La población suiza rechazó este domingo en referéndum una iniciativa que pretendía restringir aún más la inmigración en todos los cantones de la Confederación Helvética. Un 74,1 por ciento votaron en contra de la iniciativa.

Cynthia Lub Barcelona | @LubCynthia
Martes 2 de diciembre de 2014
Fotografía: EFE
Junto a esta propuesta, también se rechazó aumentar y bloquear las reservas de oro y eliminar los privilegios fiscales de los que gozan los extranjeros ricos residentes en Suiza.
Los resultados de la votación secundaron la opción del Gobierno, que había rechazado las tres iniciativas. La que más preocupación le generaba era la de "Freno a la superpoblación-Sí a la preservación duradera de los recursos naturales", que pedía la inscripción en la Constitución, la restricción anual del crecimiento de la inmigración permanente en Suiza, con un máximo de 0,2 %.
Esta iniciativa fue presentada por un colectivo ecologista denominado Ecopop, que logró superar en 119.000 las 100.000 firmas necesarias para convocar la votación que tuvo lugar el pasado domingo. Esta propuesta planteaba que es necesario detener la superpoblación para salvaguardar los recursos naturales y reducir la huella ecológica o impacto del consumo de estos recursos por parte del hombre.
Para ello proponían invertir 125 millones de euros en programas de control de natalidad en los países en desarrollo y que Suiza destinara el 10% de su ayuda al desarrollo a financiar proyectos de control de la natalidad en países pobres.
Este es el segundo referéndum que se celebra este año en este sentido. En el mes de febrero, un 50,3% de los votantes —más de un cuarto de la población, siendo que la mitad había votado— dieron el ’SI’ a un plan ultraderechista que proponía limitar la entrada de ciudadanos de la Unión Europea mediante un sistema de cuotas. Esta vez, la iniciativa había sido del partido de extrema derecha SVP (Partido del Pueblo Suizo) y obligaba al Gobierno a volver a un sistema de cuotas que admitía a 2.180 ciudadanos de los 8 países del este que ya tenían limitado el acceso y a 57.700 de otros países como Estado español, Rumania y Bulgaria.
En su momento, esta iniciativa había tenido un gran rechazo de parte de los Estados miembros. Uno de los que más se opuso fue el ministro alemán de Exteriores, Frank Walter Steinmeier, declarando que "Si Suiza se aprovecha de los beneficios, también tiene que aceptar los aspectos negativos (de su relación con la UE)". En el marco de que la comunidad de trabajadores extranjeros más numerosa en Suiza está compuesta por alemanes. De igual modo el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, lo había considerado como "un voto preocupante y paradójico porque implica el repliegue de un país que realiza el 60% de su comercio exterior con la Unión Europea".
Las tensiones entre Suiza y la Unión Europea ante esta cuestión quedaron latentes, en el marco de que los resultados de este primer referéndum dio tres años al Gobierno de Suiza para adaptar las leyes y renegociar el acuerdo de libre circulación con la UE.
Ante este segundo referéndum, el Consejo Federal del Gobierno de Suiza y las dos cámaras parlamentarias han rechazado esta iniciativa con el argumento de que, limitando la inmigración, el medio ambiente no se preservaría automáticamente y que para ello es necesaria una gestión rigurosa de los recursos naturales.
Otro argumento usado por el Consejo Federal fue que la rigidez de los flujos migratorios sería contraria a las necesidades económicas del país, dado que los empresarios no podrían contar con el personal necesario cuando realmente lo requieren, y porque muchos sectores dependen de mano de obra extranjera.
Finalmente, el gran argumento usado por el Gobierno es que "Aceptar la iniciativa perjudicaría los esfuerzos realizados por el Consejo Federal para mantener relaciones sólidas y estables con la Unión Europea. Nuestra prosperidad depende de esas relaciones, dado que la UE es nuestro principal socio comercial: más de la mitad de nuestra exportaciones se destinan a la UE".
Ante los resultados del referéndum de este domingo, la ministra de Justicia, Simonetta Sommaruga, se mostró satisfecha y "sorprendida" del claro rechazo a la iniciativa sobre inmigración, declarando que "Una aceptación del texto no habría resuelto ningún problema ecológico pero hubiera causado grandes problemas a nuestro país".
Por su parte, Rudolf Minsch, economista jefe de la principal patronal, Economiesuisse, afirmó que "Al decir que no a la iniciativa sobre la inmigración, nuestros compatriotas han demostrado que no quieren envenenar más las relaciones con la Unión Europea"; refiriéndose así al referéndum del pasado febrero.
Lejos está para la Unión Europea y el Gobierno de Suiza la preocupación por la "libre circulación" de personas inmigrantes, cuando se refuerzan cada vez más las leyes de extranjerías, las instalaciones de Centros de Internamientos para Extranjeros (CIE) por toda Europa y las persecuciones en todas las fronteras europeas. Sin ir más lejos, hace algunas semanas el Tribunal Europeo de Luxemburgo apoyó a Alemania en su propuesta de poder negarse a dar ayudas sociales a personas sin empleo de la UE que residan temporalmente en este país. La preocupación central tanto del Gobierno de Suiza como de los empresarios, es que la economía de este país depende en buena medida de los extranjeros para cubrir sus necesidades; quienes representan el 23,5% de la población.
La Izquierda Diario / EFE

Cynthia Lub
Doctora en Historia en la Universidad de Barcelona (UB), especializada en clase trabajadora durante el franquismo y la Transición, también en estudios sobre género y clase, feminización del trabajo y precariedad. Docente de educación secundaria pública.