Tribus de Estados Unidos y pueblos indígenas en México ven amenazados territorio y recursos por el avance de las concesiones a empresas de megaproyectos. A ambos lados de la frontera, la resistencia es la respuesta.
Jueves 10 de agosto de 2017
En Estados Unidos se contabilizan 2.63 millones de personas indígenas de 150 tribus, mientras que en México hay 68 pueblos y son aproximadamente 11 millones de personas.
Los integrantes de pueblos indígenas a ambos lados de la frontera han llevado a cabo diferentes luchas en contra de los megaproyectos que buscan establecerse en su territorio buscando despojarles de recursos como petróleo, agua y minerales.
Dichos megaproyectos representan un costo social y ambiental bastante elevado.
El Estado capitalista concesiona permisos a las grandes empresas dejando fuera a la población, a pesar de que en instrumentos internacionales se establece que las comunidades y pueblos tienen derecho a una consulta libre, previa e informada.
En Estados Unidos, la lucha más reciente ha sido la encabezada por la tribu Sioux en Dakota del Norte en contra de la construcción de un oleoducto (Dakota Access Pipeline), proyecto que representa mil 890 kilómetros de largo y 3 mil 700 millones de dólares de inversión. En septiembre de 2016 la tribu logró paralizar temporalmente la construcción del proyecto, pero con la llegada de Trump se vuelve a hacer latente la amenaza contra la tribu Sioux.
Los Sioux han manifestado que de construirse el oleoducto, afectaría sus territorios, lugares sagrados y los cuerpos de agua.
En México hay varios megaproyectos contra los cuales los pueblos se levantan. En Oaxaca la lucha es contra las los parques eólicos en el Istmo de Tehuantepec. La construcción de proyectos turísticos en Yucatán y Campeche amenaza la flora y fauna de la región.
En estados como Veracruz, Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León, el fracking amenaza la disponibilidad de agua al ser una actividad que requiere de 9 a 29 millones de litros de agua por pozo. Las mineras y proyectos turísticos que atentan contra los territorios sagrados de los huicholes. La construcción de la carretera Toluca-Naucalpan amenaza a la comunidad otomí de San Francisco Xochicuautla, Estado de México, además del acueducto y gasoducto contra los cuales ha luchado el pueblo yaqui.
Con la llegada de Donald Trump a la presidencia, pueblos de México y tribus de Estados Unidos manifestaron la necesidad de la unidad a ambos lados de la frontera, en contra de la construcción del muro de Trump. Dicha unidad representaría un avance en la organización en contra de las empresas y el Estado que condenan la identidad y existencia de los pueblos.
Para fortalecerse, es fundamental que tiendan la mano hacia la clase trabajadora, sobre quien recaen las principales palancas de la producción capitalista, a ambos lados del río Bravo.