Silvia Vázquez, presidenta del Partido Verde, abandonó su cargo en el ministerio de Felipe Solá con críticas veladas. El postergado acuerdo porcino abrió crisis.
Valeria Foglia @valeriafgl
Viernes 13 de noviembre de 2020 16:08
La directora de Asuntos Ambientales de Cancillería, Silvia Vázquez, hizo pública hoy su “renuncia indeclinable” al cargo en la cartera responsable de haber negociado durante meses el memorándum de entendimiento entre China y Argentina para la exportación de casi un millón de toneladas de carne de cerdo al país asiático. Vázquez afirma que lo hace para “ser leal” a sus convicciones y mantener independencia para las luchas ambientales en el marco de la crisis climática global.
En su descargo, publicado en Facebook, se trasluce una suerte de confesión de la orientación del Gobierno en materia ambiental. La dirigente del Partido Verde enumera aparentes “logros” de su gestión institucional en el ministerio que lidera Felipe Solá. “Supimos reinventarnos para cumplir con el servicio a nuestro país llevando adelante el trabajo en medio de las limitaciones en que nos puso una pandemia inédita en la historia”, dice Vázquez.
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Sin embargo, las gestiones de Felipe Solá desde marzo de este año para la producción intensiva y exportación de carne porcina no se vieron limitadas durante la pandemia. El principal freno del megaplan para instalar decenas de complejos tecnológicos con granjas de “doce mil madres” cada una en el territorio nacional lo encontró con la movilización en las calles, aunque no faltaron las quejas de los pequeños productores locales.
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Los complejos porcinos para China tuvieron todo tipo de objeciones (ambientales, sanitarias y socioeconómicas) no solo por el hacinamiento, la carga y liberación de antibióticos, la contaminación masiva del aire, la tierra y el agua a kilómetros de estos megaproyectos, sino también por la posible expansión de monocultivos como la soja y el maíz transgénicos, que implicarían más desmontes y fumigaciones.
Vázquez había manifestado tímidamente sus reservas al preacuerdo, anunciado en la web de Cancillería el 6 de julio. En una charla con Ecohouse a fines de ese mes, donde tomó la palabra junto a productores porcinos, la periodista Soledad Barruti y el doctor en Biología Guillermo Folguera, la titular de Asuntos Ambientales había aclarado que su área no había tomado conocimiento formal de las tratativas. Es decir, el sector ambiental de Cancillería estuvo al margen en la participación del ministerio en la mesa técnica con Agricultura, Ganadería y Pesca y Desarrollo Productivo. El mismo destino que corrió la cartera de Juan Cabandié, aunque en su caso tuvo una defensa más enfática de la "lluvia de dólares" prometida.
“El debate sobre cuál debe ser el modelo de desarrollo productivo para la salida a la crisis sistémica en la que nos pone el cambio climático, agravado por el covid-19, recién empieza, y para ser leal a mis convicciones y al pueblo quiero hacerlo con total independencia”, escribió Vázquez. Una confesión de la orientación extractivista del Gobierno por el que hizo campaña y que integró durante casi un año.
Vázquez asumió un cargo que de por sí implicaba una misión imposible: barnizar de verde la agenda extractivista de Felipe Solá, que a lo largo de los años ha mostrado y probado con creces su alianza especial con el agronegocio. Como funcionario de Menem en 1996 habilitó la soja transgénica RR que inauguró el "modelo agrotóxico", pero también le debemos la depredación pesquera en el mar argentino a partir de la firma del Tratado de Pesca entre la Argentina y la Unión Europea. Solá llegó a ser declarado "persona no grata" por gremialistas marplatenses. Difícil ignorar ese prontuario.
Este viernes, como si finalmente se liberara de un peso considerable, la dirigente del Partido Verde cuestionó que “toda depredación en nuestra historia siempre condujo a más pobreza” y bregó por “una sociedad más ecológica, que abrace un desarrollo sostenible que priorice la protección y el cuidado de nuestros ecosistemas, de los que dependemos para sostener la vida con dignidad de nuestro pueblo”.
El combo extractivista de trigo transgénico, beneficios al agronegocio, depredación del mar argentino, quemas e impunidad, acuerdo porcino (ahora por provincias), megaminería, impulso a Vaca Muerta, freno a la ley de humedales, etc., se termina imponiendo por sobre cualquier cargo formal de protección ambiental. “Los bienes naturales de los argentinos no están en oferta para la satisfacción de la avaricia financiera nacional o internacional, o para el descarte de las actividades riesgosas para la salud de las personas y de la naturaleza”, señala Vázquez, pero sus dichos son más una expresión de deseos que una convicción o principio rector para el Gobierno nacional.
De origen radical y larga trayectoria en cargos institucionales y parlamentarios, Vázquez, abogada recibida en la UBA, fue diputada de la nación con la UCR por dos mandatos consecutivos (de 1993 a 2001) y secretaria de Cultura, Deportes y Turismo de la Municipalidad de Vicente López (2003-2007). Su alianza con el kirchnerismo data de 2008, cuando renuncia al bloque del Partido de la Concertación en Diputados (una nueva banca nacional obtenida un año antes) y forma un monobloque llamado Partido de la Concertación-Forja. En 2016 fundó el Partido Verde, que preside desde entonces y que en 2019 llegó a acompañar la precandidatura de Felipe Solá a la presidencia.
"Hay que hacerse el boludo", respondió el actual canciller cuando Daniel Tognetti le preguntó cómo hacer para mantenerse tantos años en el poder. Silvia Vázquez duró menos de lo esperado en Cancillería, pero en estos once meses no se puede negar que le siguió los pasos a Solá todo lo que pudo.