Sobre la irregular ley 3.708.
Jueves 18 de agosto de 2016
El grabado de autopartes apareció por primera vez, en la Ciudad de Buenos Aires, en febrero del 2011 con el boletín oficial n° 3069.
La ley número 3708 de Registro de Verificación de Autopartes, “establece en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires la obligatoriedad, para todo vehículo automotor registrado en esta jurisdicción ante el Registro Nacional de la Propiedad Automotor, del grabado del número de dominio tres letras y tres números- en seis (6) partes de la carrocería del vehículo”.
Todo esto, según dice el gobierno porteño, con el objetivo de ser una herramienta contra el robo de los automotores.
Pero la realidad es que el grabado de autopartes, lejos de ser una eficaz herramienta contra el robo automotor, se ha convertido en una carga más para los conductores. Es decir, que es una ley decididamente recaudatoria en su aplicación. Su valor actual es de $650 pesos, habiendo pasado por varios aumentos (el año pasado valía $520).
A esto se le suma que, si el vehículo no está grabado actualmente, fue patentado antes del 2011 (año de aplicación de la ley) o no tiene una patente que termine en 7,8 o 9 (las cuales se encuentran exentas de multa hasta el fin del año en curso), deberá abonar 150 UF (Unidades Fijas). El valor de esta unidad, que hasta hace unos meses era de $7,40, es ahora de $9,65 (por lo cual la multa sería de $1447,50).
Además, el Gobierno de la Ciudad considera que todo automotor patentado después del 2011, si no fue grabado a los 30 días de su emisión, es un infractor.
Por último, es de destacar que no hay lugar para reclamar ante los casos muy comunes de conductores que fueron notificados y que directamente les llega el aviso de infracción. La única alternativa es el contactarse con el “Organismo Responsable”, alojado en Av. Regimiento Patricios 1142 (La Boca) o llamar al número que figura en la página web, con el cual resulta imposible comunicarse.
Esta ley pasó por varias prorrogas para su aplicación. Sin embargo, su funcionamiento es el descrito anteriormente.
Todo esto nos demuestra que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no tiene otro objetivo que el de aumentar la recaudación a costa de los usuarios.