Se prepara un redoble de la expoliación de los recursos de México, y de la explotación de la clase trabajadora.
Miércoles 8 de marzo de 2017
Según la expectativa del secretario de Comercio de EE.UU., las conversaciones iniciarían en diciembre de 2017 y podrían durar un año.
México ha sufrido una depreciación de 6% de la moneda nacional desde el triunfo de Donald Trump, al tiempo que los inversionistas esperan que su promesa de reducir el déficit comercial estadounidense con México traerá consecuencias negativas en la economía.
El peso cayó en las operaciones tempranas del miércoles, luego de que un informe de empleo en Estados Unidos subrayó las expectativas de que la Reserva Federal suba las tasas de interés este mes. El dólar canadiense se ha debilitado 0.9 por ciento Desde las elecciones de Estados Unidos.
No obstante, el mismo Wilbur Ross encarna las contradicciones que enfrenta la administración Trump para implementar su campaña “proteccionista”: es accionista mayoritario de al menos ocho empresas que operan en México, con grandes ventajas fiscales y con la posibilidad de pagar los salarios más bajos de todos los países que integran la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
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Los pasos que siguen
De acuerdo con las declaraciones del secretario de Comercio, hay pláticas “preliminares” con legisladores estadounidenses sobre el TLCAN, pero aun no se emitió el aviso oficial al Congreso.
La legislación de EE.UU. otorga al presidente la denominado autoridad “fast-track” sobre pactos comerciales. Según esto, Trump está obligado a dar al Congreso 90 días de aviso de que tiene la intención de revisar un acuerdo existente. A su vez, previo a iniciar las conversaciones, tiene que definir los objetivos de la administración y consultar con los comités clave en la Cámara y el Senado.
Con un aviso de seis meses, cualquiera de los tres socios del TLCAN puede retirarse del acuerdo y Trump amenazó que se retiraría si sus contrapartes no están dispuestos a renegociar un acuerdo. Esto no sucedió: tanto el gobierno de Canadá como el de México manifestaron su intención de ir a negociaciones para reformular el tratado.
Tensiones en la región
Este anuncio llega cuando se han generado graves tensiones entre los socios del TLCAN. En el caso de Canadá, se centran en el terreno económico, y su gobierno ha solicitado que inicien pronto las negociaciones ante el temor de la incertidumbre generada por la actual administración estadounidense desaliente las inversiones.
En cuanto a México, el panorama es más complejo. Las amenazas de Trump fueron múltiples contra este país: salida del TLCAN, luego renegociación, amenaza de gravamen a importaciones provenientes de México –que fueron desde el 35% hasta llegar al 20%-, construcción del muro, criminalización de migrantes deportaciones masivas, y la última, la separación de familias migrantes que lleguen a territorio estadounidense sin papeles.
El gobierno de Peña Nieto anunció que está dispuesto a renegociar el tratado. Entre sus propuestas están aumentar la participar de insumos estadounidenses en la producción que se realice en México, y sumar rubros como comercio digital, telecomunicaciones y aspectos de la industria energética que no fueron incluidos cuando el acuerdo fue negociado originalmente.
Se prepara una profundización en la entrega al imperialismo estadounidense, que tiene como punto de partida la reforma energética, diseñada por el equipo de la demócrata Hillary Clinton. También están en el horizonte cercano las Zonas Económicas Especiales, un proyecto de industrialización con grandes ventajas impositivas para las trasnacionales, a partir de expoliar el territorio y los recursos de regiones del país que incluyen partes de Veracruz, Oaxaca, Chiapas y Michoacán, entre otros estados.