El rol de los medios de comunicación masivos, como aval de la política represiva del gobierno, fue fundamental para demonizar a los manifestantes y justificar las detenciones durante las marchas contra la Cumbre del Clima del domingo en París.
Lunes 30 de noviembre de 2015
Si en tiempos de “paz social” puede parecer que los medios dominantes dejan un cierto lugar a una pluralidad de discursos, en tiempos de crisis, de lucha de clases y de conminación a la “responsabilidad” frente al “interés nacional”, éstos revelan su verdadera naturaleza: simples agencias de comunicación al servicio del gobierno y las clases dominantes.
El rol que jugaron los medios este domingo 29 de noviembre, durante la represión a los manifestantes que se movilizaban contra la Cumbre del Clima (COP 21), y contra el estado de emergencia y la prohibición de manifestarse, no han sido la excepción. Un nivel de intoxicación que dice mucho sobre a qué están dispuestos el gobierno y los medios.
Los manifestantes buenos y malos
La primera operación de comunicación frente a la represión en la Plaza de la República consistió en separar a los “buenos” manifestantes, inofensivos para el gobierno, y a los “malos” manifestantes, radicalizados, que quieren “enfrentarse”.
Los primeros, encuadrados en organizaciones totalmente sometidas al marco institucional de la COP21, como explicaba uno de los organizadores de la “cadena humana”, serían la muestra de que “una movilización bien organizada, canalizada, podía hacerse tranquilamente”. Estos manifestantes “ciudadanos”, serían los únicos “legítimos” y “aceptables”.
Los “malos” manifestantes, al contrario, no estaban allí, dicen, por la ecología sino, como por ejemplo expresa Libération, para “protestar en contra de la política gubernamental”. ¡Osan cuestionar el estado de emergencia, qué escándalo!
Esta “demonización” se combina con una tentativa de ridiculización de los sectores más conscientes de los manifestantes a través de las caricaturas que los presentan como “idealistas violentos”. Así, Le Figaro afirma: “Difícil entender las reivindicaciones de los militantes, que gritaron eslóganes variados contra los CRS (antimotines): ‘¡El estado de emergencia nos importa una mierda, ya no queremos ningún tipo de estado!’, ¡Los gases lacrimógenos no son muy ecológicos!’, ‘¡Libertad, libertad, libertad!’. Claramente, las fuerzas del orden eran el objetivo y la razón de ser de los manifestantes más radicalizados que llevaban pasamontañas o máscaras, e intentaban cargar contra la policía al grito de “ACAB”, el famoso grito anticapitalista que significa ‘All Cops Are Bastard’ (‘todos los policías son imbéciles’)”.
Manifestantes “profanadores” de la memoria de las víctimas de los atentados
El otro discurso que tuvo mucho eco en los medios fue el que presenta a los manifestantes como irrespetuosos de la memoria de las víctimas de los atentados del 13 de noviembre. Como prueba de esta verdadera “profanación” -como algunos no dudaron en llamarla: algunos “militantes violentos” habrían recuperado velas o macetas con flores del memorial a las víctimas de los atentados para lanzárselos a la policía.
Pero el artículo ya citado de Figaro en realidad va a ir más lejos, dibuja un retrato tipo del perfecto “enemigo interno extremista”: “Otro [manifestante] intentó prender fuego a una bandera francesa sacada del memorial. Para encenderla, agarraba los dibujos que los niños habían dejado allí en homenaje a las víctimas”. Los manifestantes reprimidos en la plaza de la República de este modo serían responsables de las degradaciones irrespetuosas del memorial, culpables de atentar contra el símbolo que representaría este lugar, y, en verdad, nada más que… terroristas a perseguir con una “firmeza total” como ha dicho el ministro del Interior, Cazeneuve, ayer a la noche.
Ahora bien, mientras que en la prensa no hay casi imágenes que muestren claramente a los manifestantes “agarrando” velas del memorial, “extrañamente” las imágenes que más circulan en estos momentos son aquellas en que se ve con claridad a los CRS caminando sobre el memorial y destruyendo todo prácticamente. Pero esas imágenes solo fueron difundidas en las redes sociales. Nada de ello en las pantallas de televisión o en las páginas de los principales diarios.
Represión premeditada
Según Libération, la presencia policial era “más bien discreta”. ¡Rara manera de percibir la discreción! Al contrario, la presencia policial era avasalladora, las imágenes y los testimonios lo demuestran claramente.
Varios testimonios denuncian el ataque de la policía hacia los manifestantes presentes en el lugar y demostraban que estos últimos no tenían ninguna intención de enfrentarse con ella. A veces había detenciones y golpiza de manifestantes en el piso exigiendo la liberación de otros manifestantes encerrados por los CRS.
Pero no hay más que esto. El incidente que permitió “justificar” la represión es por lo menos muy dudoso. Un grupo de 20-30 personas encapuchadas que se separan de la manifestación y comienzan a enfrentarse con la policía presente en gran número. La respuesta policial es inmediata. Gases lacrimógenos y gas pimienta; golpes de cachiporras y cerca de 300 detenciones entre ellas 174 en comisaría. Pero como afirma Reporterre: “los ‘hombres de negro’ que han suscitado [los enfrentamientos] desaparecieron rápido (…) sin que aparentemente haya habido ninguna detención”.
Conociendo los métodos de infiltración de la policía, este hecho es más que dudoso. Sobre todo, cuando las declaraciones de los representantes del gobierno empezando por Hollande parecen indicar que el objetivo era “golpear fuerte” desde el inicio de la COP21 para evitar que se multipliquen las manifestaciones a pesar de la prohibición de manifestar, incluso para buscar un pretexto para prolongar esta prohibición.
En efecto, después de la represión en la Plaza de la República Hollande declaraba desde Bruselas: “es por esto que estas manifestaciones no están autorizadas. Sabemos que había elementos perturbadores que no tenían nada que ver por otra parte con los defensores del medio ambiente o con aquellos que quieren que la conferencia (COP21) tenga éxito, y que están allí únicamente para crear incidentes. Por eso ha habido arrestos domiciliarios…”.
Se ve entonces que este pacto de los medios con el gobierno es funcional a la “demonización” de los militantes que protestan contra la política represiva de Hollande, con su estado de emergencia y la limitación de los derechos democráticos fundamentales. Sirve para justificar oficialmente la extensión de la “lucha contra el terrorismo” a la lucha contra los “extremistas de todo tipo”. Es decir, en este caso, los militantes sindicalistas combativos, militantes políticos, etc. No es casual que la columna formada por los militantes del NPA, de Alternative Libertaire, de Ensemble, etc., haya sido la que fue acorralada y agarrada propiamente en masa por la policía en la plaza de la República.