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Red Internacional
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Ciencia y tecnología para pocos. Recortes en el Conacyt, se destinará menos recursos para becas

El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) recortará becas para estudios de posgrado con el pretexto de la deserción en ese nivel educativo, sin mirar las condiciones estructurales que existen en la actualidad.

Miércoles 15 de septiembre de 2021

Este año el Conacyt destinará menos recursos para becas de posgrado, lo que significa que habrá menos oportunidades para que profesionistas puedan realizar estudios especializados, ahora, hay que ver que esta situación tiene un contexto, en donde se destaca principalmente la precarización laboral, de las condiciones de estudio y de la vida en general, lo que ha traído consigo el incremento de fenómenos como la deserción escolar, en todos los niveles.

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Este fenómeno no es nuevo, ya se venía presentando desde hace por lo menos cuatro años, pero a partir del 2020 con el desarrollo de la pandemia de la Covid-19, esta tendencia se intensificó, y es que, en el 2019, se destinaron más de 52 mil 511 apoyos, en el 2021 el monto será de 51 mil 706, es decir de 805 apoyos menos.

Frente a eso, lo mejor que se les ocurrió a los directivos de Conacyt, como su directora, María Elena Álvarez-Buylla es recortar los recursos destinados a investigación, es decir, si se postulan menos alumnos, entonces para ellos es mejor invertir menos dinero sin preguntarse por las condiciones que generan esta situación. Lo que en realidad es una continuación del ataque contra la educación superior operada por los funcionarios del Morena, como la ya mencionada Álvarez-Buylla, o Luciano Concheiro, sub secretario de educación pública.

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Poco gasto en ciencia y tecnología

Lo que se observa con esta política de recortes es una continuidad del abandono del desarrollo científico y tecnológico, según los estándares de la burguesía a nivel internacional marcados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés), son que cada país debe destinar por lo menos el 1% del Producto Interno Bruto (PIB) en ciencia y tecnología. Y a pesar de que este año se proyecta que el gasto en ese rubro será mayor a los 101 mil millones de pesos actuales, lo cual representa un incremento del 2.2%, pero lo cierto es que sólo representará el 0.41% del PIB, es decir, que se está muy lejos de la meta, además ese 1% es lo recomendable, en realidad la actividad científica y de educación superior requeriría mucho más que eso.

También es insuficiente porque los aumentos otorgados a la ciencia y tecnología no están acordes a los niveles de inflación que se reportan en el país, en los últimos 10 años, se ha registrado un decrecimiento promedio anual de 2.3% y 1.8%, para el Ramo 38 y la “Función Ciencia, Tecnología e Innovación”. Es decir, ocurre un fenómeno muy parecido al del salario mínimo, hay incrementos, pero al ser magros y no superar la inflación, hay una pérdida del poder adquisitivo, lo que en realidad representa una disminución de los ingresos.

Además, gran parte de los recursos se quedan en manos de las burocracias académicas, que mediante el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) acaparan los beneficios, sin que estos vayan a parar necesariamente a la generación de investigación, pues muchas veces quedan en los bolsillos de estas castas doradas.

Por eso es dudoso considerar un logro que el número de investigadores afiliados al SNI haya crecido, al pasar de mil 516 al año desde 2005 a dos mil 617 candidaturas aceptadas en la actualidad, con personajes que ni siquiera deberían estar ahí, como Alejandro Gertz Manero, fiscal general de la república.

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Lo que la ciencia y la tecnología necesitan

Se requiere un aumento drástico al presupuesto que se dedica a la investigación, a la educación universitaria y a la educación en general, ya que cosas como el recorte de becas van en sentido opuesto a lo que se necesita, se deben otorgar más becas para que los estudiantes puedan continuar con su instrucción en cualquier nivel.

Pero también se debe exigir la reorientación productiva del quehacer científico del Conacyt, lo que pasa por la democratización del sistema universitario y de investigación bajo la gestión de sus trabajadores, académicos y estudiantes, para que las burocracias no se apropien de los recursos, poniendo esos esfuerzos al servicio de las mayorías laborantes, del cuidado del medio ambiente y para la promoción de la cultura.