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Red Internacional
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Universidad. Rafael Correa en Sociales UBA: una discusión sobre el futuro de Latinoamérica

En el marco de su visita por la asunción de Alberto Fernández, el expresidente de Ecuador participó de una charla sobre el problema de la desigualdad y la exclusión en la región, donde no estuvieron presentes las rebeliones populares que atraviesan al continente

Nicolás Mansilla Estudiante Sociología UBA @NicxMvnsi

Lunes 16 de diciembre de 2019 21:18

Una charla enmarcada en la victoria de Alberto Fernandez y un cambio en la situacion latinoamericana

Luego de haber participado de la asunción de Alberto Fernandez y dar una conferencia de prensa cerrada, Rafael Correa, el expresidente de Ecuador, participó de una charla en el auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA junto a la decana Carolina Mera, enmarcada en la cátedra "Cultura por la Paz" de Adolfo Perez Esquivel.

Después de una breve presentación de Mera y Perez Esquivel, el expresidente comenzó su intervención reivindicando la victoria del Frente de Todos en Argentina, como un cambio en la situación política regional, donde estaríamos volviendo a la senda del "progreso" luego de cuatro años de avanzada reaccionaria de las elites, encabezadas por Clarín cuyo candidato fue Macri. También denunció el golpe de estado en Bolivia y la prisión de Lula Da Silva.

Luego abordó los principales problemas de la región, como lo son el atraso, la dependencia y la desigualdad social. Desarrolló un racconto histórico de grandes potencias del mundo como son los EE.UU., explicando que las recetas económicas que proponen no son una vía para el desarrollo sino para una mayor expoliación imperialista. En este marco nuestros países deberán atravesar en nuestros tiempos sendas distintas que las primeras potencias capitalistas.

En esta historización, hizo referencia a uno de los principales conflictos en EE.UU. como fue la guerra de secesión, donde se definieron los cimientos para el desarrollo del capitalismo estadounidense. Correa explicaba cómo estados confederados apostaban a mantener una política librecambista para comerciar con Europa algodón producido bajo mano de obra esclava, basándose en la exclusión de millones de esclavos negros y dejando de lado la resolución del atraso norteamericano. Por otro lado, la Unión encabezada por Lincoln representaba los sectores manufactureros que con los avances de la revolución industrial y el trabajo asalariado moderno impulsaban políticas proteccionistas que fueron parte de convertir a EE.UU. una potencia industrial.

El expresidente tomó este caso como una analogía con la pelea que habría que dar en Latinoamérica, comparando a los secesionistas con las elites oligárquicas locales contrarias a la verdadera "igualdad del liberalismo y el progreso capitalista", que basan su modelo en la exclusión de los sectores mas empobrecidos, indígenas y negros, y por otro lado los gobiernos "nac&pop" que buscarían un "capitalismo en serio", basados en el progreso y no en la exclusión, donde el crecimiento de las empresas "no entre en contradicción con el conjunto del pueblo".

El mensaje final fue, como al principio, de celebración por el triunfo del peronismo y de intentar darle vida a los gobiernos posneoliberales o llamados "progresistas" por la vía electoral.

¿Como y con quienes hay que enfrentar a la derecha?

Para referirnos a esta analogía en nuestro país y la victoria de Alberto Fernandez entendida como un "capitalismo bueno" por Correa, si hoy diferenciamos los sectores del capital mas abiertamente ligado a los intereses imperialistas, como la llamada oligarquía terrateniente, y el resto del capital industrial al que hace referencia generalmente el peronismo, encontramos que en el fondo siguen de acuerdo en mantener el atraso y la dependencia nacional.

Ninguna fracción del capitalismo local ha siquiera intentado romper esta relación de opresión. Atravesamos una etapa donde la producción mundial está cada vez más "globalizada" y las relaciones de dependencia del capital nacional respecto del resto del mundo son mayores, incluido el capital argentino respecto al capital imperialista.

