Ricardo Ragendorfer es escritor, periodista de investigación especializado en temas policiales y el aparato represivo del Estado. Autor de “La Bonaerense” y ”Patricia. De la lucha armada a la Seguridad”.
Liliana O. Calo @LilianaOgCa
Viernes 13 de diciembre de 2019 00:00
LID: De algún modo se puede leer la historia del país a través del periodismo y al periodismo como un registro de la historia. ¿Qué momentos de esta relación destacaría en la historia nacional?
Ricardo Ragendorfer: Desde luego el periodismo es entre otras cosas la primera versión de la historia pero también es el registro de su distorsión. Es decir, en el trabajo periodístico y en los sectores que componen el universo periodístico hay una puja, la historia del periodismo también está atravesada por la historia de enfrentamientos sectoriales, es decir, está atravesada por la lucha de clases.
Creo que sería un tanto arbitrario de mi parte ubicar un período en particular de la historia argentina en el cual esa puja o el reflejo de su importancia histórica se vea más que en otras. Pero cuando pienso en esta pregunta inevitablemente debo retroceder al extenso lapso comprendido entre 1955 y 1976, tal vez porque fue uno de los períodos más intensos de la historia. En ese sentido, el periodismo no solo jugó un rol preponderante sino que el lenguaje periodístico mismo asistió a una revolución en su seno. Periodistas como los que poblaron las redacciones de medios profesionales como La Opinión, como Confirmado, Primera Plana desde luego dejaron su huella, aún no estando identificados con la línea editorial o con la línea política del medio para el cual trabajaban. Pero además hubo otros medios políticos y medios militantes que dejaron su huella en el aspecto estrictamente periodístico, por ejemplo El Descamisado. Al respecto viene a mi memoria las entrevistas que confluyeron en aquel famoso relato sobre cómo fue secuestrado, juzgado y ejecutado Aramburu. Es un material que no fue desdibujado por el tiempo aunque nunca se valoró periodísticamente aquella nota. Esa fue para mi la época donde el periodismo mejor reflejó las circunstancias y los acontecimientos políticos y que tal vez, más que en otras oportunidades, fueron la primera versión de la historia.
LID: ¿Qué trayectoria tuvo la prensa obrera - política y gremial - en la historia del país? ¿Qué experiencias rescataría? ¿Qué influencia lograron?
Ricardo Ragendorfer: La influencia que jugó la prensa obrera, la prensa política y gremial a lo largo de la historia argentina es notable y no nos alcanzaría el tiempo para resumirla. Pero si rescato alguna experiencia al respecto es sin duda la del Semanario de la CGT de los Argentinos, de hecho en sus páginas se publicaron los artículos periodísticos de Rodolfo Walsh que luego confluyeron en sus dos libros más importantes, Operación Masacre y Quién mató a Rosendo. Y veamos que ambos textos fueron escritos como piezas periodísticas cuyo valor informativo estaba, claro, por encima de sus cualidades literarias, ya que supieron develar hechos invisibles. Y que gracias a su letra pasaron a ser parte de la historia del país, y en ese camino extraviaron su condición noticiosa, es decir, su impacto en el sentido mediático del término. Y aún son leídos con avidez, supongo porque además de haber develado sucesos invisibles de la historia de aquel momento, ese camino los convirtió luego en literatura y de la mejor.
LID: Desde los inicios de la prensa, pensemos en Mariano Moreno, ha sido constante la tensión entre Estado y el derecho a la libertad de expresión, de información, la independencia económica y las formas de financiamiento. ¿Cómo definiría, en ese sentido, el panorama actual del periodismo y la prensa?
Ricardo Ragendorfer: Desde luego que la prensa o el periodismo es ante todo un servicio público pero también es un negocio y un factor de poder. En ese sentido, los únicos periodistas independientes son los periodistas desocupados. Por otro lado, en medio de las tribulaciones del presente, el poder se empeña en la construcción de una realidad paralela, así es que la mitomanía es una suerte ahora de política de Estado. En este contexto, justamente, hay que revalorizar experiencias como la del Semanario de la CGT de los Argentinos, o de algunos periodistas que lograron sobreponerse a esas encrucijadas tanto políticas como empresariales, tener en cuenta y revalorizar sus enseñanzas en el campo de la contrainformación.
LID: Compromiso político, explosión informativa, nuevas redes sociales, ¿cómo ve a La Izquierda Diario?
Ricardo Ragendorfer: Son varias preguntas al mismo tiempo. En primer lugar debo decir que actualmente el periodismo atravesado por las nuevas tecnologías es una especie de maquinaria que va cambiando de forma de una manera vertiginosa a medida que se van utilizando. Eso es beneficioso, por un lado, por la rapidez con la que es posible obtener y transmitir información. También es destacable que esas nuevas tecnologías determinaron una especie de democratización de los medios de comunicación.
Sin embargo, existen otros aspectos en contra, pues permite que que cualquier imbécil se pueda expresar. Y por otro lado, de algún modo produce una especie de adormecimiento del instinto periodístico, ya que gran parte de las investigaciones periodísticas que se realizan no son fruto del trabajo de campo sino de estar horas sentados frente a una pantalla, navegando por internet.
Por otro lado, atentos a la grieta entre un periodismo empecinado en instalar lo que ahora se denomina como posverdad, o sea, informaciones que hagan impacto más que por su veracidad por su emocionalidad, desde luego interesada. Esos mismos medios y recursos hacen que haya un tipo de periodismo de resistencia - no me gusta usar la definición de militante ni la de un periodismo independiente al poder como queda claro de la pregunta anterior-, hacen que exista una especie de guerrilla periodística, que de tanto en tanto suele quebrar el blindaje informativo que articulan los grandes medios sobre situaciones o acontecimientos cuya información no es conveniente exponer. Entre estos medios, claro, destaco a La Izquierda Diario.
Entre 1955 y 1976 fue uno de los períodos más intensos de la historia. En ese sentido, el periodismo no solo jugó un rol preponderante sino que el lenguaje periodístico mismo asistió a una revolución en su seno.
Acerca del entrevistado
Ricardo Ragendorfer inició su carrera periodística en 1978 como redactor de la edición mexicana del semanario español Interviú. En México también trabajó en el diario Uno más Uno y en la revista Proceso. En Argentina, desde 1984, trabajó en las revistas El Porteño, Página/30, Noticias, Pistas, Tres Puntos, Gente, TXT y Miradas al Sur. Y en los diarios Página/12, Nuevo Sur, Ámbito Financiero y Tiempo Argentino. Autor de los siguientes libros: Robo y falsificación de obras de arte en Argentina (Letra Buena, 1992), La Bonaerense (Planeta, 1997), La secta del gatillo (Planeta, 2003), Historias a pura sangre (Fundación Octubre, 2006), La Maldición de Salsipuedes (Ediciones B, 2016), Los Doblados. Las infiltraciones del Batallón 601 en la guerrilla argentina (Sudamericana, 2016), El otoño de los genocidas. Antología de crónicas periodísticas 2008-1017 (Punto de Encuentro, 2017), Crónicas de la Vida Turbia (Ediciones Desde la Gente – IMFC, 2018) y Patricia. De la lucha armada a la Seguridad (Planeta, 2019). Coguionista de numerosos films como El Bonaerense (Pablo Trapero/2002), La secta del gatillo (José Campusano/2018), basado en su libro homónimo. Trabajó en diversos programas de televisión y radio. Actualmente escribe en Tiempo Argentino y en la revista Caras y Caretas, además de publicar artículos en los portales Zoom y Nuestras Voces.
Liliana O. Calo
Nació en la ciudad de Bs. As. Historiadora.