Las marchas del 15M, teñidas por la protesta global convocada por la Nuit Debout de Francia, mostraron que las demandas de los indignados siguen pendientes. Pero, ¿Quién los representa?
Ivan Vela @Ivan_Borvba
Martes 17 de mayo de 2016
Foto: Izquierda Diario
Varias ciudades del Estado español celebraron cinco años del 15M. En la madrileña plaza de la Puerta del Sol, miles de manifestantes volvieron a la plaza retomando los cánticos de la primavera del 2011. También en Barcelona la marcha se inició desde Plaza Cataluña, lugar de encuentro y epicentro de las asambleas del movimiento en 2011, al grito de “no nos representan” y señalando a los culpables de esta crisis capitalista.
En las pancartas y los cánticos, estuvo presente la lucha que la juventud, junto la clase trabajadora, está llevando adelante en Francia contra el “socialista” Hollande. Tampoco se olvidó el drama de los refugiados y de la responsabilidad directa de cada uno de los países imperialistas por su injerencia política, económica y militar en la región.
Siguen las mismas demandas, pero ¿quién nos representa?
Si una conclusión clara e inequívoca se puede extraer de las marchas del 15M es que, a día de hoy y a cinco años de la irrupción del 15M, muchas de las demandas de entonces siguen pendientes.
Se acercan nuevas elecciones y ningún partido, tampoco los que dicen haber nacido en el propio 15M como Podemos, han respondido a las demandas que surgieron de las plazas, de las Mareas, los bloqueos al Congreso o al Parlament catalán, o las huelgas generales.
Estas han sido o abandonadas paulatinamente, aplazadas o en el mejor de los casos se han limitado a medidas cosméticas. Cuando no han sido directamente traicionadas por los nuevos gobiernos municipales "del cambio". Así fue con la lucha contra la precariedad —tan alardeada en sus programas electorales— que Ada Colau abandonó a favor de empresas como TMB o Telefónica-Movistar.
El 15M nació al calor de una "ilusión de lo social", por la cual se consideraba que la simple muestra de indignación en las plazas era una alternativa política en sí misma frente al Régimen y un mecanismo para alcanzar las demandas democráticas que se estaban exigiendo. Finalmente dejó paso a una "ilusión de lo político", idea que consideraba, y considera, que dichas demandas pueden lograrse por medio de las elecciones y en el marco de las instituciones del Régimen.
Una editorial de El País de este domingo titulaba "15-M: quinto aniversario con menos indignación y asistencia moderada", y explicaba que "Las celebraciones del movimiento de los indignados evidencian en esta ocasión una paradoja. Menos de una semana después de que dos herederos del 15-M —Pablo Iglesias, y el portavoz de IU, Alberto Garzón— sellaran una alianza para disputarle el poder al PP el 26-J, el gran ausente este domingo fue precisamente Podemos. ¿Por qué?".
Mientras, Pablo Iglesias se justificó en Twitter diciendo que “Nadie puede representar un movimiento y, sin embargo, el 15-M representó un nuevo país. Feliz cumpleaños”.
El líder de la formación reformista lanza un guiño a la “ilusión social” del 15M, pero también muestra los límites de la “ilusión política” que hoy abandera. ¿De qué sirve una candidatura autoproclamada “del cambio”, si no es capaz siquiera de recoger la mayoría de las demandas que gritó el 15M? ¿Dónde quedó el no pago de la deuda, el cuestionamiento a la monarquía y al Senado? ¿Dónde quedó el "proceso constituyente para poder abrir el candado del ’78", incluido el derecho de las nacionalidades a decidir?
¿Y qué decir hoy del famoso “no nos representan”? En los últimos meses Pablo Iglesias y Alberto Garzón buscaron un pacto político con el PSOE, la pata "izquierda" del Régimen, con parte de los responsables de esta crisis, con aquellos que eran abucheados en las plazas. ¿Acaso hoy nos representan?
