En la Cdmx se retiró el monumento a Cristóbal Colón hace un año con el pretexto de que se le daría mantenimiento. En diciembre 2020 Claudia Sheinbaum anunció que no regresaría a la segunda glorieta de Paseo de la Reforma, ya que sería sustituido por un monumento a la mujer indígena.
Jueves 23 de septiembre de 2021
Desde el año pasado, principalmente luego del brutal asesinato de George Floyd en Estados Unidos, se comenzaron a derribar monumentos emblemáticos de la opresión racial y colonial. En distintos países se dieron manifestaciones, con gran participación juvenil, que se encargaban de tirar y destruir las estatuas que representaban a conquistadores y esclavistas.
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Preventivamente, en nuestro país se retiró el monumento a Colón. La remoción del mismo trajo una serie de comentarios, en su mayoría a favor de quitar la estatua por el carácter colonizador que tiene. Otros comentarios no dejaban pasar por alto el hecho de que se retirara la estatua a unos pocos días del 12 de octubre, fecha en la que arribó Colón a tierras latinoamericanas. También se hizo notar que el anuncio de la sustitución de la estatua se hiciera en medio de las celebraciones de los “500 años de resistencia indígena” que tanto se ha encargado la 4T de promocionar, argumentando la importancia de reconocer nuestros orígenes. Pero ¿qué tanto le pueden interesar las comunidades indígenas, a un gobierno que autoriza la destrucción de territorios de pueblos originarios, con proyectos como el Tren Maya?
¿Cuál es el trasfondo de la decisión de Sheinbaum?
No fueron pocas las personas que señalaban la reubicación del monumento de Colón, como una manera de dar posición sobre la conquista. Desde hace años se ha cuestionado el concepto que se tenía sobre “el descubrimiento de América” y se ha hecho énfasis en la invasión y violencia con que se sometió a las culturas indígenas y pueblos originarios. Esta oleada de opiniones no le es ajena a las autoridades, que buscan apropiarse del mismo para fortalecer su imagen a los ojos de la población, como algo distinto a los gobiernos neoliberales. Por ello no es casual que ensayen gestos que pretenden empatizar con el descontento mundial hacía los conquistadores.
Sin embargo, su contradicción es evidente. Tanto porque la estatua de Colón será reubicada en Parque América de Polanco, alegando su importancia histórica (la obra data de 1892), asegurando que es un espacio en el que se pueden mantener en buenas condiciones; con la evidente intención de preservar un monumento que era intervenido constantemente por manifestantes en cada marcha. Como por lo que mencionamos previamente, respecto a cuál es la verdadera política de este gobierno ante los pueblos originarios y sus reclamos.
Se puede reubicar la estatua de Colón y reemplazarla con algún símbolo de los pueblos originarios, pero eso no quita que haya un profundo cuestionamiento a la conquista y sus repercusiones hoy en día. Las comunidades indígenas son los sectores más marginados y precarizados de la población. No solamente padecen la falta de recursos básicos para su supervivencia, sino que son completamente dejados de lado cuando se intervienen sus territorios y explotan sus recursos naturales. Son justamente los integrantes de pueblos originarios quienes han sido condenados a atravesar la pandemia con mínimos o nulos insumos necesarios para protegerse.
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La crisis económica agudizada por la pandemia también ha implicado una pérdida de sustento para este sector que se mantiene principalmente del campo y el comercio de artesanías en las ciudades. Todo esto sumado a la constante discriminación que sufren en función de su raza, género y clase. ¿Remover la estatua de Colón representa realmente alguna conquista, cuando se continúan estas políticas opresivas?
Más que discursos y reconocimientos banales de la 4T, las y los integrantes de comunidades indígenas necesitan recuperar el control de sus tierras y derechos. Exigir que se les deje de tratar como personas de segunda y tener pleno acceso a todos los servicios necesarios para poder vivir dignamente. Sus aliados no están en el gobierno y en su retórica que no puede tapar las condiciones de opresión y explotación que existen. Sus verdaderos aliados están entre los millones de trabajadores y pobres urbanos que enfrentan los mismos planes capitalistas y la expoliación y el saqueo imperialista.