El gobierno dio a conocer las cifras del SIMCE 2016, rendida por alumnos de cuarto básico, sexto básico y segundo medio, destacando que "desapareció" la brecha de género en matemática para básica y media, mientras que la brecha socioeconómica se habría reducido en enseñanza básica ¿Qué significan realmente las cifras?
Sábado 29 de abril de 2017
Hace poco el gobierno dio a conocer los resultados del SIMCE 2016, los cuales celebró al considerar algunos aumentos en los puntos obtenidos en Lenguaje y Matemáticas, así como la reducción en la diferencia entre hombres y mujeres y entre la educación municipal y la pagada.
Esta prueba fue tomada a estudiantes que pasaban por los niveles de cuarto y sexto de enseñanza básica, y a quienes cursaban segundo año de enseñanza media, midiendo sus conocimientos en distintas áreas por medio de una prueba de selección múltiple, comparando el avance del contenido impuesto desde el ministerio con el avance real en las salas de clases, así como también los niveles de logros para cada contenido.
¿Qué resultados arrojó el ultimo SIMCE? Primero, un alza de los puntajes para Lenguaje y Matemáticas de 14 puntos respecto a 10 años atrás en cuarto básico y un incremento específico en el área de Matemáticas en la enseñanza básica.
Sin embargo una de las cosas que más llama la atención es el anuncio del gobierno sobre la "desaparición" de la brecha de género en Matemáticas en la enseñanza básica y media, que siempre era a favor de los varones, en base a lo cual se deslizaron comentarios sobre haber alcanzado paridad de género en educación.
Lo mismo ocurrió respecto al acortamiento de la brecha socioeconómica en la enseñanza básica, que sin embargo mantuvo su profundidad en la educación media.
¿Qué significa esto? Dejando a un lado los festejos del gobierno, esta prueba viene siendo profundamente cuestionada en primer lugar por ser una prueba de selección múltiple que sólo evalúa la capacidad para memorizar datos y en parte el análisis, poco profundo, de estos mismos, dejando de lado el grueso del proceso de aprendizaje. Por otro lado, el enfoque de los contenidos es impuesto a los docentes, los que terminan por privilegiar acomodarse a las imposiciones sacrificando la calidad de la educación, pues estos resultados son utilizados muchas veces para encasillar a los docentes y servir como criterio de evaluación de la continuidad de sus contratos.
Los datos en realidad muestran cómo se ha mantenido el legado discriminatorio del modelo educacional pinochetista.
El acortamiento de la brecha socioeconómica en la enseñanza básica no significa en lo absoluto que se superaron los problemas derivados de una educación para ricos y otra para pobres, pues justamente es la educación básica la más homogénea en cuanto a contenidos en establecimientos municipales y pagados. La verdadera diferencia está en la enseñanza media, la cual no sólo está dividida entre la educación pública y la particular, sino que además puede tener enfoques artísticos, científico - humanistas y técnicos.
De ellas, la única que verdaderamente prepara los contenidos estandarizados es la educación científico - humanista cuyo enfoque es acceder a la educación superior sorteando la PSU, de características similares al SIMCE, mientras el grueso de los hijos de la clase trabajadora y sectores más vulnerables accede a la educación técnica municipalizada y subvencionada para ser mano de obra mañana.
Incluso, geográficamente hablando, basta con observar la distribución en la ciudad de Santiago de los establecimientos con enseñanza media, donde la gran mayoría de los científico - humanistas están en el sector oriente, mientras que hacia el poniente prevalecen los de educación técnica. Así no es lo mismo educarse en un colegio de Las Condes que en uno de San Ramón.
Los resultados del SIMCE reflejan fielmente esto cuando se constata que la brecha socioeconómica, aparentemente reducida en básica, en realidad se mantiene igual en la educación media donde se realiza la verdadera diferenciación.
Lo mismo respecto a la desaparición de la brecha de género, en Matemática, a partir de la cual se habla ya de alcanzar paridad, mientras siguen ocurriendo casos de discriminación de género como el denunciado hace poco en el colegio Católico Gandarillas de Maipú, mientras se niega la educación sexual, las tasas de embarazo juvenil siguen altas y el derecho al aborto libre sigue restringido, truncando con ello las posibilidades de seguir estudiando de muchas mujeres jóvenes.
Realmente las cifras del SIMCE 2016 no son nada para celebrar, pues nos siguen diciendo que sustantivamente no ha cambiado nada en educación, y que el mercado continúa segregando por condición socioeconómica y género, es decir, se siguen reproduciendo las contradicciones existentes en la sociedad.