×
×
Red Internacional
lid bot

OBITUARIO. Richard Lewontin (1929-2021), perfil de un biólogo dialéctico

Semblanza de una celebridad del mundo científico cuyo fallecimiento pone de luto a quienes bregan por una "ciencia para el pueblo", libre de las ataduras del capitalismo.

Lunes 5 de julio de 2021 11:58

Hace un buen tiempo me preguntaron cuál era mi opinión, como biólogo evolutivo, sobre los cultivos genéticamente modificados para resistir herbicidas. Dejando de lado todas las apreciaciones ecológicas, sanitarias y económicas que podría decir, evolutivamente son una solución irracional: es evidente que en algunas generaciones aparecerán malezas resistentes al herbicida y cada vez habrá que aplicar más de ese producto, hasta que eventualmente se vuelva inútil y haya que aplicar otro, y así sucesivamente. Al final de cuentas es solamente la descripción de un fenómeno biológico muy común (una “carrera armamentista”) y la aparición de resistencia está descrita en cualquier buen libro de biología y es conocida, al menos, desde la primera década del siglo XX.

¿Por qué empiezo un artículo sobre Richard Lewontin con esta anécdota? Porque como habitante de las “Repúblicas Unidas de la Soja” no es una pregunta cualquiera, es una pregunta sobre la realidad que afecta a millones de personas. Una pregunta cuya respuesta científica es tan trivial que casi sería el ejemplo perfecto de esa combinación de “lucidez y ceguera” de la que hablan Lewontin y su colega, Richard Levins. Es el estado en el cual la ciencia mercantilizada nos deja. Sabemos la respuesta, pero es demasiado inconveniente.

Si la respuesta es simple aunque incómoda, quizá a algún biólogo evolutivo se le haya ocurrido antes y haya reflexionado sobre ella. Solamente encontré uno que llevaba el razonamiento hasta el final. Era Lewontin en el ensayo de 1998 titulado “La maduración de la agricultura capitalista: el granjero como proletario”. Para no extenderme en un tema sobre lo que ya escribí una vez, la aparente paradoja desaparece cuando consideramos los objetivos de las empresas que proveen de los insumos agrícolas y que controlan la producción de semillas modificadas genéticamente.

Si su opinión sobre el agronegocio era “controvertida” para la ciencia oficial, toda su obra es profundamente política, atravesada por la crítica a la industria capitalista del conocimiento, que mercantiliza la ciencia y “nos deja impotentes a la hora de abordar los grandes problemas que afectan nuestra especie”. Es una obra filosa, que en No está en los genes devela los intereses del determinismo biológico para justificar las innumerables opresiones por motivos de clase, género y raza, supuestamente dictadas por la biología. Es también, y probablemente es lo mejor, clarificadora.

Un breve recorrido

Richard Lewontin nació en 1929 en Nueva York. Se doctoró en zoología en 1954 y fue alumno de Theodosius Dobzhansky, figura clave en el desarrollo de la síntesis moderna en biología evolutiva. En 1966, junto a John Hubby, publicó una serie de trabajos que revolucionaron el campo de la biología evolutiva. Utilizando electroforesis de proteínas mostraron por primera vez que la variabilidad existente dentro de las poblaciones naturales es enorme.

En 1973 Lewontin fue nombrado profesor de Zoología y Biología en la cátedra Alexander Agassiz de la Universidad de Harvard, donde se desempeñó hasta 1998. En 2017, recibió la medalla Morgan de la Sociedad Americana de Genética por su trayectoria, por pedido de 160 colegas que apoyaron su nominación. Fue electo miembro de la Academia Nacional de Ciencias de los EE. UU., pero renunció a los tres años. Los motivos de esta renuncia fueron por integridad personal. “Todos los científicos en EE. UU. -contaría luego- quieren ser miembros de la Academia, es la gran cosa. Cuando fui elegido (…) me sentí maravillosamente. Y después descubrí que, entre otras cosas, la Academia (...) tiene comités que realizan investigaciones militares secretas. (…) En el segundo encuentro al que fui me levanté y dije ‘No puedo ser responsable del trabajo que otra gente está haciendo y ni siquiera sé lo que es. Pienso que deben detenerlo y si no lo hacen, tendré que renunciar a la Academia’ (…) Así que renuncié, pero ese fue el motivo inmediato. La razón profunda, de la cual me di cuenta en ese momento, es que la existencia de una cosa llamada La Academia Nacional de Ciencias destruye la vida intelectual. La mera noción de que la principal motivación sean premios, grados honorarios, prestigio personal, membresía en academias, realmente me apagaba.”