Podemos expresa el límite de la “ilusión de lo político”. Nadie que continúe con la "vieja política" de actuar dentro de los márgenes del Régimen del 78 español y en los marcos de una democracia de los capitalistas puede representar al 15M y llevar adelante sus demandas. Ambos márgenes son sagrados para Podemos e IU en su estrategia de Transición 2.0
Para la consagración de esta estrategia ha sido necesario el reflujo de las luchas que venimos viviendo desde 2013 y una desactivación de la movilización en las calles. En una entrevista a Pablo Padilla, diputado madrileño de Podemos, decía que "Es una buena noticia que, ante el bloqueo institucional que hacía oídos sordos a cientos de miles de personas en las calles (...), hayamos sido capaces de romper el muro y crear herramientas que disputen lo institucional y se lo devuelvan a la gente".
Pero la ecuación fue la contraria: el "salto a lo institucional" lo que bloqueó fue la movilización, desviada por la “ilusión de lo político” de los partidos reformistas que necesitaba las plazas y calles vacías para "refundar el Régimen". Y el muro institucional continúa, con las demandas sociales pendientes y olvidadas hasta en las promesas electorales.
Retrospectivas y perspectivas
Hablando de retrospectivas. Muchos hemos estado presentes día y noche en las plazas ocupadas por miles de jóvenes "indignados" que incansablemente debatían en largas asambleas, para debatir de todo e intentar responder con soluciones a los grandes problemas sociales de una crisis arrolladora, aún en curso.
Nada más oportuno que bucear entre hemerotecas y descubrir un video filmado el 20 de mayo del 2011 en Plaza Catalunya, en el que muestra lo que muchos queríamos: que la juventud indignada 15M se uniera a la clase trabajadora, se extendiera a los centros de trabajo y a las universidades buscando lo que fue el espíritu del mayo del 68’ en Francia.
Así fue que en Plaza Catalunya, entre tantas "comisiones" surgió la de "Trabajadores Indignados" que se propuso ir "de las plazas a los centros de trabajo" con decenas de jóvenes. Y se lograron hacer tres encuentros en la plaza con cientos de trabajadores y trabajadoras en lucha.
Hablando de perspectivas. Los límites del 15M fueron muchos. Entre los más importantes, fue la falta de participación de la clase trabajadora con sus organizaciones y métodos de lucha en este gran movimiento, producto de la paz social impuesta por las direcciones sindicales. Así como la falta de unidad en las luchas, muchas de ellas aisladas por la misma burocracia sindical. Por último, la ausencia de una perspectiva política que apuntara a transformar el descontento en una alternativa para enfrentar al Régimen, llevó al movimiento a su desgaste y reflujo.
Aun así, el 15M era la expresión de dos fenómenos: uno, de una crisis muy profunda que cuestionaba todo: los partidos políticos y sus gobiernos, las instituciones de un Régimen muy en crisis, los bancos, la justicia. Dos, era también expresión de un sufrimiento que aún pervive: el de quedarse sin techo, sin trabajo y sin perspectiva de futuro.
Una nueva generación de jóvenes mira hacia fronteras tan cercanas como en Francia donde los jóvenes salen a luchar junto a importantes sectores de la clase trabajadora en una "convergencia de las luchas". Este 17 y 19 de mayo volverán a protagonizar jornadas de huelga y movilización por parte de los sindicatos, asambleas interprofesionales y estudiantiles y el movimiento Nuit Debout.
El nacimiento de una esperanza y un proyecto que supere al capitalismo es una perspectiva inmediata en sectores de la juventud francesa que se enfrenta a las fuerzas represivas gendarmes del Estado de emergencia. Perspectiva no muy lejana para la juventud del Estado español, donde la crisis capitalista (política y económica) y los padecimientos del paro, la precariedad y los desahucios hoy continúan. Y "nadie representa" estas demandas, cada vez más urgentes para la clase trabajadora y la juventud sin futuro.
Cynthia Lub
Doctora en Historia en la Universidad de Barcelona (UB), especializada en clase trabajadora durante el franquismo y la Transición, también en estudios sobre género y clase, feminización del trabajo y precariedad. Docente de educación secundaria pública.