Mientras los empresarios piden al Gobierno realizar un estudio que mida el impacto que tendrá en la economía la reducción de la jornada laboral nos preguntamos: ¿Quiénes se deberían beneficiar realmente con la reducción de las horas de trabajo?
Viernes 16 de agosto de 2019
Con minuta del Ministerio de Hacienda, el Gobierno se resiste al proyecto de reducción de la jornada laboral impulsado por Camila Vallejos.
La cartera de Hacienda elaboró una minuta para indicar que el proyecto de Camila Vallejos podría destruir 303 mil empleos, además hace mención a las declaraciones del Ministro de Hacienda Felipe Larraín, que declaró que se podrían perder 250 mil empleos, el documento considera las estimaciones del Ministro como conservadoras ante la propuesta parlamentaria.
Esto se suma a las declaraciones de diversos gremios patronales que salieron a rechazar el proyecto de Vallejos y a hacer una campaña del miedo, poniendo acento en la pérdida de empleos, posible crisis económica y baja en los salarios.
De esta misma manera, los gremios empresariales salieron al debate de la reducción de la jornada laboral, desde la CPC, su presidente Adolfo Swett declaró que hasta el momento la discusión de los proyectos han sido una batalla comunicacional política, y solicitó seriedad en el debate, pidiendo que se pongan en la mesa estudios responsables.
El presidente de la SOFOFA, Bernardo Larraín Matte aseguró que no se puede discutir un proyecto con una sola línea, haciendo alusión al proyecto de Vallejos. Y por último el presidente de la SNA Ricardo Ariztia, aseguró que los dos proyectos son malos, tanto el de la reducción de las 40 horas de Vallejos como el proyecto de último minuto que según el Gobierno reduciría la jornada a 41 horas con flexibilidad y gradualidad.
El proyecto de “contraofensiva” del Gobierno tiene un claro tinte defensivo ante la batalla comunicacional y parlamentaria de los proyectos de reducción de jornada laboral, asimismo el Gobierno apuesta a instalar el chantaje de la flexibilidad y gradualidad, por un lado la flexibilidad intenta precarizar más las condiciones laborales y por otro lado la gradualidad posterga la aplicación para los próximos Gobiernos en el caso que se apruebe.
Menos trabajo, más tiempo libre
El debate de la reducción de la jornada laboral ha comenzado a remecer el piso de los grandes empresarios y el Gobierno, buscando a toda costa echar por tierra el proyecto, desviando el centro del debate, buscando medidas flexibilizadoras para no ver afectadas sus ganancias, a pesar del argumento de mejorar la productividad otorgando más tiempo libre y de descanso para las y los trabajadores, cuando lo que debería estar en cuestión son las abultadas ganancias que reciben los grandes empresarios como 0,01% más rico de Chile tienen un ingreso mensual per cápita que supera $576.482.429 a costa de extenuantes jornadas laborales para las y los trabajadores.
Mientras la diputada del Partido Comunista busca apoyo de otros sectores argumentando que la reducción generará mejor productividad, buscando convencer al Gobierno y los empresarios del proyecto, su cuestionamiento resulta estéril si es que no se cuestiona de conjunto este régimen de explotación, que solo ha traído más pobreza y desocupación para el pueblo trabajador y pobre. Siguiendo la misma línea del Gobierno, haciendo la vista gorda frente al aumento de la desocupación que está llegando a un 9% en ciudades como Antofagasta y Valparaíso, sumando los bajos sueldos y la flexibilidad laboral que busca imponer el gobierno.
Aprovechemos el apoyo que tiene el proyecto de reducción de la jornada laboral para ir por más. Porque no basta solo con discusiones en el parlamento, lo que realmente necesitan las y los trabajadores es terminar con las extensas jornadas a las que nos arroja este régimen de explotación que solo beneficia al gran empresariado. Levantemos una gran campaña en todos los lugares de trabajo, que busque golpear donde mas les duele, sus ganancias, luchando por una jornada laboral de 6 horas 5 días a la semana, repartiendo el tiempo en el trabajo entre ocupados y desocupados, sin afectar los sueldos apostando por que sean acorde a la canasta básica familiar. ¡Por que nuestras vidas valen más que sus ganancias!