Se reunieron Laurentino Cortizo, presidente de Panamá, y Alejandro Giammattei, mandatario electo de Guatemala, ambas naciones nominadas para ser “tercer país seguro” por Trump. El eje de su encuentro: cómo cumplir con las órdenes del imperialismo estadounidense.
La Izquierda Diario México @LaIzqDiarioMX
Martes 3 de septiembre de 2019
Mientras Trump presiona para conseguir que los gobiernos centroamericanos y mexicano impidan el avance de migrantes hacia Estados Unidos, el pasado 1 de septiembre los mandatarios de Guatemala y Panamá llevaron a cabo una reunión para abordar el tema.
El presidente estadounidense busca que ambos países se conviertan en “tercer país seguro”, es decir, que tramiten las solicitudes de asilo de migrantes de sus países vecinos.
En Guatemala, el presidente saliente Jimmy Morales firmó un acuerdo con Trump, pero es Giammattei, quien asumirá el gobierno el próximo 14 de enero, quien debería llevarlo a cabo. Según adelantó, sin demasiada convicción, no es viable que el territorio guatemalteco sea “tercer país seguro”.
Respecto a Panamá, Cortizo rechazó firmar un acuerdo similar con Estados Unidos para tramitar el asilo de migrantes cubanos, haitianos o de otros continentes, como África, que entran por la selva del Darién, en el límite con Colombia.
La reciente visita de McAleenan a Panamá tenía ese objetivo, ya que tradicionalmente los gobiernos de ese país centroamericano están alineados con Washington.
Alojar a los solicitantes de asilo en sus países no es posible según estos presidentes centroamericanos. No por conciencia humanitaria, claro, sino porque alegan que no tienen la infraestructura y los recursos suficientes. Pero de todos modos se aprestan a colaborar para frenar la migración hacia Estados Unidos.