Daniel Lencina @dani.lenci
Martes 23 de agosto de 2016
Era un domingo frio del mes de julio. Bien frio y lluvioso del 2006. Como parte de una gran campaña en contra de la precarización laboral que corría a cargo del Ce.Pro.D.H. (Centro de Profesionales por los DDHH) y la Comision Interna de PepsiCo Snacks, tocaba "Resistencia Suburbana" en el Club Atlético San Miguel.
Lo que hoy se conoce como los obreros “rotos”, que sufren enfermedades laborales a causa de la explotación en el mundo fabril, dejando secuelas irreversibles por aquellos años le sucedía a Estela Macaroff. Ella era obrera de PepsiCo y tras denunciar que sufría tendinitis fue echada a la calle por esa patronal yanqui.
Con Estela como protagonista, se llevó a cabo un gran festival en la casa del “trueno verde”, allí más de 2 mil jóvenes bailaron en la cancha de básquet y se divirtieron en un festival sin yuta.
Previa a la salida de la banda a escena hablo Leo, nuestro fallecido dirigente obrero del PTS. Nuestro compañero y amigo de la zona norte, al que lo encontrabas en medio de un piquete, pero también me lo encontré a la salida de un concierto de Roger Waters y de ahí a tomar un fernet.
Ese día Leo pronuncio un breve discurso, simple, pero cargado de lucha. Dialogando con los jóvenes presentes, dijo que él era seguidor de la banda, los conocía. Una vez los había visto en San Miguel y le había llamado la atención la canción “Reforma Laboral” y por tal razón les pidió que se solidarizaran con la causa de Estela, que era la causa de miles de trabajadores. La banda acepto de una. Y el gordo termino el discurso diciendo que “no puede ser que la juventud trabajadora vaya como si fuera un ejército de agencia en agencia cada tres meses para que la exploten... Hay que terminar con la precarización laboral” y mientras esas palabras se decían eran interrumpidas por un gran aplauso que logró arrancar del público. Así abrió el concierto, a lo grande.
Hoy Madygraf está bajo control obrero y pasaron los años desde aquella vez que toco Resistencia. La precarización laboral hizo estragos bajo los años del kirchnerismo. Fue el verdadero lubricante de esa máquina trituradora llamada capitalismo. Recordé las manos de Solange, obrera de Kromberg. También recordé los codos de un obrero recién operado de Fate que me mostro las cicatrices con los puntos recién cocidos en sus dos brazos: los hilos al aire, mostraban la brutalidad de la explotación de un sistema que no tiene nada más que ofrecer.
Frente a la FORD, en el medio del corazón industrial de la zona norte, sonó el “Rock Sin Yutas” a cargo de los obreros de Madygraf y la Comision de Mujeres. La banda no es la misma. Y los luchadores tampoco somos los mismos sin Leo. Pero seguimos adelante, como antes; pero con más experiencia.
Daniel Lencina
Nacido en Buenos Aires en 1980, vive en la Zona Norte del GBA. Integrante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 1997, es coeditor de Diez días que estremecieron el mundo de John Reed (Ed. IPS, 2017) y autor de diversos artículos de historia y cultura.