En el marco de un nuevo aniversario del Día Mundial de la Salud mental (10 de octubre), La Izquierda Diario comparte con sus lectores la primera parte de una extensa conversación con el psicoanalista Enrique Carpintero, director de la revista Topía. Revistar a Freud, y también, a Spinoza y Marx. Relecturas que, lejos de ser retorno, funcionan como inspiración para pensar el presentar, y continuar contribuyendo a una crítica política de la cultura contemporánea.
Mariano Pacheco @Pachecoenmarcha
Viernes 9 de octubre de 2015
Ese ruido de fondo
Tarde de calor en Buenos Aires. Enrique Carpintero acepta el convite de recibirnos en su casa, situada en el barrio porteño de Abasto. En bermudas y sandalias, el psicoanalista que desde hace 25 años dirige la revista Topía se resiste a que el clima agobiante le quite el buen humor. Recién llegado desde Córdoba, este cronista comenta trivialidades mientras el ascensor asciende hasta el departamento donde vive. La charla comienza informal, el grabador aún no se ha encendido cuando Carpintero ofrece algo fresco de beber, mientras realiza una serie de comentarios sobre la coyuntura política del país. Ya sentados en su estudio, rodeados de libros y revistas y gran cantidad de papel, comienza formalmente la entrevista.
“Es clásico lo que tiende a relegar la actualidad a la categoría de ruido de fondo, pero al mismo tiempo no puede prescindir de ella”, escribió alguna vez Ítalo Calvino. Tal vez pensando en esa frase, o en alguna de las tantas subrayadas en el libro de Carpintero (La alegría de lo necesario. Las pasiones y el poder en Spinoza y Freud), este cronista abre su libreta y realiza la primera pregunta de la tarde.
A pesar de que no figura en el título, junto con los autores mencionados, en todos los análisis que hacés en este libro se nota una mirada marxista de la sociedad. La pregunta, entonces, es la siguiente: Freud, Spinoza y Marx, ¿resultan una tríada fundamental para pensar los problemas de la Argentina y el mundo contemporáneos?
En el libro hay una idea fuerte: la que entiende a la cultura como “espacio-soporte”, que se vería hoy en día erosionado por las formas del capitalismo contemporáneo. Veo allí una contribución teórica importante en cuanto a pensar lo cultural (con sus leyes económicas, políticas y sociales) como uno de los tres aparatos que constituyen el cuerpo, junto con el aparato orgánico (con sus leyes físico-químicas y anátomo-fisiológicas) y el aparato psíquico (con sus leyes del proceso primario y secundario). Desde el campo del psicoanálisis, ¿considerás que son aportes que pueden contribuir a fortalecer una mirada crítica de las sociedades actuales?
Ciudades invisibles
Cada tanto Carpintero deja que su pipa se apague. Queda pensativo. La enciende nuevamente y retoma la conversación. La ciudad neoliberal aparece como tema de la charla, junto con las huellas que el terrorismo de Estado ha dejado en la cultura democrática. La pregunta gira en torno a la relación que pueden establecerse a partir de ciertas fechas: 2003, cuando el libro mencionado se publica por primera vez; en 2007, cuando se reedita.
¿Pensás que hubo cambios sustanciales en esto que algunos analistas denominan como pasaje del neoliberalismo al pos-neoliberalismo?
Carpintero pone como ejemplo la lógica que rige a los shoppings, en tanto espacios en donde la gente no solamente consume, sino que se aísla del resto de las personas de la ciudad. “Funcionan con su apogeo en Buenos Aires, pero también en todas las grandes ciudades del país”, comenta. Y luego agrega: “incluso en medianas y pequeñas ciudades también se produce este fenómeno en torno a los miedos, la sensación de inseguridad, etcétera, en donde lo que se ve, en relación a los 90, es que estos fenómenos no solo no han desaparecido sino que se han profundizado”.
Para el director de Topía la situación estructural es la misma. Y señala que si bien la ciudad de Buenos Aires la gobierna Mauricio Macri, con una política privatista, es desde la Legislatura porteña desde donde se legitiman grandes negocios de la ciudad, y hace hincapié en el hecho de que allí las medidas sean votadas de manera conjunta entre el macrismo y el kirchnerismo. “Por ejemplo, todo ese proyecto de extender Puerto Madero a Barracas y Parque Patricios. Si bien en cierta manera ese proyecto entró en crisis, fue por querer avanzar en espacios como el del hospital Borda, para transformarlo en un gran proyecto comercial. Esto fue parado por toda la lucha que se dio con los profesionales e incluso los pacientes, que fueron duramente reprimidos”, comenta. Y cierra su reflexión problematizando sobre la relación entre espacio urbano y subjetividad:
Los miedos y las angustias, la desarticulación y la ruptura del lazo social aparecen tanto en la ciudad como en nuestra subjetividad. Por supuesto, los 90 implicaron un cambio radical y el menemismo produjo todo lo que ya conocemos. Hoy hay una política de querer atemperar sus efectos, pero no de plantearse un cambio de estas lógicas de funcionamiento de las ciudades.