Tras la segunda autopsia al cuerpo del hincha que murió el 6 de octubre en el bosque de La Plata, el informe de la perita de la familia asegura la existencia de infiltraciones hemáticas en la cabeza de Regueiro. Fundamentos para calificarla como “muerte violenta”, pese al negacionismo oficial que beneficia a la Bonaerense de Kicillof y Berni.
Daniel Satur @saturnetroc
Miércoles 28 de diciembre de 2022 08:10
Foto LaPlata1.com
A principios de diciembre varios medios informaron sobre los resultados de la segunda autopsia realizada al cuerpo de César “Lolo” Regueiro, el hincha de Gimnasia y Esgrima La Plata que murió la noche del jueves 6 de octubre en el marco de una feroz represión de la Policía Bonaerense en el bosque de la capital de la provincia durante un partido entre el Lobo y Boca.
La reautopsia había sido pedida por la familia de Regueiro y se realizó el jueves 24 de noviembre en la sede de la Asesoría Pericial del Departamento Judicial La Plata, dependiente de la Suprema Corte de la provincia. Estuvo a cargo de peritos de esa dependencia, con la participación de peritos del Ministerio de Seguridad (ya que hay policías imputados) y de la médica forense especializada en casos de violencia estatal, Virginia Créimer, en calidad de perita de la familia de la víctima.
Días después, cuando la Asesoría Pericial dio a conocer su informe, se aclaró que la perita de la familia no suscribía las conclusiones de los peritos oficiales (que firmaron junto a los peritos enviados por Sergio Berni). Sin embargo, desde diversos sectores se buscó dar por “terminado” el debate respecto a si Regueiro falleció producto de la represión o “sólo” sufrió un paro cardiorespiratorio mientras se retiraba del estadio en medio del tumulto.
La información difundida decía que, para quienes hicieron la reautopsia, no se hallaron “indicios de muerte violenta” que permitieran determinar “la causa de muerte de quien en vida fuera César Regueiro”. Es decir, una muerte “no traumática”, tal como se había escrito en el informe de la primera autopsia, realizada en el Instituto de Ciencias Forenses de Lomas de Zamora el 7 de octubre (a horas de los hechos). Pero faltaba el informe de Créimer, quien al velar por los intereses de la familia no avaló las conclusiones “oficiales”.
Tras varias semanas de trabajo, la forense presentó su informe pericial, que ya está en el expediente que tramita el Juzgado de Garantías 6 de La Plata, a cargo del juez Agustín Crispo. El texto de más de cien páginas condensa el trabajo del equipo de especialistas conducido por Créimer. Allí se fundamentan tanto el diagnóstico de “muerte violenta” como la existencia de infiltración hemática (sangre derramada en tejidos) en la zona de la nuca de Regueiro. Dos aspectos centrales que fueron negados por las pericias oficiales.
Muerte violenta
En un análisis contextualizado, Créimer integra los resultados de pericias médicas sobre el cuerpo del fallecido (tanto de la primera como de la segunda autopsia) con diversos elementos que demuestran las condiciones concretas en las que se dio la muerte. A través de testimonios de otras víctimas de la represión (incluyendo niñas y niños atendidos en hospitales de la región), de informes de la propia Policía y de otras dependencias, logra situar a Regueiro como receptor de una violentísima represión, sin poder escapar y perdiendo la vida.
Con fundamentos médicos, jurídicos y filosóficos, la perita de la familia plantea algo básico: que es posible una acción violenta que “puede resultar letal” sin estar “asociada a lesiones físicas, ‘visibles’ o constatables por terceros a ojo desnudo”. Mucho más cuando esa muerte se produce por la acción violenta de agentes del Estado. Por eso no avaló la conclusión de los peritos oficiales, quienes negaron de plano la “muerte violenta” por el hecho de que en el cuerpo no se hayan encontrado heridas o contusiones deliberadamente mortales.
Como quedó registrado esa noche, la acción violenta desatada por la Bonaerense tuvo diversas formas. Dispararon balas de goma y gases lacrimógenos, a corta distancia y a zonas corporales sensibles como cabezas y torsos (de allí la pérdida de un ojo por parte de Rodrigo Arballo). Impidieron la asistencia rápida y efectiva de varias decenas de heridos. Anularon cualquier vía de escape segura para miles que sólo querían irse del Bosque. Y hasta ejecutaron redadas en varias cuadras a la redonda, deteniendo y llevando a la Comisaría Novena a personas que caminaban por la calle y, en muchos casos, ni siquiera habían ido a la cancha.
