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Red Internacional
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Paro general 24E. Ridícula amenaza: según Adorni, el Gobierno "analiza" descontar el día de paro a estatales

El Gobierno de Milei está en alerta ante el paro general convocado para próximo el 24 de Enero, el cual puede convertirse en el puntapié inicial de un plan de lucha que derrote el ataque a las mayorías plasmado en el DNU y la Ley Ómnibus. En ese marco, durante la conferencia de prensa de este lunes, el vocero presidencial ensayó una ridicula amenaza que intenta asustar a los trabajadores estatales que quieran hacer uso de su constitucional derecho a huelga.

Lunes 15 de enero de 2024 13:44

Foto: La Voz

Foto: La Voz

Por la mañana de este lunes, el vocero presidencial Manuel Adorni aprovechó su habitual conferencia de prensa para ensayar una amenaza con el fin de buscar amedrentar a los trabajadores estatales que adhieran y participen del paro general convocado por la CGT y las CTA.

Según sus dichos, el Gobierno "está analizando como una posibilidad cierta” descontar el día de paro a los trabajadores estatales que participen. Se trata del paro general de 12 horas con movilización convocado para el próximo 24 de enero por la CGT, y al que adhieren las dos CTA.

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Se trata de una amenaza que tiene como fin intentar asustar a algunos trabajadores para que no ejerzan su derecho constitucional a la huelga, con el fin de restarle fuerza al paro. Algo de muy dudosa probabilidad que suceda y que muestra la preocupación del Gobierno en que la clase trabajadora exprese su descontento con las políticas adoptadas y propuestas durante esa jornada.

Más allá de las bravuconadas de los funcionarios del Gobierno de Milei, lo cierto es que el derecho a huelga de quienes decidan ejercerlo está consagrado en la Constitución. En el Artículo 14 bis establece los derechos colectivos del trabajo, garantizando a los gremios tanto el derecho a la negociación colectiva, como al derecho de huelga.

En segundo lugar, la ley de Contrato de Trabajo establece la protección del derecho a huelga en varias partes. Especialmente, el Artículo 244 señala que "El empleador no podrá concertar durante el tiempo de duración de la huelga u otras medidas de acción directa aprobadas por la organización sindical pertinente nuevos contratos de trabajo que tiendan a sustituir o reemplazar en su cargo al trabajador, ni adoptar medidas disciplinarias en su contra, ni alterar la situación o condición en que se encuentra revistando en la empresa".

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Por último, la ley de Asociaciones Sindicales describe en su Artículo 53 todas las acciones que realice el empleador que puedan ser calificadas y sancionadas como prácticas desleales. Entre ella menciona: "Adoptar represalias contra los trabajadores en razón de su participación en medidas legítimas de acción sindical o en otras actividades sindicales...".

El respaldo jurídico que posee el derecho a la protesta y a la huelga en nuestro país es producto de las diversas luchas, movilizaciones, acciones y huelgas que fueron asentando esos precedentes. Son conquistas plasmadas en el terreno de lo jurídico pero que tienen su lugar de origen en las calles, fábricas, lugares de trabajo y movimientos sociales. Las mismas han valido todo tipo de amedrentamientos, despidos y represiones -algunas de ellas con muertes y heridos-.

Ello recuerda la importancia clave de movilizarse y organizarse para tirar abajo el plan del Gobierno y todo intento de atacar los derechos de las mayorías. Pero no se puede confiar en las direcciones sindicales de la CGT y las CTA, que permitieron pasar los ajustes de los últimos años y el retroceso en el poder de compra del salario. Hay que preparar el paro desde abajo para que sea activo e inicie un plan de lucha hasta tirar el DNU y la Ley Ómnibus.

La inviabilidad de las amenazas del Gobierno sólo se explican por su afán de atacar cualquier posibilidad de involucramiento y participación activa de los trabajadores, frente al brutal plan de ajuste que lleva adelante. Se suma a los artículos de la Ley Ómnibus que buscaban cercenar el derecho a la protesta callejera, sumado al protocolo antipiquetes de Bullrich. La protesta y la huelga son dos derechos que la clase empresaria junto a su funcionariado político busca en todo momento limitar o cercenar.


Redacción

Redacción central La Izquierda Diario