A pocos días de la resolución del PIT-CNT llamando a juntar firmas para plebiscitar la reforma de la seguridad social el Colectivo Comuna hizo público un documento sobre el tema. Compartimos algunas reflexiones sobre su contenido en el entendido que el debate es positivo para contar con los mejores argumentos para encarar el plebiscito.
Viernes 13 de octubre de 2023
Luego de confirmarse la resolución del PIT-CNT de convocar a recolectar firmas por una reforma de la seguridad social la Cooperativa Comuna hizo público un documento con un conjunto de reflexiones y puntualizaciones sobre los principales elementos de la propuesta que definió el PIT-CNT.
Cabe recordar que la misma tiene 3 puntos centrales, la eliminación del lucro de las AFAP de la seguridad social, mantener en 60 años la edad para poder jubilarse y tomar como referencia el salario mínimo nacional (SMN) para fijar el monto de las jubilaciones.
El documento de Comuna se difunde en el contexto de las masivas críticas de empresarios y políticos del régimen (tanto del gobierno de derecha como de la oposición frenteamplista) contra la resolución del PIT-CNT. Es que la misma pone el foco en un elemento central de la organización económica del país, la privatización de la seguridad social, vía las AFAP, y esta es una cuestión que resulta indigerible para todo el establishment económico y político, por lo que la propuesta recibió inmediatamente ataques y cuestionamientos.
La lectura del documento de Comuna, nos genera impresiones contradictorias. El documento parte de afirmar que no tiene el objetivo de contribuir al pesimismo sino de ayudar a preparar el camino que conducirá al plebiscito, sin embargo sus conclusiones van claramente en el sentido de cuestionar de “raíz” los objetivos que se propone el PIT-CNT (eliminar la AFAP, no subir la edad y vincular la jubilación mínima al salario mínimo), por lo cual parece más, que toma distancia del plebiscito que buscar ayudar a ajustar argumentos.
De conjunto, muchos elementos del “diagnóstico” que plantea Comuna pueden ser ciertos, el tema es desde nos paramos para leer esos datos y que conclusiones sacamos de los mismos.
En este sentido, y por momentos, los argumentos parecieran de un economista del régimen: es cierto que las patronales sienten que sus aportes a la seguridad social son un “impuesto” que supuestamente encarece la mano de obra (pagina 4); y ellos mismos chantajean que si se suben sus aportes habrá menores salarios, más informalidad o menor empleo; pero hacer causa común con este argumento va en el sentido contrario a defender los intereses de las y los trabajadores.
Cualquier conquista o derecho que afecte los intereses patronales (como aumentar sus aportes) va a generar resistencia, pero sugerir que por eso es inconveniente aumentar estos aportes es adaptarse a la lógica empresarial, es mirar la situación como la podría mirar un economista del gobierno.
Esta lógica atraviesa todo el documento; se plantea que es inconveniente fijar la edad de 60 años en la Constitución porque esto podría afectar el importe que recibirán los jubilados o aumentar las exigencias para obtener jubilaciones en causales diferentes a la común (página 8).
¿No habrá que razonar de manera inversa y plantear que por ejemplo la estructura impositiva del país es totalmente regresiva o que hay que terminar con las exoneraciones impositivas para atraer inversiones?
En todo caso, algo que surge de la lectura del documento de Comuna es que las 3 propuestas del PIT-CNT no pueden plantearse de manera aislada y sin articulación con un cambio profundo en la economía.
Es en este tipo de puntos donde esperamos los aportes de los economistas que están del lado de las y los trabajadores. Hay que desenmascarar el discurso del gobierno y sus amigos que plantean a esta organización económica existente como una especie de sentido común donde no hay alternativas.
No; la plata para las jubilaciones dignas no está porque se la llevan los empresarios, porque se las llevan las multinacionales que hacen grandes negocios a costa de la soberanía y los recursos del país; es ahí donde hay que meter mano, y no adaptarse al discurso de que este sistema es el único viable y sino viene el colapso. Esto que se presenta como un discurso neutral es en realidad la producción ideológica de la burguesía (que difunden hasta el cansancio desde los medios de comunicación).
Comuna dice que fijar la edad de la jubilación a partir de los 60 años solo beneficia a un sector “acomodado” de la clase trabajadora (página 7 y 8). ¿Si esto fuera así no será porque precisamente los empresarios apelan a la informalidad y al trabajo en negro?
¿Cual es la respuesta? ¿Decir que los trabajadores públicos son privilegiados o denunciar con datos y cifras que las patronales evaden todo lo que pueden y que hay reales dificultades en acceder a un derecho tan mínimo como es el trabajo formal?
