Desde Washington el secretario de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade, declaró que la renegociación del TLCAN puede beneficiar a los tres países que los componen. Esto mientras Donald Trump trata de imponer sus condiciones a toda costa.
Viernes 13 de octubre de 2017

En el contexto de la cuarta ronda de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el secretario de Hacienda y Crédito Público, declaró desde Washington que: “El escenario central con el que nosotros seguimos participando es que hay espacio en la negociación del tratado para alcanzar un consenso que beneficie a los tres países. Eso es lo que nos anima”, de esto nace la pregunta ¿el TLCAN puede beneficiar a los tres países que lo componen?
Hay que recordar el saldo que dejó el tratado firmado por Calos Salinas de Gortari que entró en vigor el primero de enero de 1994 -el día que inició el alzamiento zapatista en Chiapas- y es que desde entonces y hasta la fecha aquel acuerdo comercial sólo ha beneficiado a las trasnacionales imperialistas y a la clase dominante en México. La razón principal de la renegociación es una mayor subordinación de nuestro país al imperialismo estadounidense bajo del sello de Donald Trump.
En estos momentos los grandes monopolios del norte están apurando a Trump para que les asegure mejores condiciones de las que de por sí ya tenían, quieren una renegociación “sin causar ´daño´ a los beneficios existentes para Estados Unidos, México y Canadá”, es decir a sus intereses privados. Por otro lado el presidente estadounidense trata de atraer de nuevo los capitales de EE.UU. para invertirlos de nuevo en su país de origen y palear la crisis interna del gigante del norte. Con ello Trump buscaría sostener su base social retornando los empleos a “América”.
¿Qué ha dejado el tratado tras de sí?
Desde que entró en vigor el TLCAN se ha incrementado la subordinación de México a la política de Washington, con efectos devastadores para nuestra economía y para las condiciones de vida de los trabajadores y el pueblo, lo cual es claramente observable en el campo mexicano el cual ha sido fuertemente golpeado por esta política. Haciéndonos perder por ejemplo la soberanía alimentaria: los productos mexicanos, al no poder competir con las condiciones impuestas por el tratado, simplemente son malbaratados para que empresas como Cagill o Monsanto puedan aprovecharse de eso y obtener grandes ganancias.
Mientras un selecto número de empresas como Wal-Mart o Pepsi Co obtienen gigantescas ganancias, millones padecen la precarización del trabajo. Los grandes empresarios estadounidenses han usado al TLCAN para promover la inmigración masiva hacia EE.UU. con el fin de alimentar sus industrias con mano de obra barata a la par que presionar a la baja los salarios de los trabajadores estadounidenses. En este contexto, se incrementó la informalidad e incluso el narcotráfico en México. Nuestro país es uno de los mayores exportadores de droga que llegan a la unión americana, y esto ha desatado una terrible violencia que principalmente recae en el asesinato de miles de jóvenes precarizados.
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¿Qué esconden las declaraciones de Meade?
Ante este panorama el gobierno del PRI encabezado por Enrique Peña Nieto trata de lavarse la cara aparentando una renegociación real y una “defensa de los intereses de México”. Nunca en la historia se había visto un gobierno tan entreguista y servil al imperialismo como este; las declaraciones de Meade van en función de ello. Trata de presentar la imagen de una negociación verdadera en igualdad de condiciones, pero nada más falso, los nuevos acuerdos se están llevando a cabo en una situación completamente asimétrica y de subordinación de México a los Estados Unidos.
Para apuntalar sus objetivos, Trump chantajea con abandonar el tratado, con el fin de imponer condiciones cada vez más draconianas sobre la base de una nueva propuesta: una claúsula de extinción automática del TLCAN cada 5 años. Es cierto de Trump debe considerar las presiones e intereses de los empresarios estadounidenses que han obtenido grandes ganancias con el TLC. Pero la realidad es que tiene mayores presiones de estos -cuyos intereses debe defender- que de la supuesta “resistencia” que el gobierno mexicano presenta.
Ante esto, es fundamental que la clase trabajadora y los pobres del campo y la ciudad de todos los países de América del Norte, se unan, más allá de las fronteras, para enfrentar los planes de Trump y la clase dominante que quiere profundizar la explotación de los trabajadores. En México, es fundamental levantar una política independiente frente al gobierno de Peña Nieto y su subordinación al imperialismo estadounidense.