La Corriente Revolucionaria de Trabajadoras y Trabajadores (CRT) publicó una carta dirigida a las organizaciones de la izquierda revolucionaria del Estado español. Lucha Internacionalista respondió al llamado de la CRT y ésta es la nueva respuesta de nuestra organización
Miércoles 20 de mayo de 2020
Hemos recibido vuestra respuesta a la carta que os enviamos con nuestra propuesta de dar pasos en la construcción de un partido unificado de la izquierda revolucionaria en el Estado español.
En primer lugar, saludamos vuestra carta de respuesta y nos parece muy positivo que acordéis con las definiciones generales que hacemos y la necesidad, como afirmáis, de “ver si efectivamente hay condiciones para construir el mismo partido”, así como vuestra disposición a tener un próximo encuentro en el que podamos avanzar en esta importante discusión.
Quienes nos reclamamos de la izquierda obrera y socialista revolucionaria en el Estado español estamos ante un desafío histórico. Las tendencias a la depresión económica y al agudizamiento de la lucha de clases, tanto a escala internacional como en el Estado español, nos imponen la necesidad de avanzar en el debate sobre un partido revolucionario unificado de la izquierda revolucionaria que se proponga ganar a sectores de la clase trabajadora, las mujeres y la juventud para la militancia revolucionaria anticapitalista, socialista e internacionalista.
En este marco, quisiéramos con esta carta responder a las preguntas y algunas de las consideraciones que nos planteáis, así como avanzar con algunas propuestas.
Un método revolucionario
El reagrupamiento revolucionario que necesitamos no puede basarse solo en principios generales, sino que debe partir de acuerdos frente a las grandes cuestiones estratégicas y de la lucha de clases que la crisis capitalista -y en los últimos meses el estallido de la pandemia de Covid-19- ha puesto en debate en la izquierda mundial. En este sentido, nuestro método para avanzar no es otro que el que León Trotsky propuso para fundar la IV Internacional: el acuerdo sobre el programa debe partir de una compresión común de las lecciones estratégicas de los principales procesos políticos y de la lucha de clases, y que podamos constatarlos con una práctica política común y la lucha de clases.
Sobre la base de esos acuerdos podríamos definir los fundamentos de una unificación y el funcionamiento del nuevo partido, en el que por supuesto seguirían emergiendo debates y diferencias naturales como en toda organización revolucionaria que comparte una compresión común de las tareas, el programa y la estrategia.
En vuestra respuesta planteáis una duda sobre el párrafo de nuestra carta en el que se afirma que “partiendo de los acuerdos generales de programa que todos defendemos, ¿por qué no podemos discutir las diferencias existentes en una organización común junto a miles de nuevas compañeras y nuevos compañeros que se incorporen a la militancia entusiasmados por la perspectiva de un partido unificado de la izquierda obrera y socialista?”.
Antes que nada, coincidimos en que “una nueva organización” no es “el marco para debatir las diferencias” y que este partido debería ser fruto de la clarificación de los acuerdos y el alcance de las posibles diferencias. Lo que quisimos expresar con esa formulación es que el proceso de conformación de un partido común debe ser un debate vivo en el que participe activamente la militancia no sólo existente, sino también nuevos sectores que se propongan sumarse a un proyecto así, en espacios comunes que permitan también comenzar a actuar en común.
Nuestro objetivo no es conformar un partido de tendencias permanentes, como sostienen algunas organizaciones de la izquierda que se reivindica anticapitalista -que defienden construir partidos comunes “entre reformistas y revolucionarios”- ni tampoco un “partido anticapitalista” en general sin delimitación estratégica. Lo que nos proponemos es construir un partido revolucionario de la clase trabajadora, basado en el centralismo democrático, que permita plena libertad para la discusión y conquiste la mayor disciplina en la acción, y que luche por la reconstrucción de la IV Internacional.
Esto es obviamente un objetivo a conseguir y el proceso seguramente nos planteará acordar formas transitorias para avanzar hacia él. En este sentido, nos parece muy auspiciosa la propuesta que nos hacéis de explorar la posibilidad de conformar un comité de enlace o frente, junto con otras organizaciones que respondan positivamente, para avanzar en este terreno. Creemos que avanzar en ese sentido podría ser un buen primer paso donde abordar las discusiones e ir evaluando que posibles acuerdos de intervención común podemos ir alcanzando.
Cuestiones de análisis y programa
Sobre las discusiones sobre el análisis de situación, en vuestra respuesta nos planteáis que en nuestra carta “no hay referencias a la crisis de régimen, al papel de la monarquía”, y que en relación al programa a abordar no están desarrollados elementos clave de un programa democrático-estructural para el Estado español como son el “derecho de autodeterminación de los pueblos, la separación estado iglesia y el problema de la tierra en ruptura con la propiedad terrateniente”.