En el artículo se plantea una especie de dicotomía (página 3) entre el dinero que se destina a la seguridad social y el que se destina a infancia y la adolescencia (donde están los mayores índices de pobreza). ¿Es real esta dicotomía? (que por otra parte también es parte de un lugar común en el discurso de los políticos del régimen) ¿o los recursos disponibles para el gasto social no alcanzan para cubrir las necesidades de la población porque la plata se la llevan otros?
Para los redactores del documento 60 años es una edad “taquillera” fijada casi por capricho. ¿No será que en este momento el planteo de los 60 años es una manera de decir que el gobierno con su reforma nos quiere hacer trabajar más años? ¿No tendrá que ver con históricas reivindicaciones del movimiento obrero de que la vida no es para trabajar eternamente y que tenemos derecho a un tiempo de vida sin trabajar?.
En lugar de las elucubraciones sobre lo arbitrario de plantear 60 años, es momento de fundamentar con saber técnico que con el desarrollo social de las últimas décadas perfectamente podemos trabajar menos (reducir la jornada de trabajo y reducir los años de trabajo), ¿No será mejor reflexionar sobre que la propuesta de trabajar más años es simplemente un intento de explotarnos aún más?
En otro pasaje del artículo los redactores critican la idea de tomar como referencia el salario mínimo nacional (SMN) por ser un monto indigno (página 9).
De acuerdo, es bajo, pero en todo caso con la propuesta a plebiscitar se intenta señalar que aún más indigno es cobrar jubilaciones que ni siquiera llegan a ese monto. ¿De esto Comuna no tiene nada para decir? Porque increíblemente la conclusión que sacan es que ”volver a establecer un monto mínimo jubilatorio, genera incentivos a la subdeclaración y la informalidad en muchos sectores de trabajadores, perjudicando los ingresos del sistema”.
Pero entonces ¿que plantean exactamente, que la seguridad social se desfinancia por las miserables jubilaciones que cobran muchos jubilados? ¿Cómo se responde a la subdeclación e informalidad? ¿Será eliminando el mínimo jubilatorio o atacando los privilegios empresariales que defiende el sistema . Siguiendo la línea de razonamiento del documento y llevándola a un extremo se podría pensar que el trabajo infantil que defiende Caram en Artigas es producto de las cargas sociales que pagan los empresarios, así razona la rancia burguesía no los profesionales que se ponen del lado de las y los trabajadores.
Con respecto a la propuesta de eliminación de las AFAP el documento hace una profunda crítica a la capitalización individual con argumentos muy compartibles.
Sin embargo se termina “naturalizando” la función que cumple en la economía del país, lo que lleva a cuestionar su eventual eliminación.
Puede que en este esquema económico actual la existencia de las AFAP tenga un rol “positivo” sobre la deuda pública del país o el déficit; pero este es el régimen de la burguesía no de los trabajadores, no somos nosotros quienes tenemos que hacernos cargo del impacto de una eventual modificación.
¿Es lógico que parte del salario de las y los trabajadores sea destinado a las AFAP para que ellas hagan negocios y e intenten enriquecer a sus dueños? ¿La seguridad social se puede privatizar y ser objeto de lucro como sucede desde el año 1996?.
En sentido contrario hay que reafirmar que sean las y los trabajadores los que decidan sobre la gestión y administración de esos ahorros y recursos que se destinarán al pago de las jubilaciones.
Las propuestas del plebiscito y la lucha por un cambio estructural
Las 3 propuestas del plebiscito no pueden analizarse al margen de una mirada más general de la economía del país, sino se corre el peligro de llegar a las conclusiones o dudas que se plantean en el documento de Comuna.
Para que efectivamente puedan ser viables y aplicables hay que pensarlas en el marco de otro modelo socio económico, es decir como parte de un conjunto de medidas que cuestionen profundamente el régimen actual.
Partiendo del derecho a una vejez digna, los recursos para tal fin podrán encontrarse si se terminan las exoneraciones a UPM y otras multinacionales es decir en base a impuestos al gran capital.
Hay que eliminar también los privilegios de la Caja Militar, sector parasitario que se lleva mucho de los recursos que realmente les corresponden a las y los verdaderos trabajadores.
Para que no se fuguen las divisas es necesario nacionalizar la banca y el comercio exterior para que la gestión de los recursos la hagan los trabajadores y no los capitalistas que se llevan la plata fuera del país.
El derecho a jubilaciones dignas irá de la mano de un aumento general de salarios, terminando con la precarización laboral y destinando también recursos a la salud, la vivienda y la educación del pueblo. Que la crisis la paguen los capitalistas.