La dependencia que tiene el capital nacional lo vuelve incapaz y sin voluntad alguna de querer cuestionar al capital imperialista. Estas grandes potencias ya se repartieron el mundo, como se ve en Latinoamérica que funciona como "patio trasero" de EE.UU.

Esta estructura tuvo su mayor avance en la ofensiva neoliberal de los 70 y los 90 con el menemismo y no se rompió siquiera durante el boom de las commodities y las tasas chinas que durante el kirchnerismo generaron un crecimiento económico, donde podría haberse cuestionado.

En lo esencial, todo este esquema heredado del menemismo se mantuvo, como el de las privatizaciones de las empresas de servicios y energía, la precarización laboral de un 30% de los trabajadores o la concentración de las tierras en unos pocos terratenientes.

En momentos de crisis, todos estos sectores del capital están de acuerdo en que la pague el pueblo. Hoy en día con una crisis en curso y un inminente saqueo como lo es el pago de la deuda contraída por el macrismo al FMI, todos los sectores capitalistas están de acuerdo en continuar pagando esta deuda ilegítima, fraudulenta e ilegal a costa del pueblo trabajador, orientando toda la economía del país al pago de los vencimientos e intereses, sin solucionar el atraso y la dependencia nacional sino consolidándolo.

Un gran ausente: las rebeliones latinoamericanas

No es casualidad entonces que Correa haya omitido referirse a lo que realmente está pasando en Latinoamérica: la irrupción de las rebeliones populares como en Chile, Colombia, Ecuador, o la resistencia al golpe en Bolivia a la cual Evo Morales le dio la espalda. La única forma de enfrentar los planes de ajuste del Fondo Monetario Internacional es con la movilización independiente del pueblo trabajador. A ningún sector capitalista "le conviene" impulsar esta movilización que cuestiona la estructura neoliberal como esta pasando en Chile.

Si este debate se hubiese abierto, Correa debiera aunque sea haber mencionado cómo la idea de enfrentar a la derecha ganando elecciones a como de lugar, lo llevo a un callejón sin salida en Ecuador, con la victoria de su propio candidato Lenin Moreno que intento llevar a cabo las recetas del FMI. También cómo lo que le puso un freno al plan de ajuste fue la rebelión popular, algo que no mencionó el expresidente.

Esta alianza con la derecha para enfrentar a la derecha no fue gratuita, sino que significó muertos y heridos que pusieron los trabajadores, jóvenes e indígenas movilizados. Otro ejemplo bien claro lo encontramos en Bolivia, donde fue el General Kaliman, nombrado por el propio Evo, en alianza con la derecha, uno de quienes impulsaron el golpe de estado. El MAS, lejos de apoyarse en quienes querían enfrentarlo, concilió con los golpistas.

Distinto a ésto es lo que esta pasando en Chile, donde hace casi dos meses que millones salen a las calles para exigir la renuncia de Piñera, cuestionando todo el régimen neoliberal heredado de la dictadura a pesar de los intentos del Frente Amplio y el Partido Comunista de desviar el proceso.

La nueva situación abierta en Latinoamérica con las rebeliones populares, así como la huelga general de Francia, nos muestran nuevos horizontes para enfrentar a la derecha y pelear contra las condiciones de vida de millones de trabajadores y trabajadoras en nuestro continente. En un momento en el cual movilizaciones de millones de trabajadores y jóvenes están cuestionando estos planes de ajuste, los gobiernos de la derecha que buscan avanzar con represión y los sectores "progresistas" traicionando abiertamente como pasa en Bolivia, es más que urgente abrir este debate.

Por eso desde el PTS y la Fracción Trotskista-Cuarta Internacional en toda la región, apostamos a impulsar la movilización y organización de los distintos sectores de trabajadores y jóvenes, para que la crisis la paguen quienes la generaron y se ponga fin a los problemas estructurales del atraso y la dependencia, algo que solo podrá llevar a cabo un gobierno de trabajadores en ruptura con el capitalismo