En contraposición a las declaraciones de Daniel Scioli en su discurso de apertura en la Legislatura Bonaerense sobre el estado de la salud pública en la provincia, habla sobre la realidad cotidiana del Hospital Balestrini de La Matanza un joven trabajador del nosocomio.
Miércoles 4 de marzo de 2015 13:16
Nota: por razones de seguridad laboral, La Izquierda Diario mantiene bajo reserva el nombre del joven trabajador.
Mientras Scioli daba su discurso en la apertura de las sesiones legislativas en la provincia de Buenos Aires enumerando los hitos de su gestión, profundizando su campaña a presidente, los trabajadores de la salud de la provincia de Buenos Aires nos encontrábamos de paro exigiendo mejores condiciones laborales y un sueldo digno. A pesar de que el paro no tuvo preparación ni se convocaron asambleas previas para definirlo y fue lanzado por la burocracia sindical de ATE que se prepara para negociar futuros puestos en el próximo gobierno, fue contundente porque se expresó la bronca de los miles de laburantes precarizados de la salud pública que somos quienes la sostienen cotidianamente en la provincia de Buenos Aires.
En ese discurso el Gobernador destacó “el gran sueño hecho realidad de mi compañero presidente del Partido Justicialista, Fernando Espinoza, lo que se está haciendo en el hospital Balestrini de La Matanza; las mejoras en neonatología y pediatría, alcanzamos la tasa de mortalidad infantil más baja de la historia”. Como trabajador del Hospital Balestrini me indigna escuchar que hablen de este hospital como si contara con lo último en tecnología, cuando desde 2013 fue inaugurado cinco veces y aún no cuenta con guardia pediátrica las 24 horas. Los cupos para la atención son limitados, lo que provoca largas filas y mucho sacrificio para conseguir un turno, y sin embargo nada garantiza que los especialistas estén disponibles, ya que la sangría de profesionales es cada vez mayor debido a los bajísimos salarios y la falta de insumos. Todo esto imposibilita la realización eficaz de las tareas que la población demanda y necesita.
Las filas arrancan a las 5 de la mañana y recién dan número a partir de las 8, lo que arroja a los pacientes a sufrir la lluvia, el sofocante calor o el frío del invierno. Cuando se agotan los números estos pacientes se van a la guardia, que colapsa día tras día y que es sostenida gracias a sus trabajadores que hacen lo imposible para tratar de solucionar falencias diarias. Es común que falte de todo tipo, desde algodón, gasas, vendas, pañales, jeringas, hasta medicinas básicas como ibuprofeno o paracetamol.
A raíz de los dichos de Scioli surge la bronca de los laburantes. Un cirujano comenta que "si este hospital es el ejemplo de la salud en la provincia de Buenos Aires, estamos en el horno. Quiere decir que la salud de la provincia es una calamidad". Y una compañera que hace tareas de limpieza nos dice que "este hospital es el ejemplo de la precarización".
El hospital, primeramente llamado “materno infantil”, no cuenta con pediatras las 24 horas y no hay obstetras ni domingos ni lunes. En neonatología sólo hay lugar para siete bebes y los casos complejos son derivados, como en todas las especialidades y servicios. Mientras el candidato a presidente daba su discurso en el Balestrini no había oxígeno para traslados, lo que obliga a suspender todo tipo de estudios o prácticas para los pacientes que requieren este insumo básico.
Precarización laboral y desidia estatal
El personal está en su mayoría precarizado, contratado como becario, sin gozar de aguinaldo ni de los beneficios de un trabajador efectivo, como la antigüedad o pago de presentismo. El salario, lejos de llegar a la canasta básica cada vez dura menos por la inflación. Y muchos profesionales y técnicos se ven obligados a tener dos laburos, lo que les saca tiempo para estar con sus familias o descansar, teniendo a la larga trae graves consecuencias en su propia salud. La burocracia sindical deja pasar todos los ajustes como los despidos que en vísperas del año nuevo dejaron a 20 familias en la calle sin una respuesta por parte de los dirigentes del gremio.
Al menos una vez por semana no hay médicos clínicos en todo el hospital, esto es una realidad a la que nos quieren acostumbrar y que no se puede obviar. Es la desidia del Estado, a causa de la cual se mueren pacientes y trabajadores, como ocurrió el año pasado en el Hospital Posadas. La calidad del servicio es notoriamente defectuosa, siendo que de dos personas que ingresan a la unidad de cuidados intensivos sólo una sobrevive. Un ejemplo de ésto es que esa sala estuvo cerrada durante toda una semana en enero por falta de médicos terapistas.
A pesar de anunciar la llegada de un tomógrafo, el mismo sólo está en uso durante un tiempo acotado y tres veces por semana debido a la falta de personal capacitado para maniobrarlo. Áreas esenciales como Neurología, Otorrinolaringología u Odontología están vacantes por la constante renuncia de los médicos por el mal pago.
El presupuesto provincial para 2015 aumentó la partida que se destina al área de Seguridad en un 66% y sólo un 28% para Salud. Ese presupuesto fue aprobado prácticamente por todos los bloques de la Cámara de Diputados, a exepción del diputado provincial del PTS en el Frente de Izquierda, Christian Castillo. Así los 25.000 policías nuevos y los más de 3.300 patrulleros aplaudidos por oficialistas y opositores durante el discurso del Gobernador son una clara muestra de los verdaderas preocupaciones de Scioli: aumentar el poder de fuego del aparato represivo del Estado, cuando es la maldita policía del gatillo fácil que persigue, extorsiona y mata en los barrios a nuestros pibes y que está involucrada en el narcotráfico, los secuestros express, los desarmaderos y las redes de trata.
Una vez más se demuestra para quiénes gobierna esta casta política, a la que poco le importan nuestras necesidades y demandas. Ni ellos ni sus familias se atienden en estos “ejemplares” hospitales sino en carísimas clínicas privadas.
Ni las trabajadoras y trabajadores del Balestrini y del resto de los hospitales de la provincia, ni mucho menos quienes día a día se atienden en ellos, necesitamos las mentiras de Scioli. Que él siga recurriendo a discursos alegres para seguir su campaña naranja. Quienes sostenemos de verdad la salud pública y nos bancamos los cuestionamientos cotidianos de la población trabajadora no nos comemos esas mentiras y seguimos luchando por una salud pública y gratuita a la altura de nuestras necesidades.