Muchos profesores acordaron con el fondo de las ideas planteadas en la reflexión, pero la gran crítica fue la exigencia de cambios a los docentes sin cambiar sus condiciones laborales lo que dejó abierta la interrogante ¿Pueden convivir los dispares intereses de la educación de mercado y los de los actores de la educación?

Galia Aguilera Profesora, y dirigenta del Partido de Trabajadores Revolucionarios

Álvaro Pérez Jorquera Profesor de Historia y Geografía, historiador y músico
Sábado 26 de mayo de 2018
Ayer se realizó una jornada de reflexión en los establecimientos de la Región Metropolitana con el objetivo de ajustar el Marco de la Buena Enseñanza, a los cambios realizados en materia educativa, los cuales incluyen tanto la Ley de Inclusión, la Carrera Docente y la reforma educacional que crea la Ley de Nueva Educación Pública.
La reflexión del propio quehacer pedagógico y del sistema de conjunto es un espacio progresivo para los docentes, sin embargo, el ejercicio de la crítica y la autocrítica está marcada por condiciones de agobio y la competencia. Es así como esta jornada estuvo marcada por la crítica de las condiciones en las que se ejerce la pedagogía, elemento clave a la hora de pensar el marco de la enseñanza.
Hoy lo que propone el CPEIP es un cambio en relación a lo que debiera entenderse como la labor docente. Propone que el aprendizaje, centrado hoy en el contenido (el qué aprender), ponga su foco en el desarrollo de habilidades y valores (el para qué y el por qué aprender), con total autodisciplina de los estudiantes y con miras a una formación más integral que la actual. En relación a esto, reconoce cuatro ámbitos de trabajo: la diversidad y la inclusión, el trabajo colaborativo, la cultura de aprendizaje y la innovación.
De conjunto se le propone a los profesores una serie de cambios en el ejercicio de la docencia, muchos de los cuales cuentan con el pleno acuerdo de los profesores, tales como el reconocimiento de la amplia diversidad de nuestras aulas (géneros, nacionalidades, etnias, por sólo nombrar algunas), de la relación entre el aprendizaje y el contexto socio-económico de los estudiantes o el valor del trabajo colaborativo entre colegas, entre otras cosas; pero que sin embargo se encuentran dificultadas por las precarias condiciones de los establecimientos públicos, faltos de tiempo para preparar sus clases, agobiados con trabajo administrativo y evaluaciones periódicas de sus capacidades, con sueldos precarios, aulas con elevados números de estudiantes con sus propias complejidades y necesidades.
De esta manera la principal contradicción con estas ideas es la propia realidad. Realidad que hace poco fue modificada en el sentido inverso a los que se propone como perfil docente, pues la Carrera Docente reafirma tanto el agobio como la competencia entre colegas, mientras que la Ley NEP profundizó la estandarización, la segregación escolar, la competencia por financiamientos entre los establecimientos y mantuvo intacto el autoritarismo que impera en las escuelas. Se nos exige cambiar sin cambiar nuestras condiciones laborales y condiciones de infraestructura de los colegios.
Todo cambio de paradigma educacional pasa por un cambio en las condiciones de enseñanza.
Todas estas ideas reconocen que el proceso pedagógico es sumamente complejo e intervienen variados factores sociales, económicos, cognitivos, etc., pero a la misma vez colocan a los profesores como máximo responsable, como si nuestra labor pedagógica se ejerciera al margen de estos factores y no dependiera de los recursos disponibles.
Un aprendizaje por proyectos, donde los estudiantes resuelven problemas o necesidades, centrado en habilidades y valores requiere a su vez comprender al estudiante como un sujeto activo, lo que se contrapone por ejemplo a las pruebas estandarizadas como el SIMCE o la PSU, que miden contenidos y a la vez borran toda diversidad, y se contradice también con el mantenimiento del autoritarismo en los colegios ¿Cómo desarrollar un estudiante crítico, activo, comprometido, como se plantea hoy, si no puede tomar decisiones dentro de la escuela?
Ante esto último, el Frente Amplio a la cabeza del Colegio de Profesores con Mario Aguilar, no son una alternativa para resolver el problema, pues no hablan sobre el autoritarismo que mantiene la reforma como lo hace el CPEIP, sino que además plantea una organización en común con ellos, como continuación de la misma política que llevó a los profesores a confiar en el parlamento durante el paro contra la Carrera Docente, a pesar de que hoy en día son los directores los principales gestores de los intereses de los sostenedores y las municipalidades.
Desde Nuestra Clase planteamos que las demandas históricas de los docentes siguen vigentes, el 50/50, reducción de estudiantes por sala a máximo 20, la elección de autoridades educativas como los equipos de gestión y directores, consejo escolar resolutivo para tomar las decisiones, terminar con las pruebas estandarizadas como la PSU y el SIMCE, que no son más que filtros de clase a la hora intentar acceder a la universidad o estigmatizadores al momento de invertir recursos, evitando la entrada de financiamiento a las escuelas más vulnerables.
Para lograrlo es necesaria la confluencia con los estudiantes, que hoy se encuentran movilizados cuestionando el machismo, que impregna también a la educación, pues es en base a esa unidad de intereses que podremos realizar los cambios estructurales necesarios para un real cambio de la forma en que se enseña, para que las condiciones, el agobio, la precarización y los recursos no sigan determinando el aprendizaje.