Coincidimos en que “sin abordar a fondo ese problema, como decía Trotsky en los años 30, es imposible forjar un programa revolucionario”. Nuestra carta está centrada en el programa a levantar ante los efectos catastróficos de la crisis socio-sanitaria y económica. Esto no niega, sin embargo, la jerarquía que tienen para nosotros la lucha por un programa que dé respuesta a la crisis de Régimen del 78, sobre el cual hemos desarrollado un extenso análisis en los últimos años con decenas de artículos publicados en Izquierda Diario, nuestra revista teórica Contrapunto y otras plataformas de nuestra red internacional como la revista Ideas de Izquierda.
Del mismo modo, la lucha por las demandas democráticas que siguen plenamente vigentes ha sido un elemento distintivo de la actividad política de la CRT. Sólo por mencionar el último período, fuimos los impulsores del amplio proceso de referendos universitarios que se extendió por todo el Estado -con la participación de más de 60.000 estudiantes en más de 30 universidades- así como de la extensión de la solidaridad con la lucha del pueblo catalán y la denuncia de la represión en Madrid, Zaragoza y otras ciudades del Estado desde el 1-O en adelante, que en las últimas elecciones generales impulsamos en forma de la campaña de voto nulo en todo el Estado y voto crítico a la CUP en Catalunya por su perfil de bloqueo al Régimen del 78.
El programa para abordar todas las demandas democráticas, y su articulación en clave permanentista con el resto de demandas transicionales y anticapitalistas, debería ser una parte central de las discusiones entre nuestras organizaciones en este proceso. Creemos que este terreno es parte de un debate más amplio sobre la “teoría de la revolución democrática” que vosotros y vuestra corriente internacional defendéis y la crítica que hemos hecho a la misma desde la teoría de la revolución permanente.
Para ese objetivo aportamos el Programa de la CRT votado en nuestro primer Congreso. También ponemos a consideración las resoluciones y documentos de la última Conferencia de la Fracción Trotskista- Cuarta Internacional de la que somos parte junto con revolucionarios/as de Brasil, Chile, Uruguay, Bolivia, Venezuela, México, EE.UU., Estado Español, Francia y Alemania, a los que sumaron en la última reunión organizaciones de Perú, Italia y Costa Rica.
Nuestras diferencias en la arena internacional
El planteamiento de nuestra carta enfatiza la base de acuerdo programático que nos permite abrir el debate. Esto obviamente no niega la existencia de importantes diferencias, las cuales deberíamos abordar, especialmente las relativas a hechos claves de la lucha de clases internacional.
En este terreno acordamos en que existen profundas diferencias ante los procesos vividos en Oriente Medio y el Norte de África desde el 2011. Aquí consideramos que una parte importante de la izquierda internacional se ha dividido en dos posiciones incorrectas. Por un lado, quienes simpatizaban con regímenes como el de Al Assad en Siria o Gadafi en Libia, atribuyéndoles un falso carácter antimperialista; por otro lado, quienes como en vuestro caso, brindasteis un apoyo a los sectores que combatían contra los mismos con el apoyo militar del imperialismo europeo o norteamericano.
En términos generales, nuestro balance de la llamada “primavera árabe” es más bien que la ausencia de una posición de independencia de clase y abiertamente antiimperialista es lo que permitió su desvío en forma de contrarrevoluciones democráticas -como en Túnez-, su aplastamiento y restauración de las dictaduras -como con el golpe de los militares en Egipto-. En el caso específico de Siria, nuestra visión es que una rebelión popular legítima terminó en una guerra civil sin campos progresivos para la clase obrera, con Al Assad aliado a Rusia e Irán y, por otro lado, Turquía y Estados Unidos financiando al Ejército Libre Sirio y a otras fuerzas insurgentes, incluyendo sectores islamistas muy reaccionarios.
La divergencia que mantenemos con vosotros en el caso sirio, donde sostuvisteis el apoyo a las fuerzas contrarias a Al Assad aun cuando estas se volvieron aliadas del imperialismo norteamericano, creemos tiene que ver también con el debate que mencionábamos antes sobre la teoría de la “revolución democrática”.
Aparte de estos elementos, también quisiéramos abordar la discusión sobre otros procesos internacionales como los que han tenido lugar en América Latina. Nos parece especialmente importante que debatamos sobre la crisis de los proyectos populistas, en especial el caso de Venezuela, donde no hemos compartido vuestra posición de hacer eje en la agitación de la consigna de “fuera Maduro” en medio de la intentona golpista de Guaidó con el apoyo del imperialismo norteamericano.
Así como sobre frente al golpe institucional vivido en Brasil contra el gobierno de Dilma o la prisión contra Lula, donde consideramos que vuestra posición no mantuvo la necesaria independencia política frente a la oposición de la derecha y la utilización por parte de sectores del poder judicial ligados al imperialismo de los casos de corrupción del gobierno del PT para fortalecer variantes más directamente ligadas al gran capital (como ocurrió con el Lava Jato y el posterior gobierno de Bolsonaro). En este último caso en particular la discusión atravesó las organizaciones del FIT llegando a realizar actos separados el 1 de mayo de 2016 por esta cuestión.