Una represión brutal contra familias enteras, sin distingos de edades ni géneros, producto de la cuál murió Lolo Regueiro.
Infiltración hemática
Si los peritos oficiales buscaban heridas para convencerse de que se trató de una muerte violenta, cuesta entender entonces por qué omitieron informar sobre las infiltraciones hemáticas que se hallaron en el cuerpo de Regueiro. Evidencias de sangre irregular en los tejidos que ya habían sido registradas en la primera autopsia, pero no se tomaron en cuenta.
En su informe de la reautopsia, Créimer afirma que “surgen en las imágenes de la primera autopsia y se representan en idéntica topografía (a pesar del paso del tiempo y el consecuente efecto de la descomposición cadavérica) imágenes de color rojo parduzco en los tejidos blandos compatibles con infiltración hemática”. La zona más “manchada” con sangre está en la nuca, allí donde miembros de la familia aseguran que detectaron una herida sangrante cuando Regueiro aún luchaba por su vida en el Hospital San Martín de La Plata.
Vale decir que la segunda autopsia se hizo 48 días después de la muerte y que durante ese período el cuerpo estuvo enterrado en el Cementerio de La Plata. De allí que muchos de los análisis y estudios que podrían haberse hecho en la primera autopsia ya no pudieron hacerse en la segunda, con todo lo que eso implica en términos de acceso a la verdad científica.
Créimer cuestiona que los peritos que hicieron la primera autopsia no sólo “no tomaron muestra de los sectores occipito cervicales con infiltración hemática, sino que no se realizó ninguno de los estudios propuestos para evidenciar su origen vital o postmortal”. Una actitud similar a la adoptada por los peritos oficiales a cargo de la segunda. Una omisión imperdonable, desde lo científico y mucho más desde lo jurídico, en un caso que conmocionó a la sociedad y cuya responsabilidad política le cabe al gobierno de Axel Kicillof.
La observación de la perita es clara: “La negación taxativa” de analizar en profundidad la infiltración hemática, “pretende cerrar cualquier opinión en contrario de la existencia de un trauma a nivel occipital”. Es que “si bien el traumatismo podría haber no tenido entidad suficiente para provocar la muerte directa del señor Regueiro, sí constituiría una prueba más de la existencia de un campo de acción violenta en el cual todos los registros fílmicos como los testimonios situán a la víctima fatal de la represión desatada”.
En ese sentido, concluye Créimer, “la muerte de César Regueiro resulta una muerte violenta producida en un campo de acción violenta” y “las imágenes constatadas en la región occipital, en ambas instancias periciales, son compatibles con lesiones vitales producidas por choque o golpe con o contra superficie dura y roma”.
“Está todo claro”
Ante la consulta de La Izquierda Diario, desde el entorno de la familia Regueiro se manifestaron “satisfechos” con el informe de la doctora Créimer, ya que “deja en claro que la muerte de Lolo se dio un contexto de violencia” y a la vez demuestra que “en la primera autopsia no se habían hecho las cosas bien”.
En medio de las fiestas de fin de año, la ausencia de Lolo en la mesa familiar no sólo entristece a sus seres queridos. También los llena de bronca e impotencia. Sobre todo ante un Poder Judicial que no da respuestas, o lo hace tarde y mal. Pero también ante un conjunto de funcionarios, dirigentes y voceros mediáticos que intentan de mil maneras desviar la atención del caso para garantizar impunidad a los represores.
En la causa, que investiga el fiscal de la UFI 5 de La Plata Juan Minucci, están imputados el comisario Juan Manuel Gorbarán, quien tuvo a su cargo el operativo esa noche; el oficial Nahuel Falcón, quien disparó tres veces contra el camarógrafo de TyC Sports Fernando Rivero; el titular de la Jefatura Departamental de La Plata Sebastián Perea; el titular de Aprevide Eduardo Aparicio y el expresidente de Gimnasia Gabriel Pellegrino.
“Estamos enojados, en estas fiestas a nosotros nos falta Lolo mientras quienes ya están identificados por el juez como responsables brindan con sus familias”, protestan los Regueiro al recordar que, a casi tres meses del crimen y pese a las muchas pruebas acumuladas, los (pocos) imputados del caso gozan de plena libertad.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS) | IG @saturdaniel X @saturnetroc