
Galia Aguilera Profesora, y dirigenta del Partido de Trabajadores Revolucionarios
Miércoles 22 de abril de 2015
Pareciera un absurdo que en Antofagasta la historia pampina no sea de masiva y permanente difusión, siendo que es una región que tiene parte de los primeros registros de luchas obreras por ser un enclave productivo muy beneficioso para la clase de empresarios nacionales y extranjeros, aunque no solo es un recuerdo, ya que se recrea en la actualidad, ya no con el salitre sino que el cobre a ocupado ese lugar. Cómo se rescata la pampa salitrera, museos históricos solo muestran el crecimiento económico centrándose en una historia regional y cómo su economía aporta al país, pero sobre los obreros se reduce a su vestimenta y al innegable abuso del sistema de fichas con los que eran retribuidos los obreros por su extenuante trabajo.
La pampa tira, atrae, envuelve, algunos literatos e historiadores autodidactas de la región rescatan esta esencia en sus escritos, pero en su mayoría hoy es una actividad marginada, no son ni permanentes sus exposiciones ni es destacada en los colegios para las nuevas generaciones. Uno de los esfuerzos fue el museo pampino de don Gilberto Mena, quien se crio y trabajo en las oficinas salitreras.
En la calle Sucre, detrás de gendarmería sobresale en una casa con un portón azul y una sombrilla que dice “cómo recuerdo a mi pampa”, es la casa de don Gilberto, quien la ha transformado en un museo, nos cuenta que el rechazo para acceder a una sala en el museo histórico de Antofagasta o su reconocimiento por parte de la Dibam lo llevaron a modificar su casa para recordar los años del auge del salitre. Cuenta que Dibam lo integro como parte de la cadena de museo a nivel nacional, aunque nada aporta para sostener su obra y su primera respuesta fue negativa por parte de la institución. Hoy muy enfermo, don Gilberto, comenzó a desarma su querido museo, triste por el poco reconocimiento e importancia que se le ha dado a su esfuerzo por recrear la pampa.
No es un museo convencional, lo que destaca en sus dos salas y el corredero de la casa es la recreación de toda la vida de la pampa, desde qué es el salitre, cómo se extrae, el proceso para su purificación, la maquinaria, el rol de los trabajadores, la vida cotidiana. Su esfuerzo por replicar cada rincón de las salitreras lo impulsa a la construcción de maquetas de edificios, calles, transporte, etc. Las paredes están repletas de recortes de noticias, afiches y fotos de salitre y las salitreras. Repisas con artefactos de la época previa al cierre de las oficinas. Y el centro de este museo es las ansias de trasmitir la vida en la pampa de Don Gilberto.
Cuenta que tuvo un programa de radio de cuentos de la pampa, su registro son cientos de cassette que acaba de regalar a un amigo. Estos cuentos “que no son cuento sino historias reales” que él vio en la pampa. Si bien su historia apunta a rescatar el esplendor económico del salitre y su contribución al país, don Gilberto no puede dejar de lado la vida cotidiana en la pampa, desde el pago de ficha hasta las largas jornadas laborales y el sacrificado trabajo de los obreros como también su vida cultural, que él pudo observar personalmente antes del cierre de las oficinas.
Desde su propia experiencia en la pampa recuerda a las mujeres, como hijo de una mujer que asistió a 9 hermanos más, no hay una palabra más clara que sacrificio nos dice. Sobre la mujer de la pampa discrepa con Rivera Letelier, el famoso escrito de la pampa, pues cuenta que el señor describe a las mujeres como “gorreras” (infieles), sin embargo el dice no fue así, las mujeres de la pampa fueron de sacrificio, se hacían cargo del hogar, se embarazaban en las tantas embriagadez de sus maridos, un niño tras otro traían a este mundo donde fueron violentadas por sus propios amantes, será su sacrificio en plena pobreza quien se hará cargo de todos, desde el lavado de la ropa sin ninguna tecnología como ahora, de parchar y re-parchar cerros de ropa, hacer la comida y mantener limpio el hogar de la familia obrera, le parece una ofensa el trato del señor Rivera.
Este museo está a punto de desaparecer con la enfermedad de don Gilberto, y la historia de la pampa en una de las regiones más importante del auge del salitre, donde se reflejo la crudeza del abuso empresarial y las luchas obreras, están en peligro de extinción. Hoy ciudades que al igual que a principio de siglo XX se caracterizan por ser productora de materias primas muy cotizadas en los mercados internacionales, también hoy sus trabajadores en estos nuevos tiempos comienzan a levantar su voz frente a las reformas laborales y los despidos.