Los trabajos de Lewontin sobre diversidad genética no son de interés puramente académico. En genética humana mostró que las categorías “raciales” solo explican una pequeña fracción de la variabilidad entre individuos. El artículo donde publicó estos resultados concluye: “la clasificación de las razas humanas no tiene valor social y es potencialmente destructiva de las relaciones sociales y humanas. Dado que ahora hemos visto que esta clasificación no tiene virtualmente valor genético ni taxonómico, no existe justificación para continuar con ella”. Lewontin también discutió el valor de asignar heredabilidad a la inteligencia humana, una reducción determinista que aún hoy continúa siendo un campo fértil para todo tipo de especulaciones.

Junto a Stephen Jay Gould, criticó el “programa adaptacionista” en biología, que considera que los rasgos de un organismo son mayormente adaptaciones, dejando de lado explicaciones alternativas. "Los spandrels de San Marco y el paradigma Panglossiano” explica cómo muchos de los rasgos de un organismo no son adaptaciones en sí mismos, sino subproductos de adaptaciones en otros rasgos (spandrels o “enjutas”, del mismo modo que las hermosas pinturas de la catedral de San Marco no fueron diseñadas específicamente, sino que aprovecharon ese espacio previo). Desde su publicación ha sido citado más de 6000 veces, siendo uno de los trabajos más influyentes en biología evolutiva.

Te puede interesar: La biología en cuestión: la potencia de la dialéctica

Más profundamente, las críticas de Lewontin se vinculan al rechazo de la noción de ambiente como un marco prefijado donde la evolución orgánica ocurre. Por el contrario, Lewontin sostiene que el organismo y el ambiente mantienen una relación dialéctica, donde ambos se influyen mutuamente. Actualmente hay un creciente interés por este enfoque en biología, visible en la multiplicación de los estudios sobre fenómenos como la construcción de nicho y las dinámicas eco-evolutivas. El libro Genes, organismo y ambiente: las relaciones de causa y efecto en biología, así como los ensayos contenidos en “El biólogo dialéctico” y La biología en cuestión” (estos dos últimos escritos junto a Richard Levins) son el punto de partida para entender esta concepción de la biología.

Estos últimos meses tuve el placer de leer y reeler los ensayos de "La Biología en cuestión", como parte del equipo que edito por primera vez esta obra en habla hispana para la colección Ciencia y marxismo, que se propone reunir a cientificos críticos y activistas que aportan nuevas miradas frente a la catastrofe ambiental, ecológica y social a la que nos quiere condenar el capitalismo. En un año marcado por una pandemia, una de las cosas que más impacta es el segundo ensayo titulado "El retorno de viejas enfermedades y la aparición de nuevas patologías", publicado originalmente en 1996, pero que no puede ser más actual.

Richard Lewontin y Richard Levins fueron más que profesores de Harvard. En la introducción a “La biología en cuestión ” señalan: “hemos sido activistas políticos y camaradas en Science for the People; Science for Vietnam; the New University Conference, así como también en los combates librados contra el determinismo biológico y el racismo ‘“científico’”, contra el creacionismo, y en apoyo al movimiento estudiantil y el movimiento antiguerra. El día en que la policía de Chicago asesinó a Fred Hampton, líder de los Panteras Negras, fuimos juntos a su cuarto todavía ensangrentado y miramos los libros que había en su mesa de noche: fue asesinado por su militancia consecuente y crítica. Nuestro activismo es un recordatorio constante de la necesidad de relacionar la teoría con los problemas del mundo real, así como también de la importancia que reviste la crítica teórica”

Richard “Dick” Lewontin falleció este 4 de julio de 2021 por la mañana. Una amiga, también bióloga, acaba de escribir: “la cantidad de gente agradeciendo a Lewontin porque haberlo leído les cambió la vida”. Como dijo también uno de sus ex-alumnos, el también biólogo evolutivo Jerry Coyne, “No tengo muchos héroes en la ciencia, pero él es uno de ellos”.


Santiago Benítez

Dr. en Biología. Investigador del Conicet. Militante del Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).

X