Recientemente Kast criticó el rol del gobierno frente a la lucha portuaria, a lo que Piñera respondió desmarcándose del ex candidato de la ultra derecha pero ¿Qué tan grandes son estas diferencias?

Álvaro Pérez Jorquera Profesor de Historia y Geografía, historiador y músico
Sábado 22 de diciembre de 2018
En los últimos días ha cobrado cierta relevancia el "round" entre Kast y Piñera, a propósito de los hechos en el puerto de Valparaíso y las nuevas evidencias del asesinato de Camilo Catrillanca.
Kast criticó al gobierno por su rol frente a estas problemáticas, acusando a los portuarios en paro de terroristas y al gobierno de blando por no reprimir y hacer uso de la Ley de Seguridad Interior del Estado, al tiempo que calificó la salida de Hermes Soto como “el error político más grave que ha cometido este Gobierno y marcará la gestión hacia adelante”.
Kast además aseguró que el gobierno tiene “falta de carácter y convicciones” y que “se cede ante una oposición que no tiene legitimidad alguna para hablar de La Araucanía”.
Por su parte Piñera declaró que “Es cierto que en la última elección, José Antonio Kast, sacó una votación cercana al 8 por ciento, pero yo creo que ése no es el camino para Chile”, desmarcándose del ex candidato ultra derechista.
Y agregó “Yo no creo en los extremos. Yo creo en el diálogo, en la colaboración, la búsqueda de acuerdos... que tenemos que respetar nuestras diferencias, valorar la diversidad. Eso es parte de una sociedad libre y democrática”, al tiempo que negó la existencia de una "derechización" del sector que representa, luego de los polémicos dichos de la diputada RN Camila Flores, declarándose abiertamente Pinochetista.
La dos caras de la moneda neoliberal
En medio de estas rencillas, de incipiente diferenciación en la opinión política, ambos acuerdan en el modelo económico que rige al país: un neoliberalismo que pone en los hombros de los trabajadores las crisis empresariales, que ubica al par chileno en la misma línea de un Bolsonaro en Brasil que pretende replicar el modelo injusto y precarizador de las AFP que impera en Chile.
Entre sus coincidencias políticas basta con mirar la opinión de Kast en tanto su defensa del pinochetismo y los derechos de la infame familia militar, al tiempo que Piñera se mostró contrario al proyecto de ley que busca sancionar el negacionismo de los crímenes a los derechos humanos durante la Dictadura, debido a que “significa castigar el pensamiento...(que) cada uno es dueño de pensar lo que quiera, (penalizarlo) es castigar la libertad de expresión... Pero, ¿cómo voy a castigar el pensamiento libre?”.
Al tiempo que los unen estas perspectivas económicas y políticas, la crisis de legitimidad de Carabineros y el descontrol del ejecutivo sobre estos junto a la tensión que generó el paro portuario en las esferas empresariales y de la derecha; abre el campo para que la extrema derecha, representados en la figura de Kast, comience a actuar para ampliar ese 8% en miras de las próximas presidenciales y que tienen entre sus acciones el apuñalamiento de activistas feministas.
Ante el viejo y el nuevo reformismo -cuyas expresiones en Chile figuran en la ex Nueva Mayoría y el Frente Amplio- que juegan un rol limitante en las luchas de vanguardia y con una extrema derecha que intenta canalizar a lo más reaccionario de las masas y aparatos del estado; es esencial la organización de los trabajadores, trabajadoras, de la juventud y las mujeres, en perspectiva de levantar una gran fuerza que supere al reformismo y burocracias de izquierda y que se disponga a enfrentar a la derecha en cualquiera de sus variantes que, en mayor o menor grado, descargarán sus crisis en las espaldas de la clase trabajadora.