Luego de haber sido galardonada con el Globo de Oro a Mejor Película Musical, "Emilia Pérez" se perfila para ser nominada y ganadora del Óscar. En México, donde transcurre el filme, el público la ha vapuleado por su representación insensible del país.
Óscar Fernández @OscarFdz94
Jueves 9 de enero
En los últimos meses, la película Emilia Pérez, estrenada apenas en noviembre pasado, está dando de qué hablar. De un lado, la prensa internacional ha armado una narrativa ovacionándola por el tema que toca: las desapariciones forzadas y el narcotráfico en México. Pero en México, país donde se sitúa la trama, ha generado repudio y ha sido ampliamente vapuleada por la crítica y los espectadores.
La cinta es un musical que cuenta la historia de Juan “Manitas” del Monte (Karla Sofía Gascón), un narcotraficante que pretende transicionar a ser mujer y desaparecer del entorno del tráfico de drogas bajo el nombre de Emilia Pérez. Para ello requerirá de la ayuda de Rita Mora Castro (Zoe Saldaña), una abogada que acepta por la oferta lucrativa y que colabora en reubicar a la esposa de “Manitas”/Emilia, Jessi (Selena Gómez), quien es enviada a suiza junto con sus hijos. En el trayecto, “Manitas”/Emilia pretende “reparar” el daño que ha hecho y ayudar a familiares encontrar los cuerpos de los desaparecidos que ella misma ha asesinado.
La audiencia mexicana ha sido tajante en que la película no es ni un buen musical ni una buena película ni retrata fidedignamente la realidad del país, la cultura ni la situación de un tema delicado como lo es el narcotráfico y las desapariciones forzadas. Escandalosamente, el director, Jacques Auidard, francés (y que, como ha enfatizado el público mexicano, no habla ni español ni inglés) declaró: “no, no lo estudié tanto. Lo que tenía que entender, ya lo sabía un poco.”
adding fuel to the fire, here’s an interview for Jacques Audiard, director of EMILIA PÉREZ
INTERVIEWER: How much did you have to study Mexico to be able to make this film?
AUDIARD: No, I didn’t study much. I kinda already knew what I had to understandMake of that want you will https://t.co/sWkF0KknXt pic.twitter.com/WiwYXkzuiE
— ana (@comingsofage) November 14, 2024
La Guerra contra el narco y el “narcomusical” apologista
No se trata de un tema menor. En México, luego de unas controversiales elecciones en las que el reciente expresidente López Obrador, entonces candidato del PRD en su primera contienda presidencial, arguyó fraude y se autoproclamó “presidente legítimo”, como respuesta, el presidente electo, Felipe Calderón, realizó un acto en diciembre de 2006 portando una casaca militar y con un kepi de cinco estrellas (por ser el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas de México) en el cual declaró guerra a los cárteles de las drogas.
A la fecha, las muertes y la militarización continúan. Según cálculos oficiales, suman más de 400 mil personas asesinadas como víctimas de la “guerra contra las drogas” desde que se inició con el gobierno de Calderón (PAN, de ultraderecha), continuado por el gobierno de Enrique Peña Nieto (del PRI, partido de centroderecha que gobernó México por 70 años) y mantenido bajo un cariz distinto con la “Guardia Nacional” que creara López Obrador (del Morena, de centroizquierda) para reemplazar a la corrupta policía federal. A eso se suman más de 10 mil personas desaparecidas.
Según el Programa de Derechos Humanos de la Universidad Iberoamericana, suman más de 1100 fosas clandestinas tan sólo de 2020 a 2022. En ellas se sepulta en masa y sin distinción a migrantes, sicarios, consumidores, narcotraficantes, pero también a civiles y jóvenes, mexicanos o migrantes, sin relación con las actividades del crimen y que fueron ultimados por el ejército mexicano por algo tan simple como una mirada mal puesta o pasarse un alto bajo la lógica de que las fuerzas armadas neutralizaran cualquier cosa que consideraran una "amenaza" y el gobierno se encargaría de llevar adelante la "verificación" al respeto de los DD.HH. Son cientos de miles quienes han marchado en México exigiendo justicia y que el Estado ponga medidas para encontrar a aquellos que hoy están ausentes.
A esto se suma no sólo el grado de descomposición de los cuerpos en las fosas, sino la manera en que son desechados: a veces con incineraciones con gasolina, a veces previamente aventados en ácido (apodado en México como “hacerlos pozole”), lo cual dificulta la identificación de los cuerpos con ADN. Y esto con el constante monitoreo de los cárteles de las drogas, que directamente amenazan, si no es que desaparecen y/o asesinan por igual, a familiares de las víctimas, volviéndose ellos mismos parte de las estadísticas. Pueblos enteros se han vuelto fantasmas ante la inseguridad del narco en México, facilitado por operaciones como el “Plan Mérida” que le otorgaba armas y equipo al gobierno mexicano, o “Rápido y Furioso”, que facilitó el tráfico de armas de alto poder a los cárteles.
