×
×
Red Internacional
lid bot

Reforma Educativa. Reforma a las Normales: ¿fortalecimiento o desmantelamiento?

Transformar las escuelas normales en fábricas de formadores de mano de obra dócil y poco calificada: objetivos del gobierno y organismos internacionales.

Martes 15 de agosto de 2017

Foto: Elizabeth Ruiz // Chiapas paralelo

El 13 de julio pasado, el Secretario de Educación federal presentó la Estrategia para el Fortalecimiento y Transformación de las Escuelas Normales, con la que busca imponer la reforma educativa y su “nuevo modelo” en estas instituciones formadoras de docentes.

En la sede de la SEP, Aurelio Nuño dio a conocer la estrategia que presume fortalecerá las escuelas normales a nivel nacional. Sus ejes son: “1. Transformación pedagógica de acuerdo con el nuevo Modelo Educativo”; “2. Educación indígena e intercultural”; “3. Aprendizaje del Inglés”, “4. Profesionalización de la planta docente”, “5. Sinergias con Universidades y centros de investigación”; y “6. Apoyo y estímulos para la excelencia”.

¿“Transformación” o empobrecimiento pedagógico?

El Secretario de Educación reconoció que hay un desfase entre los planes y programas de la educación básica y los de las normales, por lo que su estrategia contempla una reforma curricular para hacer coincidir el enfoque pedagógico de estas escuelas formadoras de docentes con el del “nuevo” modelo educativo.

Este enfoque se centra en que los estudiantes logren aprendizajes clave, entendidos como “…aquellos que contribuyen a su desarrollo integral y que les permiten aprender a lo largo de la vida”. Una definición general que no especifica por qué son considerados “clave”. Lo cierto es que, según el nuevo modelo, estos aprendizajes son la base para el desarrollo de competencias.

El enfoque por competencias no es nuevo y ha sido muy cuestionado por docentes y especialistas en educación. Su imposición, por mandato de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), en la educación pública de diversos países como México, ha llevado al “adelgazamiento” de los programas de estudio, ya que supuestamente están saturados de información irrelevante y es necesario combatir la enseñanza memorística.

Sin embargo, lejos de mejorar la educación, esto ha tenido como resultado un notorio empobrecimiento del saber que desarrollan los niños, adolescentes y jóvenes que acceden a la educación pública.

Modelo neoliberal

El nuevo modelo propone como remedio para esta crisis educativa –de la que el Estado es responsable y no los maestros–, continuar y profundizar el enfoque neoliberal para la educación, promoviendo una supuesta transformación pedagógica centrada en el logro de aprendizajes clave y el desarrollo de competencias.

Pero éstos no fueron definidos por la comunidad académica, pedagógica o normalista, ni según las necesidades e intereses de los estudiantes o de la mayoría de la sociedad, sino de acuerdo con estándares internacionales de la OCDE, que impone para evaluarlos pruebas estandarizadas como PISA o el fraudulento examen de la COMIPEMS, para ingresar al nivel medio superior.

Te puede interesar: SEP retrasa resultados de evaluación docente

La propuesta curricular de la SEP se enfoca en aquello que los organismos financieros internacionales, las trasnacionales, los empresarios, sus gobiernos y partidos consideran clave para la educación. Formar en las escuelas mano de obra competente, es decir, trabajadores obedientes, disciplinados y con el conocimiento mínimo indispensable para emplearse en la industria, la construcción, el comercio, los servicios u otros sectores de la economía, en condiciones ultra precarias.

Eso sí, que aprendan inglés para que puedan leer los instructivos del software, el equipo o la maquinaria importada que utilizarán en su trabajo; o trabajar en un call center atendiendo llamadas de Estados Unidos y Canadá, pues los salarios aquí son más baratos.

La estrategia de Nuño para las normales pretende poner a tono la formación inicial de los futuros maestros con este modelo pro-empresarial para la educación. Esto significa acabar con el espíritu crítico y la vocación social que históricamente caracterizó a los normalistas, para reemplazarlos por profesionales competitivos, individualistas, despolitizados y obedientes que reproduzcan estas actitudes y valores en sus alumnos, los controlen, instruyan y, lo más importante, ayuden a que se adapten al orden establecido.

Se trata de evitar que los futuros maestros nutran las filas del magisterio que se opone a la reforma educativa, imponiéndoles ésta desde su formación; así como de impedir que inculquen en sus jóvenes alumnos, hijos de la clase trabajadora, con un presente y futuro cada vez menos promisorio bajo este sistema, afán por el saber, conciencia crítica, rebeldía y confianza de que pueden cambiarlo todo.

Reforma a sangre y fuego

Según Nuño, su estrategia para las normales es resultado de una “consulta integral”. La verdad es que la mayoría de la comunidad de estas escuelas no fue tomada en cuenta.

Por el contrario, a casi 3 años de la masacre de Iguala y de la desaparición forzada de los 43 compañeros de Ayotzinapa, los normalistas que protestan siguen padeciendo la brutal represión de las fuerzas represivas del Estado (como se vio recientemente en Aguascalientes y Tlaxcala).

Nuño sabe que para poder avanzar en las normales necesita derrotar a su principal obstáculo: el movimiento estudiantil normalista que, junto al magisterio combativo, le puede hacer frente.

Ante este panorama, desde Nuestra Clase consideramos necesario impulsar la más amplia unidad del normalismo urbano y rural, con los maestros en servicio y otros sectores de trabajadores para lograr la presentación con vida de los 43 y el castigo para los responsables políticos y materiales de su desaparición; enfrentar la represión y la reaccionaria reforma que la SEP quiere imponer en las normales, como parte de su contrarreforma educativa.