Práctica común
Sobre la práctica común que podríamos explorar entre nuestras organizaciones, como exponemos en la carta, partimos de que venimos publicando una serie de declaraciones en las que coincidimos en una parte significativa del programa a levantar ante la actual crisis. También hemos coincidido y volveremos a hacerlo en el apoyo a diferentes luchas, como pueda ser ahora la huelga de las y los trabajadores de Nissan contra su cierre.
Del mismo modo, respecto a los espacios de frente único que mencionáis en Barcelona, coincidimos desde su fundación en la plataforma del 3 de octubre -nuestra compañera Verónica Landa fue parte de la presentación del acto que realizó en la cárcel modelo en el aniversario de la huelga del 3-O junto a una compañera vuestra- y hemos adherido a la plataforma por un Plan de Choque Social también en Madrid y Galicia.
Compartimos también la necesidad de tomar la calle frente a la vulneración de derechos que implica el estado de alarma. Por ello, hemos participado de manifestaciones como la del 1 de mayo en Zaragoza -la única que logró esquivar la prohibición-, apoyamos públicamente todas las otras convocadas que no se realizaron por su prohibición, somos parte convocante de las concentraciones previstas en Madrid esta semana, así como de la que convoca la Plataforma 3 de octubre de la que somos parte.
Nos parece que en todos los espacios en los que coincidimos debemos profundizar una práctica común. En particular, creemos que en este momento es fundamental que la izquierda política y sindical tome las calles, más cuando la derecha está a la ofensiva en este terreno con el beneplácito del gobierno, y convoque actos de protesta que, cumpliendo todos los requisitos de seguridad sanitaria, peleen contra la vulneración de derechos, el estado policial, un plan de emergencia para garantizar una desescalada científica y un refuerzo del sistema de salud y un plan obrero contra la crisis.
Por último, respecto a la crítica que nos hacéis sobre el artículo en nuestro diario en el que nos referíamos a la convocatoria de la IAC para el 1 de mayo y las organizaciones que lo apoyaban, entre las que no mencionamos a la vuestra, quisiéramos aclarar que desconocíamos que la solicitud de concentración se había presentado por vuestra organización también, por lo cual ya hemos publicado una rectificación. De aquí en adelante os sugerimos que incluyáis los mails de nuestros diarios digitales entre los destinatarios de vuestros comunicados de prensa para evitarnos malentendidos de este tipo.
La izquierda anticapitalista y Catalunya
En el terreno electoral y respecto al resto de grupos de la izquierda anticapitalistas a los que no se dirige el llamamiento a conformar un partido unificado, desde las elecciones generales de abril de 2019 venimos planteando la necesidad de avanzar hacia algún tipo de agrupamiento en clave de ruptura con el régimen, un programa anticapitalista y una clara posición de independencia de clase. Un llamamiento que dirigimos en especial a la CUP y Anticapitalistas, y que consideramos podríamos plantear en común tal y como decimos en la carta.
Como parte de esta iniciativa, vemos importante abordar un debate profundo sobre el proceso catalán, en particular cual debe ser la posición de los revolucionarios ante la burguesía independentista y sus partidos. En nuestra opinión, tal y como hemos polemizado públicamente con la izquierda independentista, la estrategia de unidad popular lleva a una posición de conciliación de clases que deja en un callejón sin salida el movimiento democrático catalán.
Propuestas para avanzar
Tomando en cuenta todas estas consideraciones, quisiéramos pasar a enumerar algunas propuestas concretas en las que creemos que podríamos avanzar:
Definir una fecha para una primera reunión entre nuestras organizaciones y poder avanzar en definir un calendario de encuentros en el que poder empezar a abrir las discusiones programáticas que concordamos deberíamos abordar.
Acordando con vuestra propuesta sobre cómo continuar la discusión, conformar un Comité de Enlace o Coordinación entre nuestras organizaciones, que se reúna regularmente y junto con ello la publicación en común de un Boletín de Discusión, que publiquemos en los órganos de difusión de nuestras organizaciones y de otras si se suman a la propuesta.
Lanzar una declaración programática común ante la actual situación, que presentemos también al resto de organizaciones a las que nos dirigimos en la carta para que se sumen y sea la base de una campaña de agitación programática común. Junto con ello, elaborar también una declaración específica sobre la huelga y amenaza de cierre en Nissan en Barcelona, en base al programa de ocupación y puesta a producción, y lucha por la nacionalización y reconversión bajo control obrero.
Organizar una charla-debate con representantes de nuestras organizaciones y otros grupos de la izquierda revolucionaria, para plantear una visión y programa ante la crisis actual, que ofrecemos transmitir desde Izquierda Diario.
Saludos revolucionarios,
Comité Ejecutivo de la CRT
20 de mayo de 2020