Si tenemos que mencionar esta crudeza, no es por morbo, sino porque “Emilia Pérez” no contempla estas complejidades. Es una película que transcurre en México, hecha por un francés que no habla ni inglés ni español, a contar de manera muy superficial un tema delicado que por años ha afectado a la población mexicana. Con el agregado de que el elenco es prácticamente carente de talento mexicano.
Un México sin mexicanos
Zoe Saldaña, de ascendencia dominicana, fue galardonada en la última ceremonia de los Globos de Oro como mejor actriz de reparto. A eso se suman otros tres galardones que se llevó la película: Mejor película extranjera y mejor película comedia/musical, así como mejor canción. Esta última está causando revuelo en sí ya que ganó contra otras contendientes como “Better Man” (que habla sobre la vida del cantante Robbie Williams) o “The Wild Robot” y cuyo contenido es banal, pues, como han señalado varios críticos, es una canción que transcurre en una gala donde Emilia pretende recaudar fondos para poder encontrar a los desaparecidos que ella colaboró en ultimar y que se “revela” que los políticos son también parte del problema del narco.
La directora de reparto también declaró que “buscamos actrices mexicanas, pero ninguna era tan buena como las que elegimos”. Cosa bastante extraña dado el amplio historial de nuevos actores, actrices y talentos con los que cuenta México. Sin ir muy lejos, recientemente se estrenó la serie “Cada Minuto Cuenta”, en la que se retrata el reto de rescatar a las víctimas del terremoto de 1985 y que tiene a una nueva generación de actores y actrices prometedores.
Por el contrario, cuando se anunció que “Emilia Pérez” ganó el Globo de Oro a mejor película, el director Jacques Auidard, no mencionó ni una sola vez a México. Si bien no es obligatorio mencionar el lugar donde transcurre una película, dado el tema que trata, es bastante revelador que no haya mencionado al país, lo que denota un oportunismo vil para lucrar con un tema sensible en América Latina.
Otro tema que ha causado polémica es la pronunciación del español de Selena Gómez, que abiertamente se reivindica latina y orgullosa de su herencia. El actor Eugenio Derbez declaró que “la actuación de Selena Gómez es indefendible. Yo estaba con gente en el cine que veíamos y… Wow. […] No puedo creer que nadie esté hablando de esto”.
Al respecto, los fans de Selena Gómez salieron a atacar a Derbez, pero con cada día que transcurre, han tenido que retroceder al ver la cantidad de gente que le ha dado la razón al comediante, quien decidió disculparse. La película, por su parte, no aclara que el personaje de Selena Gómez es o hispanohablante nativa o angloparlante aprendiendo español y esa ambigüedad no ayuda por el guion que tiene, el cual, como señalan varios, parece que fue escrito en francés y traducido al español y tiene modismos que no son naturales.
Por su parte, activistas y críticos han declarado que el retrato de la protagonista, Emilia, es insensible para las personas trans y promueve estereotipos, además de narrativas criminalizantes. ¿Qué más peligroso que una película donde una mujer trans que era un alto capo de la droga, asesino y responsable de desapariciones forzadas, ahora intente tener una vida “tranquila” a través de una transición de género?
De manera engañosa, México es el último país en el que la película se ha estrenado, posiblemente sabiendo que la crítica mexicana la despedazaría por lo insensible de su retrato. Por ejemplo, hay una escena donde la madre de un desaparecido le besa la mano a Emilia Pérez cuando ella era responsable de su desaparición.
El apologismo al narco es tal que pareciera que lo único que se necesita para terminar con la inseguridad en México es que, como lo expresó el influencer Javier Ibarreche, “los narcos se toquen el corazón”. Ahora “Emilia Pérez” ya con cuatro globos de oro, lo cual hace que ya no pase desapercibida.
El México real que quedó excluido
Si había una voz que merecía contar una historia como esta, era justamente la de México, la cual pretendía concursar con el filme Sujo, una película que aborda el tema de las desapariciones y el narco, pero que no quedó nominada.
Como cereza del pastel de insultos, la protagonista, Karla Sofía Gascón, se comparó con el Gernika de Picasso.
¿Se imaginan ustedes que a Picasso, después de pintar el Guernica, lo criticaran por no ser del País Vasco? ¿Ridículo, verdad?
La diferencia es que en España transcurría una revolución en la que, además de los obreros y campesinos, participaron las nacionalidades oprimidas por el imperialismo español (vascos, gallegos, catalanes y marroquíes). Picasso pintó una escena de su propia guerra civil, pues lo que acontecía en Gernika pretendía ser un golpe a la moral del gobierno republicano, el mismo al que apoyaban los independentistas vascos y catalanes.
Por el contrario, Emilia Pérez no se solidariza ni retrata fidedignamente el calvario de las familias de los desaparecidos. Es una caricatura insensible que retrata a un México de “narco, violencia y novelas” cuyo elenco carece de mexicanos nativos. Es ese México falso el que puede ser galardonado en los Premios de la Academia. Un retrato peligroso ahora que el gobierno de Trump regresa con fanfarroneadas redobladas contra su patio trasero.
Óscar Fernández
Politólogo - Universidad Iberoamericana